Compro la teoría que situaba al Celta en el partido dónde podía decidir una Liga. Con todo lo que ello conlleva. Vale. No que jugaran con más intensidad que ante el United, porque eso sería inconcebible.
Con toda su afición volcada, apenas le duró nueve minutos a los de Berizzo, de momento, mantenerse en el partido. Instante en el que hay que repetir algunas cosas. CR no juega como Messi, nunca lo hará, pero es absolutamente letal cuando, aunque sea de reojo, le permitan ver la portería contraria. Volvió a demostrarlo en Vigo.
Vimos un Benzema que continúa enchufado, y al Madrid que salió dispuesto a demostrar que sabía lo que estaba en juego. Y el conjunto vigués que no se iría abajo por ese tanto en contra. Se pidieron penaltis, en ambas bandas, bagaje para inútiles polémicas. No los hubo. Penaltis.
Era un partido abierto. Con distintas sensaciones. Imagino que no es igual jugarse una Liga que saber poder decidir quién es el campeón. Para ninguno de los dos equipos era un encuentro fácil. De esos donde se busca practicar buen fútbol, los dos lo saben hacer, pero donde únicamente hay un tipo de jugadores que disipan todas las dudas. Cristiano Ronaldo, que apenas necesitó cuatro minutos del segundo tiempo para conseguir un magnífico segundo tanto, con la inmensa colaboración de Isco.
Ya era remar con demasiada corriente en contra para el Celta. Que, como se lo agradecerían equipos que se han visto perjudicados por sus últimas cinco derrotas ligueras consecutivas y sus alineaciones, no cejó en su empeño de intentar los imposible.
Iago Aspas se fue al suelo sin que mediara falta máxima de por medio. Tenía una tarjeta. El colegiado le mandó a la caseta. Después CR también cayó en el área vigués. Ni pena máxima ni tarjeta para el luso, que de ser amonestado no jugaría en Málaga. Terreno fácil para que los azulgranas se ceben en una polémica que les viene tan bien como estéril es.
Guidetti, en su única participación acertada, añadía emoción. Pero que acababa dos minutos después por un Benzema que no tiene ganas de que se siga dudando con él. Un 1-3 que, ante diez jugadores y solo veinte y Ramos minutos por delante, parecía definitivo. Aunque no le faltaron al Real Madrid ocasiones para aumentar su ventaja. Como lo confirmó el tanto de Kroos. Nadie en su sano juicio, que entienda de fútbol y no de colores puede dudar de la justa victoria blanca. En el día de las letras galegas, el portugués de CR decide media Liga ante el Celta.