Ha terminado el debate entre Patxi López, Susana Díaz y Pedro Sánchez. Ha finalizado el cruce de opiniones y el contraste de proyectos. El tono del encuentro lo que ha determinado, definitivamente, es la despedida del Partido Socialista Obrero Español de la escena política de este país. El PSOE está dando las últimas bocanadas del mismo modo que las da un pez cuando se le saca del agua.
El debate, en sí, no ha defraudado a quienes no esperábamos otra cosa que una lucha fratricida entre Pedro Sánchez y Susana Díaz con Patxi López subido al discurso de la reconciliación o de la unidad. Más o menos lo que ha ocurrido en el PSOE durante toda su historia, pero, en este caso, la herida es mucho más profunda por una razón muy simple: no se trata sólo de que haya diferentes modos de entender el socialismo o la socialdemocracia entre los dirigentes, que siempre la ha habido, sino que esa división se ha trasladado a la militancia creando dos bandos irreconciliables que, tras el proceso de primarias, verán en el ganador o en el perdedor a su enemigo y no a un compañero de partido que piensa diferente o que ha seguido a un candidato distinto. En cualquier organización esto es insostenible.
El debate ha estado a la altura, de eso no cabe duda. El debate ha tenido una viveza y un cruce de argumentos que ya le gustaría a tener a muchos de los que se realizan en las elecciones oficiales. El PSOE lo ha vuelto a hacer y ha dado un ejemplo de democracia. Sin embargo, es el último ejemplo que va a poder dar porque el partido se muere y quienes lo han matado aún siguen ahí.
También ha sido un debate duro, bronco, pero guardándose el respeto. Quien ha recibido más golpes ha sido, como no podía ser de otra forma, Pedro Sánchez. Le han venido del lado de Susana Díaz, lo cual era más que previsible, y le han llegado por el lado de Patxi López. El último secretario general socialista ha recibido en sus carnes los reproches justificados de todos los desmanes que provocó durante su mandato, desde las defenestraciones de líderes elegidos, como él, por los militantes, hasta los malos resultados electorales pasando por su incapacidad para llegar a acuerdos con Podemos o por la estrategia utilizada para intentar mantenerse en el cargo tras el enésimo desastre electoral y que provocó la crisis del Comité Federal del 1 de octubre. Por su parte Díaz ha recibido los reproches por la abstención al Partido Popular tanto de Sánchez como de López, reproches que ha querido defender en base al interés general y que ha aprovechado para devolverle el ataque a Sánchez quien, como no podía ser de otro modo, no ha sabido defenderse.
A la hora de exponer sus proyectos, todo más de lo mismo, es decir, ninguna novedad, ningún proyecto viable o que refleje las verdaderas necesidades de cambio del PSOE de cara a la ciudadanía. Ninguna de las soluciones presentadas por los candidatos se ajusta a lo que los ciudadanos esperan del partido que cimentó el Estado del Bienestar en España pero que, con el paso del tiempo, ha ido derivando hacia posiciones de centro izquierda. Ni Susana Díaz, ni Pedro Sánchez, ni Patxi López ha entendido que lo que necesita el PSOE es una refundación, es dar la vuelta al calcetín, abandonar los anhelos pasados, no para aventurarse a hazañas que sólo buscan el crecimiento personal, sino para encontrar soluciones reales a los problemas reales que tienen los ciudadanos, soluciones reales con un qué, cómo, cuándo y por qué se hace o se propone tal cosa.
El debate también ha dejado claro que Pedro Sánchez sigue dentro de su ego y eso mismo ha sido uno de los enganches a los que se han amarrado Díaz y López para atacarle, además de por sus vaivenes, por sus inconsistencias dialécticas, por sus incongruencias discursivas. Esto ha llevado también a mostrar a la militancia socialista que no tiene un proyecto viable más allá del suyo personal y de hacer propaganda sobre aspectos que luego no cumplirá, tal y como ya ha demostrado.
También ha quedado demostrado que hay dos maneras irreconciliables de entender el funcionamiento interno del partido. Díaz defendió lo orgánico como canalizador de lo que luego habrán de decidir los militantes. Sánchez, por su parte, ha insistido en ese modelo pseudo asambleario que nadie sabe cómo va a llevar a efecto. López ha presentado una fórmula que encaja bien en ambas visiones, una especie de punto medio.
Todo esto nos lleva a una conclusión: el PSOE está dando los últimos estertores porque gane quien gane, pierda quien pierda, defiende unas posiciones que son irreconciliables y las constantes llamadas a la unidad tras el resultado de las primarias no son más que cantos de sirena porque, por mucho que los dirigentes quieran, el partido está tan destrozado en la base que nadie podrá reparar todo el daño que han hecho quienes, en primer lugar, abandonaron el socialismo para entrar en un sistema ideológico inaplicable en España; en segundo lugar, tomaron decisiones contrarias a los intereses de los ciudadanos poniendo como excusa la necesidad del Estado y, en tercer lugar, la estocada que a lo anterior le dio Pedro Sánchez en los dos años que ostentó la Secretaría General.
En toda la historia el Partido Socialista Obrero Español ha aportado nada al resto de organizaciones que conforman la otrora poderosa Internacional Socialista, más bien siempre ha ido cogiendo de prestado un poco de allí y un poco de aquí. Con esa irrelevancia seguirá hasta su desaparición porque ninguno de los tres candidatos a las primarias tiene proyectos válidos para la situación actual y hoy lo han demostrado.
El debate ha sido vergonzoso. Todos a por Pedro pero el demostro que supo salir de la encerrona de Rubalcaba porque tiene la razon y la fuerza de la militancia
hoy se vio como los únicos que piensan en psoe son Susana diez y pachi lopez. pedro siempre hablando de el pero no dijo mas que sus majaderías de siempre que el el candidato de la militancia, que quire devolver el partido a la militancia, y que quiere un modelo portugués. ya pudo hacer un modelo portuges en febrero del año pasado pero siguió con ciudadanos porque le interesaba no pactar con podemos para mantenerse como secretario general. yo soy militante y no me represente ese señor mas bien me da asco todo lo que representa