Una tarde fría de febrero nos fuimos a un pueblo de Murcia conocido por sus arroces y por su singular Santuario en honor a nuestra Señora de la Esperanza, Calasparra.
Un impresionante cuadro de Pablo Iglesias, fundador del PSOE y la UGT, presidía un gran salón de bodas en el pueblo murciano. Un local que una hora antes de comenzar el acto ya estaba lleno. Motivo? El ex secretario general federal del PSOE, Pedro Sánchez ofrecía un mitin junto al combativo alcalde del municipio Pepe Vélez.
En esas fechas comienzan a organizarse lo que más tarde se denominaron Plataformas de afiliados, en su mayoría militantes de base, que con más ilusión que medios materiales, se rebelaban contra el infausto Comité Federal del 1 de octubre de 2016, donde nuestro Secretario General Pedro Sánchez, fue despojado de cualquier poder orgánico.
Allí nos juntamos militantes de la provincia de Alicante, Murcia, Albacete, Ciudad Real, Almería, etc., allí nacen muchas plataformas, muchos militantes decidimos ponernos a trabajar para restituir la legalidad orgánica, y para que la militancia recuperara la dignidad perdida.
Militantes que fueron apartados o retirados de la circulación orgánica, por unas razones u otras, se movilizan en grupos más o menos reducidos para convocar y constituir plataformas locales en las agrupaciones socialistas de toda España.
Con una estructura fácil pero operativa, de las locales se pasa a las comarcales en aquella vieja estructura orgánica que hace unos años funcionaba como una perfecta maquinaria engrasada, cada día, se unían o adherían más militantes, se creaba en una herramienta original pero decisiva, grupos de whatsapp que a través de esa aplicación de los teléfonos móviles a la postre resultaría decisiva.
Coordinadores locales que se unían a los Comarcales, y estos a la vez a la Coordinadora de carácter provincial. Sin medios materiales, sin locales, sin la utilización de las Casas del Pueblo, sin censos oficiales, y sin la ayuda del denominado “aparato”, estas Plataformas, han dado un ejemplo de movilización y transparencia, fenómeno social jamás visto en la estructura organizativa de un partido, el PSOE, con más de 138 años de antigüedad. Un caudal de ilusión, de fuerza, y de pasión, para situar al PSOE en el lugar que por historia y por responsabilidades de gobierno en los distintos ámbitos de la administración, jamás debió perder.
Cada día, las plataformas, crecían como setas, los actos públicos tenían siempre más público que aforo. Los ponentes, no eran figuras mediáticas o con responsabilidades institucionales, eran simples militantes de base. Con poca o nula experiencia en mítines, pero con un mensaje claro y nítido, los militantes no sólo pegan carteles, pagan sus cuotas, o cada cuatro años son interventores en las mesas electorales. Los militantes o afiliados, quieren que se tenga en cuenta su opinión, que se tenga en cuenta su voz, que se le consulte aquello que tiene especial relevancia en lo orgánico, elección por primarias de sus cuadros, o futuros pactos de gobierno. En resumen, una militancia activa, y decisiva, y una forma de revitalizar las deprimidas y ausentes Casas del Pueblo.
El resultado se conoció al filo de las diez de la noche del día 21 de mayo de 2017, día histórico para la política de este país, con una participación del 80 por ciento de los casi 190.000 militantes socialistas. Un éxito sin precedentes en el PSOE, y por elevación, en el resto del conjunto de organizaciones políticas de nuestro país.
Por todo ello, la pregunta: ¿Plataformas? La respuesta no ofrece ningún género de dudas: Sí, gracias.