Sería más adecuado señalar los aniversarios, porque en un primero de Octubre han ocurrido varios acontecimientos reseñables en nuestro país, aunque debemos ceñirnos a los más recientes.

En orden cronológico el 1 de Octubre 2017 en un convulso Comité Federal del PSOE, a pesar de no coincidir la fecha, los “Idus de Marzo”  aparecieron en la vida de Pedro Sánchez. Al igual que Julio César fue traicionado, apuñalado, asesinado, en este caso políticamente, en el seno de un plenario que rememoraba el Senado de Roma.

Ese día los Cassius y Brutus de turno le pillaron de manera insólita desprevenido, entró como SG y salió como militante socialista vapuleado. Aunque en este caso los traidores se salvaron y aún circulan a sus anchas por el partido, algunos incluso con cargos de relieve. Así es la vida…..

Aquella fecha convulsionó la vida de nuestro país, produjo un verdadero terremoto político que una parte de la izquierda tardó en poder superar. Aunque al final lo logró y primero lo recuperó para el máximo cargo del socialismo y después como Presidente de Gobierno. La vida como se ve da muchas vueltas.

Haría bien Sánchez en revisar todo lo ocurrido en aquellos instantes para evitar que le vuelva a ocurrir, porque la traición aún anida cerca.

Pero aún más impacto, especialmente desde el punto de vista emocional, produjo el 1 de Octubre un año después en 2017, cuando un independentismo  catalán empecinado en la confrontación , chocó de frente con un gobierno del PP de sus mismas características.

Un choque que afectó de manera, de momento irreparable, a ambas comunidades, la española y la catalana. Una situación que hoy un año después dista mucho de haberse solucionado.

Aquel día se produjeron errores muy graves, los halcones de ambas orillas se impusieron a las palomas que se vieron arrasadas por un sinsentido para enmarcar en nuestra reciente historia. Quizás en el futuro para poder estudiar qué no se debe de hacer en situaciones similares debamos recurrir a aquel día.

Hubo quien, en ambos contendientes, se empeñó en que ese brutal “choque de trenes” se produjera y además se dedicó en lugar de apagar el fuego con agua a echar gasolina para que la combustión fuera aún más violenta.

Cierto es que este año ese aniversario está cargado de menos tensión. Que se han producido cambios de relieve en el Gobierno, con un Pedro Sánchez más proclive a soluciones dialogadas, y en el independentismo en el que la quiebra entre una ERC sensata y pragmática, colisiona con un PDeCat y una CUP igual de beligerantes que hace un año.

Pero aún existen elementos peligrosos que pueden provocar la repetición de aquellos lamentables acontecimientos. Incluso durante este año se ha consolidado una quiebra que parece irreconciliable entre las dos mitades de la ciudadanía catalana. La reciente guerra de los lazos amarillos da fe de la misma.

¿Qué va a ocurrir ese día? Quizás mejor sería señalar qué podemos desear que pase.

Desde luego que no se repitan aquellos hechos, que no se cometan los mismos errores y lo más importante, que alguien desde ambas orillas comience la construcción de puentes por los que comunicarse.

¿Existen posibilidades para ello? La respuesta no puede ser otra que SÍ. Así, alta y clara.

Por supuesto que se puede y se debe iniciar un periodo de distensión. Desde la audacia, imaginación y generosidad, mucha generosidad.

El gobierno creando las condiciones para, evitando el choque entre poderes judicial y ejecutivo, favorecer que los políticos presos salgan a la calle. Se necesita gente como Oriol Junqueras en estos momentos. Por parte del independentismo ERC debe imponer su criterio actual de sensatez y cordura.

Después abrir vías a corto, medio y largo plazo que resuelvan definitivamente las tensiones centro-periferia heredadas de la Transición y agravadas con el lamentable gobierno de Rajoy.

A corto ya se observan signos de distensión con una comunicación más fluida Estado-Generalitat. A medio plazo sería bueno negociar de manera eficaz los temas de financiación de Catalunya y a largo explorar la aplicación de una “vía Quebec”, acorde con nuestra legislación vigente tal y como apuntó Pedro Sánchez en su reciente visita a Canadá.

¿Esto es posible en nuestro país sin un cambio en la Constitución para el que no dan los números? Quizás lo fuera si como han apuntado algunos expertos como el profesor Pérez Royo, se aplicara su artículo 92.1 de manera aperturista y flexible especialmente en lo referente al ámbito Esto al menos en una primera fase y en espera de otra correlación de fuerzas más favorable en Congreso y Senado.

Cierto es que esa consulta sólo podría ser consultiva y no vinculante, pero podría ser un primer paso para satisfacer una demanda mayoritaria de la ciudadanía catalana que en ese aspecto, el deseo de expresarse libremente en las urnas, supera con amplitud el 70 %.

Nos podría dar una radiografía real de lo que opinan los catalanes. Debiera ser con una pregunta absolutamente clara y dejando perfectamente claras las consecuencias de una u otra respuesta.

Para ello resulta imprescindible una pragmatización del independentismo, consciente de que la vía actual sólo le lleva al fracaso y la frustración.

1-O es la fecha, pero sólo debe ser el inicio de algo mejor. Un punto de partida para el diálogo, la negociación y el acuerdo conscientes de que para llegar a él todos deben estar dispuestos a dejar “pelos en la gatera”.

Seamos hoy optimistas, confiemos en que a veces en política el milagro se produce y si no que se lo pregunten a Sánchez.

Veremos………..

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