El Vicealcalde de Lorca y Concejal de Turismo, Francisco Montiel, ha informado que el Ejecutivo Local, a través de “Lorca, Taller del Tiempo”, ha alcanzado un acuerdo de colaboración con el Padre Guardián del Convento Patronal de la Virgen de las Huertas, José Hernández Valenzuela, para que se puedan desarrollar visitas guiadas tanto al interior del templo como a los restos del Palacio Califal que se descubrieron años atrás. Se trata de un hallazgo que constituye uno de los más destacados ejemplos de arquitectura árabe de toda la Región, y que se pudieron poner en valor gracias a la inversión de la CARM al respecto.
Francisco Montiel, que ha querido agradecer en primer lugar la buena disposición mostradas por parte del Padre Valenzuela para hacer realidad esta iniciativa, ha anticipado que el recorrido de la visita está previsto que incluya la entrada al antiguo Palacio Califal, escalera de la Tota Pulchra e interior de la iglesia, entre otros atractivos.
El Vicealcalde ha explicado que el subsuelo del convento de la Virgen de las Huertas esconde un tesoro en forma de palacio califal, que a partir del próximo mes de agosto, todos los primeros sábados de mes a las 11:30, se tendrá la oportunidad de contemplar mediante visitas guiadas colectivas. Todos los interesados podrán contemplar el Claustro, la Iglesia donde destacan sus frescos recientemente descubiertos y recuperados, la escalera de la Tota Pulchra y los pórticos del antiguo Palacio Califal ubicado bajo el Santuario.
El Concejal de Turismo ha reseñado que las visitas guiadas colectivas darán comienzo el próximo sábado 5 de agosto desde las 11:30h. Un guía especializado será el encargado de explicar la historia y leyendas que esconde este palacio, así como mostrar todos sus restos arqueológicos. Una oportunidad para admirar unos restos arqueológicos con más de 1000 años de antigüedad. Cabe destacar que las instalaciones se abren cualquier día del año para realizar visitas concertadas a grupos, agencias y tour-operadores que lo soliciten.
Desde los muros del convento mil años nos contemplan.
Las obras de emergencia para la consolidación del templo corroboran que el subsuelo del edificio encierra un importante legado musulmán de hace 1.000 años. La actuación ha permitido seguir la pista del muro islámico que data de finales del siglo X o principios del XI que discurre bajo el templo y que simboliza el origen del edificio. Los restos de arquitectura islámica fueron localizados en 1999 bajo el santuario y se especula con la posibilidad de que pudieran pertenecer a un palacio de verano ubicado fuera de la medina de la ciudad durante la época califal.
Las primeras excavaciones localizaron en aquel momento un lienzo de muro de 11,3 metros de longitud por 7,5 de alzado, fabricado en sillares de piedra arenisca con restos de policromía. Presenta tres arcos, el central de herradura apuntado y los dos laterales polilobulados. Montado sobre uno de estos, aparece un arco gótico que certifica su reconversión en ermita. Ahora ha visto la luz un nuevo tramo de muro que incluye un arco, gracias a las excavaciones practicadas en una de las capillas laterales de la iglesia.
Francisco Montiel ha manifestado que, de acuerdo con la opinión de los arqueólogos, las cualidades de esta zona hicieron que fuera elegida en el siglo X para construir un palacio o almunia entre dos de las principales acequias que irrigan la huerta próxima a la ciudad. Los restos arquitectónicos documentados de este destacado edificio están configurados por un muro de piedra trabada a soga y tizón, típico de la arquitectura cordobesa. Este muro de más de 3,5 metros de altura conservada, tendría al menos cuatro vanos, de los cuales se puede apreciar la forma de tres de ellos: el situado más al este es apuntado, uno de los centrales es lobulado y el otro es de herradura apuntado; estos dos últimos presentan en el intradós restos de estucado pintado con bandas alternas rojas y blancas, que se asemejan a las decoraciones de la Mezquita de Córdoba y del palacio de Medina-Azahara. Es posible que esta arquería diera acceso a uno de los salones del palacio. De momento no se pueden concretar más datos sobre el palacio andalusí, ya que esta zona fue alterada y removida en sucesivas reutilizaciones, introduciéndose el muro bajo una de las capillas de la actual iglesia.
Respecto a la persona que pudo mandar construir el palacio andalusí habría que pensar en un dignatario o personaje con una estrecha relación con el poder y que siguió los gustos emanados desde la capital cordobesa, quizás la misma persona que gobernara en esta época en la ciudad.
La primera ocupación de este sitio fue en época romana, cuando fue construida una villa agrícola para la explotación del territorio cercano. Pasados unos siglos, el mismo lugar donde habitaron los romanos fue ocupado por los árabes, uno de cuyos gobernantes mandó construir a finales del siglo X un palacio o almunia. Los restos de este interesante edificio se conservan bajo el Santuario de la Virgen de las Huertas, reutilizados en los sucesivos edificios religiosos que se fueron construyendo en los siglos XV y XVI. Actualmente son visibles cuatro arcos de piedra trabajada abiertos en un muro de sillería construido a soga y tizón, siguiendo la moda impuesta desde Córdoba, capital del califato.
Los restos del palacio fueron empleados para la construcción de una ermita gótica en el siglo XV, algunos de cuyos elementos arquitectónicos también son visibles en la actualidad, siendo de la misma fecha que el relieve pétreo de la Piedad que se expone junto a los restos musealizados. La ermita gótica fue agregada en el siglo XVI al primer convento de los franciscanos que fue destruido por la riada de San Severo en 1653.
Los vestigios pertenecientes a los diferentes edificios construidos en este lugar, forman un importante legado que junto al actual convento y santuario de la Virgen de las Huertas, fueron declarados Bien de Interés Cultural (B.I.C.) con categoría de monumento en 2014.