Con esta final de la Copa Confederaciones se echaba el telón futbolístico de la temporada 2016-2017 por lo que al masculino se refiere porque al femenino le queda la Eurocopa en este mismo mes.
Después de lo visto en las semifinales pocas dudas había. Alemania partía como claro favorito ante Chile. Por varias razones. La primera que los germanos practicaron un gran fútbol y que los chilenos solo se aseguraron la presencia en San Petersburgo en la tanda de penaltis, con el desgaste físico añadido.
Pero los de Pizzi en apenas quince minutos hicieron muchas más cosas positivas que en su choque ante Méjico. Porque salieron presionando la salida del rival desde el mismo Ter Stegen. Y fueron de los chilenos los únicos disparos que se vieron en el primer tercio del partido.
Le costó mucho a Alemania entrar en el partido, sin poder combinar alguna jugada de peligro. Como la que, incompresiblemente, perdió Alexis. Y así es el fútbol de injusto porque en la siguiente jugada un fallo de Díaz dejó al final en bandeja la pelota a Stindl para abrir el marcador.
Cierto es, y es un detalle que no se puede olvidar, que Löw ha llevado a Rusia veintitrés jugadores en los que se notaba la ausencia de la mayoría que, en un torneo serio, hubiera estado presente. Un equipo B que le ha dado un magnífico resultado. Muchos de los que vimos en la Confederaciones debían estar en el Europeo sub 21 que también con una segunda versión se llevaron. Alemania, como nos ocurre a nosotros, tiene mucho y bueno de dónde elegir.
Lo que no quita que ante Chile en ningún caso merecieron llevar ventaja en el primer tiempo. A pesar de que en los últimos minutos los alemanes se sintieron más cómodos y gracias a su velocidad y los fallos defensivos del rival ya sí tuvieron sus ocasiones.
Al salir de los vestuarios tras unos primeros ataques chilenos, Alemania encontró la mejor fórmula para mantenerse por delante e incluso aumentar la ventaja. El combinado sudamericano veía como su depósito se iba vaciando, incapaz de sujetar los contragolpes germanos.
No está asegurada la continuidad de esta Copa Confederaciones. Lógico. No aporta nada. En esta edición solo ha servido para mostrar la prematura madurez de los jóvenes futbolistas alemanes. Y se volvió a demostrar en esta final.
Que tuvo un buen comienzo pero se fue diluyendo hasta acabar en un encuentro simplón. Ganaron los de Löw porque los chilenos tuvieron tan escasa eficacia ofensiva como graves errores defensivos. Alemania gana la Confederaciones sin deslumbrar ante Chile que quiso pero no pudo.