Las cifras no engañan. Eso lo hemos escuchado decir y lo hemos leído cientos de veces en todos lados, y de tanto escucharlo y leerlo, como la canción de “despacito”, acabamos tarareándolo e incluyéndolo en nuestras conversaciones en un absurdo por el cual nosotros mismos nos vemos sorprendidos, y sin entender muy bien cómo ha sido y en qué momento alcanzamos el sinsentido.
Las cifras no engañan, la recuperación económica es noticia. La acelerada pronunciación de nuevos empleos ha sorprendido incluso al más entusiasta economista. En realidad, es cierto, las cifras no engañan, pero ¿qué hay en la profundidad y en la oscuridad de las cifras? Lo que hay es una estafa inmoral e inhumana, trabajos penosos de horarios interminables bajo una intensidad insoportable; lo que hay es seres humanos atrapados en la agonía de sobrevivir. Pero no solo la recuperación económica trata el narcisismo de trabajos penosos de horarios interminables, también acapara y vomita la temporalidad y el empleo a tiempo parcial con sueldos ridículos.
Residimos en un época de estadísticas y cifras que lo envuelven todo, y que pronuncian e intentan convencernos de certezas y verdades que nada tienen que ver con la realidad, y en esas, mas oscuras que las demás, siempre se encuentran las cifras de empleo o desempleo que intentan en todo momento desvirtuar un presente como es el actual, agónico y desproporcionado. Y lo peor de todo ello, o lo más deprimente, es que hay seres humanos convencidos de que, en verdad, se está llevando a cabo una recuperación económica digna y loable para los trabajadores y para la ciudadanía en general, y no por otro lado, la desfachatez de un sistema que obliga a sobrevivir en condiciones infaustas y deprimentes.
En realidad, el empleo esta creciendo en base a contratos temporales y parciales, sobre todo parciales, que suman y multiplican en las estadísticas pero que en nada dignifica esa realidad de la que tanto empeño pretenden intentar convencernos. Es por ello por lo que, no deberíamos, en todo caso, aceptar de primera mano y en un instante, la locución y el argumento que nos presentan. Si en realidad estamos interesados, hay que ir más allá para comprender y hacernos dueños de lo que verdaderamente está acaeciendo, la verdad de la lluvia que cae, la verdad de las estadísticas y las cifras que nos presentan.