El 28 de Abril necesitamos un cambio de verdad que nos haga avanzar en el giro a la izquierda, hacia una sociedad mejor. Debemos gastar energías en la lucha, explicando la necesidad de fortalecer la organizaciones de los trabajadores, con la perspectivas de un entendimiento de gobernabilidad de las izquierdas, tanto políticas, sociales y sindicales, para arrancar conquistas incluso utilizando los métodos de la protesta, las huelgas, los piquetes informativos y denunciando con “honradez y firmeza” que “el capitalismo es la causa de todos los males que padece la clase trabajadora” y debe ser derrotado, como decía el Abuelo Iglesias.
Pero incluso eligiendo a los mejores y más honestos representantes de las izquierdas no lograremos un cambio como la ciudadanía necesita, si se forma un Gobierno de los Trabajadores que se dedique solo a gestionar la crisis del capitalismo: así, el resultado final será más capitalismo.
El programa de ultraderecha para Andalucia, de las huestes de PP, C’s y Vox, que galopan para tomar Madrid y extenderse a todo el Estado, es muy conservador, reaccionario y semifascista porque incluye ataques muy severos, mientras que intentan hacer que la clase trabajadora pague la bajada de impuesto que benefician a los ricos, con más explotación y peores condiciones para los más pobres.
Quieren salvarse ellos de la nueva crisis que se avecina, como siempre hace la derecha, beneficiando a los que la crean y cargándolas contra los explotados, reduciendo presupuestos para Sanidad, Educación, Servicios Sociales, Ley de independencia, Memoria Histórica… fomentando las privatizaciones que benefician al gran capital y a la Banca.
Millones de personas que se han abstenido en las elecciones anteriores, como vimos en Andalucía, donde un 41 % rechazaron las urnas, demuestran que están hartas de los ataques a sus niveles de vida, hartas de recortes presupuestarios y muy indignados por el ansia de rapiña del capitalismo mafioso que, junto a las cloacas del Estado han inundado el país de estafadores, incluso el PP fue condenado por corrupción en la sentencia de la Gürtel y todo eso aumentó la Deuda Pública que cargaron vía impuestos a los trabajadores y capas medias.
Por otra parte, llamarse PSOE, Izquierda Unida, Podemos, Ezquerra Republicana o cualquiera sigla, sin defender un programa claro, una estrategia, una táctica, un modelo democrático y una planificación correcta para caminar hacia el socialismo, es completamente insuficiente, máxime cuando parece que no entienden que el socialismo es tarea de toda la población.
Es incorrecto hacer creer a las gentes que una Dirección por sí sola, por muchos votos que tenga, va a poder vencer la resistencia que el sistema capitalista opondrá antes de dejarse derrotar y avanzar hacia el cambio social.
Necesitamos que se conquiste representación política en movimientos sociales que las necesitan, para su autogestión y llevar a cabo las aspiraciones políticas y democráticas de los sectores menos favorecidos que quieren superar al capitalismo y promover verdaderos cambios sociales hacia la igualdad, la cooperación y la solidaridad, para representarse mediante una democracia participativa y auténtica.
Por ejemplo: Si el movimiento feminista que viene reivindicando desde hace años unas propuestas para que se lleve a cabo la Igualdad, llamando a la Huelga General Feminista del 8 de Marzo y luego nadie les hace caso porque la Desigualdad se acrecienta, si ese mayoritario colectivo que son en torno al 52 % de la población, se siente marginado y mal representado, debemos preguntarnos y responder a las siguientes preguntas: ¿Qué porcentaje de mujeres hay en los Parlamentos? ¿Cuántas en la Judicatura y en otros estamentos del Estado y en los demás sectores y por qué tanta desigualdad salarial por el mismo trabajo? Etc…
También debemos plantearnos la representación en líneas de clase, por ejemplo, los trabajadores asalariados, entre activos y parados somos más de 22 millones y cerca de 10 millones de pensionistas, la inmensa mayoría de la clase trabajadora que ha cotizado para una pensión y sufren ahora que son totalmente insuficientes. ¿Piensa alguien con dos dedos de frente que si hubiese en el Parlamento la misma proporcionalidad entre Trabajadores, Pensionistas, Feministas, luchando por sus reivindicaciones que vienen planteando estos colectivos, se cometerían esas injusticias de no hacerles caso?
Con la economía acercándose a una nueva recesión que podría ser un desastre si se aplican las medidas de un Gobierno Tripartito tras el 28-A, siguiendo con los recortes de las derechas, aumentando el paro, la desigualdad, las ejecuciones hipotecarias por impago de viviendas y alquileres, (que podrían alcanzar de nuevo niveles records), eso sería una nueva catástrofe para los más pobres.
La clase trabajadora necesita soluciones reales a esas cuestiones sociales inaplazables, no solo promesas vacías de los partidos “liberales”, que asumen la lógica perversa e inviable que primero hay que producir para luego repartir pero que nunca cumplen.
Esa letanía que decíamos que era falsa, se ha confirmado en la anterior recesión de los últimos diez años, porque se consiguió con la política de Rajoy, recortar los salarios un 40 % y los beneficios crecieron astronómicamente. En vez redistribuir justamente, se convirtió en explotación, saqueo al Estado y una evasión fiscal apabullante, poniendo los recursos robados al pueblo, a buen recaudo en Paraísos Fiscales.
Alguna responsabilidad de estas injusticias tendrán también las direcciones de partidos y sindicatos llamados de izquierdas, cuando han sido incapaces de organizar debates, llamar a la reorganización, movilizar a los activistas, exponer lo que está pasando y fortalecer las estructuras, mediante la teoría y la acción, para dar la batalla por la transformación social, y no solo adaptarse a la “escasez” de la gestión raquítica de los presupuestos heredados de la derecha conservadora del PP.
Algunas direcciones han sido una rémora, a veces poniéndose en contra o frenando la lucha y convirtiendo a la sociedad en un cementerio de los movimientos sociales, asimilándose más a un enemigo de las luchas de los trabajadores que a sus auténticos representantes, como expresaban las calles y plazas cuando el 15-M se gritaba aquello de “No nos representan”.
Asimismo las corrientes internas que pululan dentro de los Partidos mayoritarios, sean PSOE, IU, Podemos y la pléyades de liliputienses que andan por las orillas de la izquierda atomizada, nos tendremos que hacer nuestra propia autocrítica, sirviendo estas reflexiones como parte alícuota de la que me toca por los errores que haya podido cometer, pero que reflejan las tendencias contradictorias a las que la propia dialéctica nos somete, entendiendo que existen grupos inmovilistas, otros que quieren moderar el discurso y otros que quieren radicalizarlo, a izquierda o derecha.
En realidad, mi opinión es que necesitamos un cambio, una clara ruptura con este modelo semi-democrático, tanto en el aspecto Orgánico como Programático, para que todo el poder y las propuestas vengan desde las bases, eliminando el modelo burocrático camarillesco, que hacen magníficas ponencias como verdaderos picos de oro, pero siempre se olvidan, o temen decir, de dónde saldrán los recursos para llevarlos a cabo, porque en el fondo, hay dos clases antagónicas: o salen del mundo del Capital o salen del mundo del Trabajo.
Para que salga de los ricos, necesitamos llevar una lucha firme por la independencia política de nuestra clase, explicando que el socialismo se construirá tomando el poder por la clase trabajadora y poniendo la economía, mediante el control y nacionalización de las grandes palancas de la Banca, los latifundios y las multinacionales, al servicio de la clase trabajadora y bajo control social, combatiendo la corrupción.
Para convencer a la clase trabajadora de esta difícil tarea y que la apoyemos masivamente, la campaña necesita un debate a fondo desde las bases con la toma de decisiones democráticas, para fortalecer las aportaciones y crear lazos solidarios entre los activistas en líneas Internacionalista, superando los nacionalismos estrechos.
Es preciso reconocer que existe una guerra unilateral no declarada por parte del neoliberalismo capitalista, contra nuestros niveles de vida, nuestros salarios, pensiones, derechos civiles y democráticos; asimismo una guerra contra el medio ambiente, pues están depredando sistemáticamente y acabando con el planeta Tierra y sobre todo, una guerra permanente para tener a la izquierda muy dividida, comprando a algunos de nuestros dirigentes, o incluso infiltrando los partidos y sindicatos de izquierdas, para controlarlos, desactivarlos y neutralizarlos.
En la cumbre de este sistema imperialista las corporaciones multinacionales más ricas están librando igualmente esa guerra, pero no solo incruenta sino muy cruenta y están atacando para acabar con todo lo que tenemos, porque ellos dicen que la clase capitalista es demasiado “pobre” y los pobres somos demasiado “ricos”, en esa sociedad “orweliana” que ya está aquí con el vigilante “Gran Hermano, las Neolenguas y la Policía del Pensamiento” de esta ultraderecha, que sigue con sus mentiras recortes y saqueos.
La clase trabajadora unida y organizada tenemos un poder inmenso que nosotros mismos desconocemos. El poder de interrumpir el “negocio de la explotación” contra nuestra clase que ejercen ya globalmente de forma permanente. Tenemos fuerzas para interrumpir esas actividades mafiosas de las mordidas, estafas y corrupciones, no solamente ejerciendo el voto de protesta ahora que nos llaman a las urnas, (en vez de caer en el error de la abstención), sino tomando conciencia de ejercer una protesta de clase potenciando el voto, pero también con manifestaciones, huelgas y acciones legales conquistadas por la democracia social.
Eso requiere que estemos mejor informados, porque los medios de comunicación sumisos al sistema que son la mayoría, con la honrosa excepción del periodismo combativo que busca y ofrece noticias y análisis verdaderos que son imprescindibles. Los sumisos son colaboradores necesarios de la política de derechas, lo que es contrario al método de enviar información verídica a la clase trabajadora, con lo cual, acrecientan el confusionismo creciente al que somos sometidos, con el aplastante y perverso método de la “alienación mental”, que aparta a los trabajadores de la defensa de sus intereses naturales y luego votan a los partidos que les van a seguir explotando y oprimiendo, en vez de ejercer el voto de protesta contra el racismo, el sexismo, la pobreza, las guerras, la explotación y la opresión con el que nos castiga este capitalismo corruptos y degenerado que merece ser llevado al basurero de la historia.
Concluyo reclamando un Gobierno de los Trabajadores, que sea insobornable, que mantenga la ética de la democracia obrera, que no se doblegue, que continúe la batalla social por un mundo mejor para la humanidad y así se convertirá en indestructible si consigue convencer a la clase trabajadora y capas populares para que marchemos unidos y organizados en la batalla, con el objetivo de derrotar a la burguesía y comenzar la construcción de una nueva sociedad que supere al Capitalismo.