Dentro del arte de la política que debe manejar cualquier gobernante están, pese a lo que digan los remilgados, los arcana imperii. Esto es, los movimientos y secretos que se hacen a fin de lograr la salvación del grupo, de la nación o del Estado frente a los enemigos exteriores e interiores. Parte fundamental de la razón de Estado los arcana imperii siguen existiendo, siguen utilizándose, siguen estando ahí pese a que los positivistas constitucionalistas lancen sus diatribas contra ellos. Y no son los cuatro o cinco secretos del servicio de espionaje y sus informes —que también deben ser secretos hasta que dejen de ser peligrosos para la posición del Estado—, sino todo esos movimientos ocultos a la mayoría de las personas que, en muchas ocasiones, logran salvar esta o aquella situación peligrosa u onerosa.
La prudencia del gobernante, e incluso su honorabilidad, hacen que los arcana imperii sean secretos y deban ser secretos todo el tiempo que sea necesario. Si en el propio Evangelio Jesucristo pedía a sus discípulos todos: «Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mt 6:3-4). Cuando se haga el bien debe ser algo desconocido para los demás, cuestión bien distinta es que los arcana imperii también se han utilizado para hacer el mal, como cuando el PP utilizó la “policía patriótica” contra Podemos falsificando documentos. Sin embargo, la “Operación Cataluña” sí se inscribiría en esos arcana imperii, aunque saliese mal, como ocurrió con el GAL en su momento. Más allá de la valoración ética, siempre hay un momento en que el gobernante debe, por así decirlo, “saltarse las normas” en busca del bien común —concepto que se utiliza de forma torticera porque es un imposible, pero en el lenguaje diario vale para comprender lo que se quiere decir—.
Sin embargo, en España y en buena parte del mundo, la clase política no solo utiliza mal esos arcana imperii, en buena manera en favor propio —como la utilización de la firma electrónica de Joe Biden—, sino que, en lo que refiere al Estado, acaban dando publicidad a lo que hacen. ¿Puede haber alguien tan estúpido que publicite la reunión con un enemigo del Estado, presentando además como bueno y beneficioso el acuerdo al que se ha llegado para toda España? Sí. Eso lo ha hecho Pedro Sánchez con Carles Puigdemont. Y los menores migrantes sin familia para Madrid, el control de fronteras, la quita de la deuda, la amnistía y todo lo que ha de venir. Sin olvidar todo lo que se viene entregando a PNV y EH que también se publicita, aunque el jesuitismo del PNV les haga ser más prudentes. Lo que no sabemos es por qué esa entrega con Marruecos.
Santiago Abascal también es de los que no se calla ni debajo del agua. Lo venden como un hombre de Estado desde Vox pero el tipo acaba diciendo lo que no debía decir. Eso de que le invite Donald Trump a la Casa Blanca le ha debido sentar mal porque mira que decir que a Italia no le van a poner aranceles ya que Giorgia Meloni «le cae bien». ¿Qué quiere decir? ¿Debe Sánchez o cualquier otro ir a reirle las gracias al señor naranja para que eso determine la política económica? A ver, insultarle no es un buen camino, desde luego, pero ¿tan solo por caerle bien o hay algo más? Evidentemente hay algo más porque otro bocachanclas como Elon Musk ha dejado las cosas bien claras, si perteneces a la Internacional Trumpista no tienes aranceles. Los agricultores españoles y lo vendedores de aceite y vino le están muy agradecidos por la bajada de pantalones al patriota de pacotilla, el cual prefiere el bien privado, el suyo, que le otorga Musk y sus redes sociales a defender a los españoles. Este ha utilizado los arcana imperii mal, de forma imprudente y leyendo mal a Maquiavelo.
Alberto Núñez Feijoo todavía no se ha enterado de lo de los arcana imperii. Como es medio sinsorgo y tiene poco fuste, sin el apoyo de los medios de comunicación con el dinero de todos es poco más, no utiliza el secretismo sino que va contando todo lo que le pasa en la vida. Que se reúne con Von der Leyden, cuenta lo que le dicen. Que se reúne con Costa, cuenta lo que le dicen. Que se reúne con… nadie más porque es curioso que casi nadie se quiere reunir con él salvo el señor de Pío XII —y no, no es el Nuncio episcopal—. ¿Quién le va acontar algo a este señor si lo va a largar todo? Es un perfil Sánchez pero más atolondrado. Y encima le pillan, como al otro, en las trápalas de la casa de su mujer y el apropiarse del terreno público.
Porque esa es otra, Sánchez es tan inútil que no ha sabido manejar lo del novio de Díaz Ayuso —en realidad no sabe manejar nada contra esta señora y eso que tiene cientos de cosas por las que hacerlo, pero no, empeñado en las cosas que no le hacen daño, que igual es estrategia para dañar a Feijoo y mantener a la poco agraciada del cerebro—, no ha sabido manejar lo de la esposa, no ha sabido manejar lo del hermano, no ha sabido manejar lo de Ábalos, Koldo y Cerdán, no ha sabido manejar nada de todo aquello que se podría haber hecho recurriendo a los arcana imperii. El PP de otros tiempos sí que sabía… y hasta aquí se puede leer. Lo de intentar hacerse con el control del Grupo Prisa es ya el remate de la estupidez en el poder. Le podría haber preguntado a Pedro J. Ramírez cómo se las gastaban otros, en otros tiempos. Si tienes a la banca de tu lado…
El caso es que sea para beneficio propio, sea para beneficio general, toda esta recua de cabestros que conforman la clase política han perdido el sentido de la razón de Estado y uno de sus elementos fundamentales, los arcana imperii. Es que ni en la Unión Europea, verdadero vertedero de elementos despreciables, son capaces de esconder el sentido de los movimientos que hacen. Son tan tolilis que publican sus acciones sin sonrojarse, pensando que gobiernan para estúpidos y esperando que los medios de comunicación sigan arrodillados practicando el arte de la felación o el cunnilingus —cuando recuperan el arte amatorio griego— a cambio de unos dinerillos de publicidad. Ya que van a engañar a la población, cuando menos que lo hagan bien.