Cierto es que si tienes una mala tarde o noche, cualquier equipo te puede complicar las cosas. Pero pensar en un despiste de España en Macedonia era algo difícil de esperar.
Porque los macedonios cuentan con un veterano Pandev, que pasó por Italia sin llegar a deslumbrar, como máximo exponente. Además, los de Lopetegui sabían que la victoria era imprescindible. En el grupo en el que estamos para no faltar en el Mundial de Rusia, el único rival es Italia y a ese combinado recibiremos en septiembre. Ni más ni menos que en el Bernabéu.
Por todo lo dicho, pocas conclusiones se pueden sacar de este partido oficial. Quizás lo más importante que Isco también llama a la titularidad en la selección. Porque el encuentro quedó casi sentenciado en los primeros minutos con dos tempraneros tantos.
Sin que ninguno de nuestros jugadores debiera apretar el acelerador. Porque hay críticos que acusan a nuestra selección de jugar muy bien pero no acabar las jugadas.
No fue lo que ocurrió este domingo. Hubo más ocasiones, pero dos de ellas acabaron en gol. Sin que De Gea viviera alguna situación que alterara sus pulsaciones. Como si se tratara de un amistoso.
Esperemos que Macedonia ofrezca a España idéntica resistencia en el partido con el que comenzaremos la Eurocopa sub 21. Y así las cosas, permítanme una licencia. Le sienta bien a Piqué vestir de blanco.
Para poner una pizca de emoción a un encuentro que nos estaba durmiendo, en un despiste de nuestra defensa llegó el gol macedonio. El disparo de su jugador fue lo mejor de Macedonia.
Que venciera España, lo previsto, no quita para que los noventa minutos fueran muy, pero que muy, aburridos. Por la sencilla razón que no hubo partido, a pesar de lo ajustado del marcador. Estoy convencido que si sobre el césped hubiera estado nuestra sub 21 también la victoria habría caído de nuestro lado. España derrotó sin mucha brillantez a Macedonia, un buen postre para cerrar la temporada.