Ha sido una de las novedades del último gobierno de Susana Díaz. Quizás la que ha levantado más interrogantes que titulares de prensa. El nombramiento del “desconocido” Rodrigo Sánchez Haro (Turre, 1969) como nuevo consejero de Agricultura y Pesca no parece una elección improvisada; se trata de un movimiento de ficha de Susana Díaz en la única provincia andaluza, Almería, donde el PSOE dejó de ganar elecciones hace muchas lunas.
Ni con Martín Soler, ni con Diego Asensio, ni con el actual secretario Sánchez Teruel, el socialismo almeriense ha sido capaz de remontar electoralmente. ¿Las causas? Muchas. Pero fundamentalmente una: la histórica omertá que mantienen en Almería PP y PSOE; sin olvidar un pacto antinatura y vergonzante – oculto porque les daba vergüenza- con la derecha extrema escindida del PP con el alcalde de El Ejido Juan Enciso a finales de la primera década. Desde aquella aventura con el PAL como socios, los del PSOE nunca levantaron cabeza en las urnas.
Si se fijan bien, analizando las actuaciones judiciales pasadas o presentes en Almería, se observará que ha sido la sociedad civil, al margen de siglas, la que se ha plantado en la Fiscalía a denunciar graves saqueos con presunta corrupción política de por medio. En muy pocos casos, el PSOE, se ha personado en actuaciones abiertas y, cuando lo ha hecho, no han presentado un solo papel pidiendo diligencia alguna a la juez, léase la denominada Trama Amat. Siempre se tuvo la impresión de que a los dirigentes socialistas de turno les daba miedo o reparo denunciar en un juzgado al líder provincial del PP, tutelado semanalmente por el poderoso Javier Arenas como almeriense adoptado.
Desde luego resulta bastante increíble imaginarse cómo el primer partido de la oposición en Almería, durante años, no se ha dado cuenta de lo que pasaba en el ayuntamiento de Roquetas con Amat y no haya acudido a la Justicia. Lo hicieron una vez los concejales socialistas roqueteros con el escándalo del Teatro Auditorio – un 120% de sobrecoste, con una constructora, HALSA, que parece que repartió bastante dinero al PP y a funcionarios municipales-. Años después, aquellos denunciantes socialistas pasaron a formar parte de los caídos en desgracia en el PSOE, y el partido no se empleó jurídicamente a fondo en un asunto que la fiscalía de Almería acabó ayudando a archivar a la juez, casualmente tras una visita a Almería del ministro de Justicia Rafael Catalá. Por cierto, magistrada de Roquetas ascendida hace unos días al TSJA y van cinco jueces con el caso Amat entre las manos y ni siquiera está formalmente investigado/imputado.
Una situación, la caída electoral en picado del PSOE almeriense, que desde hace casi dos años figura entre las tareas pendientes de la presidenta y secretaria general del PSOE-A.
Entre gran parte de la militancia socialista se siguen preguntando por la pasividad adoptada por la dirección provincial del PSOE tras el “Caso facturas” de Diputación, denunciado por el PP ante la Fiscalía. Una causa que ha aniquilado políticamente a un puñado de socialistas de la vieja guardia no reconvertida, finalmente imputados o investigados por la Justicia y que un día tuvieron mando en plaza desde un gobierno provincial con el PAL de El Ejido. “Daños colaterales”, me argumentó un miembro de la ejecutiva provincial; desde fuera no faltó quien malpensara que, de perdidos al rio, y que el PP ayudó a despejarle la era en el propio partido a Sánchez Teruel en sus ansias por abarcar mucho sin apretar nada.
El PSOE de Almería lleva años de pronóstico reservado, perdiendo elección tras elección – hasta en El Ejido, con el alcalde del PP procesado por un escandaloso pelotazo familiar-. Una situación, la caída electoral en picado del PSOE almeriense, que desde hace casi dos años figura entre las tareas pendientes de la presidenta y secretaria general del PSOE-A. Fue por aquel entonces cuando empezó a preguntar con mucho interés por un tal Rodrigo Sánchez de Almería; quería saber cómo era y, sobre todo, si tenía cadáveres en el armario de su agrupación en Turre.
No, no los tenía o al menos nadie había abierto la boca para hablar de su existencia. Lo más grave que se le podía imputar a Sánchez Haro, políticamente hablando, era el haber torpedeado años antes la candidatura del PSOE de su pueblo, Turre, cabreándose y liderando otra lista independiente que le quitó la alcaldía al PSOE. Minucias y miserias de la política local.
Por lo demás Rodrigo pasaba por ser un hombre de aparato, siempre en segundo o tercer plano de la política provincial, pero brazo ejecutor de decisiones supremas, volcado formalmente en supervisar todos los aspectos jurídicos en los que el PSOE tuviese intervención en los pocos ayuntamientos que controlan.
El nuevo consejero de Agricultura, cuyo nombramiento ha sido muy celebrado por el sector agrícola almeriense, en estos años tuvo entre sus responsabilidades, como abogado, la dirección jurídica de todas aquellas actuaciones que, políticamente, avalase el PSOE en Almería. Por ejemplo la denuncia contra el ex alcalde de La Mojonera, Pepe Cara, parlamentario del PP, tras denuncias periodísticas que hablaban de negocios del edil con los dueños de Hispano Almería, (HALSA). Sánchez Haro personalmente fue quien armó la denuncia que sigue viva todavía en algún jugado; la única dentellada judicial que el PSOE de Almería ha asestado en estos años al PP, ojo, que no a Gabriel Amat.
El nuevo consejero, por tanto, ha tenido una trayectoria de perfil más técnico que político. Ha sido en estos años un fiel ejecutor de las instrucciones, ora obedeciendo a Sánchez Teruel, ora asesorando a Adela Segura, Secretaria de Política Institucional, en sus torpes maniobras políticas en la comarca de Albox.
Su nombre habría brillado por méritos propios si finalmente se hubiese dado luz verde por los órganos del partido a la presentación de una macro denuncia de quinientos folios en la que Sánchez Haro había trabajado a fondo durante meses como jurista. Según me contaron en aquellos meses fuentes socialistas conocedoras de la operación, se trataba de llevar ante la Justicia más de una docena de casos de corrupción, todos conectados entre si, ya que el escenario donde se habrían cometido los delitos era el Ayuntamiento de Almería, presidido entonces por el hoy senador del PP Luis Rogelio R-Comendador.
Sánchez Haro hizo su trabajo y previamente también hicieron el suyo quienes, desde el grupo municipal socialista del ayuntamiento de Almería, habían investigado, recabado y aportado abundante documentación para el juzgado. Pero aquella denuncia nunca se acabó presentando. El PP volvió a ganar nuevamente las elecciones municipales en Almería, aunque perdió la mayoría y tuvo que pactar con Ciudadanos, rompiendo los de Rivera un pacto con el PSOE cerrado y anunciado horas antes. La dirección provincial del partido decidió mantener, a su manera, la histórica omertá del bipartidismo y no se llevaron a la Justicia casos dignos de ser investigados por su aparente gravedad para los intereses generales de los almerienses.
El nuevo consejero, por tanto, ha tenido una trayectoria de perfil más técnico que político. Ha sido en estos años un fiel ejecutor de las instrucciones del partido. Ora obedeciendo a Sánchez Teruel, ora asesorando a Adela Segura, Secretaria de Política Institucional, en sus torpes y cutres maniobras políticas en la comarca del Almanzora.
La última en la que se vio envuelto Sánchez Haro fue en el llamado Pacto de Aranjuez – allí se fueron ediles socialistas a cerrar un acuerdo– según el cual, los concejales que se dieron de baja del PSOE de Albox en solidaridad con un alcalde delincuente (condenado), votarían como alcalde a un señor de derechas que fue fundador de Alianza Popular en la comarca y cuyo grupo – CILUS- sacó un solo concejal en el pueblo. Ese fue uno de los últimos marrones en los que tuvo que intervenir el flamante consejero de Agricultura, dando forma escrita a otro acuerdo anti natura, condenando la recuperación del partido.
Pero cuando hace año y medio Susana preguntaba por Rodrigo Sánchez Haro, no estaba interesada en estas cuitas provinciales o en sus labores de asesoramiento juridico en Almería. Estaba pensando más bien en la sistemática pérdida de poder electoral del partido y, también, en la evidente ausencia de un liderazgo provincial, de plena confianza para Sevilla y que provoca cíclicas tensiones internas entre los intereses de los diversos clanes o tribus del partido.
Cuando tuvo claro el perfil de Sánchez Haro y las cualidades que le adornaban, Susana Díaz quiso ponerle a prueba, examinarle, seguirle muy de cerca. Muy poca gente podía intuir que la lideresa lo que en realidad pretendía con aquella elección era apostar por alguien “suyo” para que, algún día, “arreglase Almería”, al margen del aparato provincial donde solo tiene una amiga personal y con la que no suele hablar de política.
La ocasión para que Rodrigo Sánchez iniciase su master se presentó a la hora de elegir al parlamentario socialista que representase los intereses políticos y jurídicos del gobierno y del PSOE-A en la Comisión de Investigación de los cursos de Formación.
El resultado de aquella comisión, agua de borrajas para la oposición que no logró morder ni desgastar más de lo que estaba al gobierno, supuso el espaldarazo político de la Jefa a Sánchez Haro, quedando convencida Susana Díaz de que había acertado en su elección. Muchos ya vieron en aquellos días posteriores al cierre de la Comisión a un político con largo recorrido de la mano de Susana.
Casi nadie se explica el relevo de la Sra. Ortiz cuya gestión ha sido discreta, eficaz para muchos, cercana a sus paisanos, aunque no haya dado grandes titulares en los dos años de Consejera de Agricultura.
Almería ya había logrado “colocar” a una paisana en la consejería de Agricultura en el último gobierno de la Junta de Andalucía. Previamente fracasaron los intentos de Sánchez Teruel por ser nominado consejero, quedando Almeria sin presencia en el gobierno. Para el segundo ejecutivo de Díaz fue elegida una mujer discreta, poco brillante, pero con fama de trabajadora llamada Mari Carmen Ortiz.
Contra Teruel pesaba ya entonces la investigación del Caso Marismas en un juzgado de Sevilla en el que la Guardia Civil le acusa de haber cometido presuntamente siete delitos en su etapa como Director General de Regadíos, a las órdenes de Martín Soler. Ese procedimiento judicial sigue vivo a día de hoy y según fuentes de la investigación “no ha cambiado en nada la posición de los investigadores y Fiscalía en sus acusaciones contra Sánchez Teruel”. Sin embargo, la versión oficial que se ha hecho circular últimamente por Almería es que “José Luis (Sánchez Teruel) está tranquilo, ya le han dicho desde Sevilla que su asunto en el Caso Marismas quedará archivado por el juez en breve, así que que no hay nada de nada”.
Casi nadie se explica el relevo de la Sra. Ortiz cuya gestión ha sido discreta, eficaz para muchos, cercana a sus paisanos, aunque no haya dado grandes titulares en los dos años de Consejera de Agricultura. Eso sí, dialogar se ha hartado de dialogar con todos los sectores que de ella dependían. Ortiz, como los ex consejeros Sánchez Maldonado o Adelaida de la Calle, se rumorea que también cogerá la puerta giratoria hacía una preciada canonjía como puede ser la presidencia del Puerto de Almería, ocupada desde hace años por la socialista Trinidad Cabeo.
El nuevo consejero de Almería, en las pocas semanas que lleva en el cargo, se está dejando ver por su tierra, está dialogando con la gente del sector de la agricultura y de la pesca y empieza a transmitir una proyección pública que recuerda levemente la que tuvo Martín Soler como titular de la consejería, aunque con otro talante. Es uno de los pocos consejeros de Susana Díaz que usa su cuenta de Twitter para contar lo más importante que hace.
Dentro del complejo equilibrio de familias, intereses y tensiones que convergen en el PSOE de Almería, la potenciación de Sánchez Haro supone como se indicó al principio un movimiento de ficha con la vista puesta en el futuro. Sánchez, además, no levanta fobias entre la militancia, cansada también de una extendida mediocridad gerencial y de broncas en el partido. Su opinión y su criterio será tenido en cuenta por Díaz dada la confianza política que parece existir entre ambos, estando convencidos los dos de que en Almería hace falta un cambio. Parece existir desde luego mucha más confianza entre Susana y Rodrigo Sánchez que con el amortizado Jose Luis Sánchez Teruel, al que el entorno de la presidenta atribuyen el haber “vendido demasiadas motos averiadas” en estos años a Sevilla, como la defensa numantina del ex alcalde de Albox y ex Secretario de Ideas y Programas de la ejecutiva regional, finalmente condenado e inhabilitado por negarse a facilitar documentos de corrupción en su ayuntamiento y que actualmente investiga la Justicia.
El nuevo titular de Agricultura, el consejero de Almería Rodrigo Sánchez Haro, no llega pues por el impulso de su agrupación como ha venido sucedido en la historia reciente, ha llegado previa selección de la propia Susana Díaz, consciente del punto negro que tiene en el PSOE de Almería y la necesidad de tener alguien en quien confiar de verdad. Eso supone por otra parte que Sánchez Haro adquiere una aureola de poder delegado contra la que difícilmente pelearán los bandos enfrentados. Hasta los aún denominados guerristas – hoy sanchistas– hablan bien de él.