Es más que probable que la ventaja de un gol con la que el Cádiz acudía al Heliodoro Rodríguez no reflejara lo que se vio sobre el césped del Carranza. El jueves pasado los gaditanos fueron sensiblemente superiores a un Tenerife que nunca se sintió a gusto pero que concluyó el primer envite de estas semifinales de los playoff con un resultado que les mantenía intactas sus posibilidades.

En la previa del encuentro de este domingo, Martí, técnico tinerfeño hablaba de que sus jugadores no debían volverse locos a la hora de tratar de remontar. Al fin y al cabo un solo tanto igualaba la eliminatoria. Y no sé si cumpliendo las órdenes que venían del banquillo o por la presión pero lo cierto es que el Tenerife tardó mucho en acercarse al portal de Cifuentes.

Exactamente hasta el minuto treinta y cuatro, cuando el japonés Shibasaki, con una tranquilidad pasmosa, finalizaba una jugada iniciada por Suso. Ya tenía el Tenerife lo que quería, pero la realidad es que el Cádiz en ninguno de esos primeros cuarenta y cinco minutos fue inferior.

Tuvo, incluso, más ocasiones, y pobló el centro del campo de tal manera que los balones siempre acababan en los pies de los gaditanos. Pero el fútbol es así y los tinerfeños se fueron al vestuario con la eliminatoria empatada y sabiendo que si el resultado se mantenía, incluida la prórroga, serían ellos lo que se verían las caras con el Getafe por aquello de que quedaron por delante en el final de la Liga regular.

Ambos conjuntos no salieron a especular en la segunda parte y desde el primer minuto fueron a buscar portería. Más sueltos los locales, sería por la ventaja en el marcador, pero con un Cádiz que lejos de perder la cara al partido siguió disponiendo de ocasiones,

Dani, portero local, ya falló en la ida y en este partido tampoco demostró mucha seguridad para retener el balón en los disparos gaditanos. Y según pasaba el tiempo, en la cabeza de los jugadores podía más reservar fuerzas para una prórroga que lanzarse a lo loco.  Y a ella se llegó. La prórroga.

En la que el Cádiz, sí o sí, necesitaba marcar un gol. El Tenerife, no. Una ventaja que se podía volver en contra de los locales. Imaginando que el marcador no se moviera considero muy injusta esa decisión de que se clasificara un equipo por lo ocurrido en la Liga 1,2,3. En unos playoff la victoria, en caso de empate, por penaltis. Y punto.

Pero así son las reglas de una RFEF anclada en el pasado. Que debe cambiar muchas cosas. Los treinta minutos de añadido  tuvieron más corazón que fuerza. Con un Cádiz sabedor de sus necesidades y un Tenerife conocedor de su ventaja. Y un colegiado que en caso de duda siempre pitó a favor de los locales, aunque eso no quiera decir que fuese decisivo para el resultado final. Que acabó con la victoria local. Una injusta regla de la RFEF deja un agotado Tenerife como rival del Getafe para subir a la Liga Santander.

 

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