Algo raro y que tiene a los marianistas perplejos es el giro que ha dado Mariano Rajoy respecto a su papel con el problema catalán. Alguien tan acostumbrado a que los demás hagan por él, se ha quitado las legañas políticas y ha decidido que ante el cariz que van tomando las cosas debe ponerse en primera fila de combate. El encargo realizado a Soraya Sáenz de Santamaría de encaminar el problema catalán no ha resultado, porque si el presidente es como es, su vicepresidenta también es de las que encargan el trabajo a los demás para luego firmarlo. Sus continuos viajes a Cataluña no han servido de nada, salvo hacer que Ciudadanos subiera en las encuestas.
Por ello ha instado a sus ministros no alejarse mucho durante las vacaciones porque podría haber un Consejo de Ministros a mediados de agosto si la situación así lo recomendase. También ha avisado, según fuentes del propio Partido Popular, a los pesos pesados del partido conservador. Algunos de sus más cercanos dirigentes regionales deben estar también en situación localizable. Con Cristina Cifuentes no tiene ese problema porque no toma vacaciones, pero ha pedido a ciertos dirigentes estar a disposición del partido.
Creen en el entorno de Rajoy que este paso dado es beneficioso para el propio presidente, tanto por la imagen de no hacer nada ni contra la corrupción, ni en Cataluña. No va a cambiar su primera opción estratégica que es utilizar todos los mecanismos jurídicos para evitar que haya un referéndum. Pero como le han advertido, tanto sus asesores como desde la jefatura del Estado, el problema catalán necesita algo más que utilizar la Justicia. La cual no pasa por su mejor momento debido al uso partidista que se ha descubierto intenta hacer el PP.
El último CIS, donde la bajada del PP ya es notable, ha hecho daño dentro de la formación conservadora y la reacción tendrá que llegar por la vía de la política. Y hacer política supone ponerse en primera fila y arriesgar a que te partan la cara. No vale con ruedas de prensa de vez en cuando. El problema catalán no se va a resolver metiendo e inhabilitando a todos los independentistas en la cárcel. Y la convocatoria de elecciones a la Generalitat sólo servirían para dar un revolcón más al PP. Por tanto, Rajoy ha decidido cambiar sus costumbres de ir aguantando y tomar el mando real del problema.
Además, como le han pedido diversos dirigentes regionales en multitud de ocasiones, tiene la dirección del PP que dar un paso adelante porque Ciudadanos está aprovechando en Cataluña la desaparición del Gobierno de España. Albiol lo intenta pero no encuentra respaldo suficiente en el Gobierno. La táctica Soraya es un gran fracaso y se necesita que el propio presidente actúe. Recurrir al Tribunal Constitucional sirve para paralizar un referéndum pero no para acabar con el problema catalán. De hecho algunos dirigentes regionales comienzan a pensar que haber llevado el Estatut al Constitucional no fue lo más adecuado. Ahora, recuperar la imagen en Cataluña va a ser imposible y más si uno de los que representan al PP es el ex-ministro Fernández.
Muchos de esos dirigentes regionales desearían hablar más, pero saben que en juego puede estar la sucesión de Rajoy, por lo que apoyan al presidente pero no dicen nada respecto a Cataluña fuera del guión que les han dado. Soraya ya ha caído para la sucesión, así que prietas las filas y que sea Rajoy quien apechugue con el “marrón”. Porque algunos y algunas, aunque no lo digan en público, se encuentran cansados de que el propio presidente no sea más activo. Porque Cataluña será clave si se quiere vencer en las próximas elecciones, ya que presumen que algún caso más de corrupción puede saltar a la palestra.