Era un partido decisivo y a él nos referiremos en las siguientes líneas. Pero no se puede obviar la realidad. De nada han servido las peticiones de sus compañeros, con los madridistas a la cabeza. El Bernabéu pitó a Piqué. Quizás con menor intensidad que en otras ocasiones, pero los silbidos se oyeron como también los gritos con el nombre del jugador culé. Que partieron, todos mis respetos para el resto, del sector con más sentido común.
En esto del fútbol sin hay opiniones para todos los gustos este tema no iba a ser una excepción. Pero vayamos a lo que se vio sobre el césped. Ninguna sorpresa en Italia, donde sus hombres partían de una firme y numerosa defensa frente a una España donde Lopetegui optó por la buena estrella de Asensio, sacrificando un ariete de toda la vida.
El dominio era nuestro, con un colegiado holandés que no dudó en sacar dos amarillas a los transalpinos antes del minuto diez, ni en pitar faltas como la que se produjo en el trece y que sirvió para que Isco mostrara su clase batiendo a Buffon (1-0)
Tan solo se pudo contabilizar una clara ocasión italiana. Pero la magia, como no podía ser de otra forma con los jugadores que eligió Lopetegui, era de nuestra selección. Que tuvo en el segundo tanto, golazo, de Isco la mejor expresión.
Ese 2-0 permitía a España afrontar el segundo tiempo con tranquilidad que no confianza. Pero estaba claro que el seleccionador no se equivocó en su elección del once titular.
Calidad a raudales frente a una Italia incapaz de saber cómo responder.
Una victoria importantísima en la que resultaría injusto olvidarse de Lopetegui. Aunque pueda resultar una incongruencia su mayor mérito es no jugar a ser entrenador. Se limita, y acierta, a elegir los jugadores más en forma y que ellos jueguen a lo que saben Lo hizo Luis Aragonés, no cambió nada Del Bosque y todo sigue igual.
Cuando hay calidad en los futbolistas, y que nos dure mucho, lo mejor es dejarles hacer lo que saben. Y eso no quita importancia al puesto de seleccionador. Y me he explayado en esto porque los segundos cuarenta y cinco minutos apenas aportaron. Salvo el pedazo de contragolpe que se montaron Ramos y Morata para que el jugador del Chelsea marcara el tercer tanto. Un encuentro tan sencillo para los nuestros que hasta permitió que Villa volviera a jugar con la selección. Isco, con su juego y sus goles, lidera a una España muy superior a Italia, con pie y medio en el Mundial.