Llevar a un Pleno del Congreso de los Diputados al Presidente del Gobierno para hablar sobre la corrupción de su partido es como ver a Ulises intentado llegar a Ítaca frente a los dioses del Olimpo. No tiene ningún sentido con un señor al que todo “se la pela, se la bufa, se la trae al pairo”. Lo normal es que acabase hablando de cualquier otra cosa menos de la corrupción que se encuentran insertada en las venas del Partido Popular como se observa cada día en la prensa. La última, por ejemplo, unas grabaciones que de Ignacio González hablando sobre los 27.000 euros que se llevaría el marido de María Dolores Cospedal bajo cuerda y que son parte del sumario de la Operación Lezo.
Da igual que se diga Gürtel, Lezo, Taula, Pitufeo, Púnica, Fórmula 1, Visita del Papa y tantos otros “casos aislados”. En el partido conservador eso no es corrupción, es llevarse lo que es justo y suyo. La pura patrimonialización de la política, heredera del franquismo sociológico y más allá, se encuentra en el ideario del PP. Así, que llevar a Rajoy a un Pleno para que pueda poner en práctica los usos y artes del “marianismo” supone un error de la oposición. En este sentido tienen razón en Ciudadanos, ya que en una Comisión, no es ya que tenga que decir la verdad, “Mariano nunca lo haría”, sino que debe responder las preguntas y los ataques pueden ser más directos. Por tanto, lo que dijese en el Pleno el presidente del Gobierno, en ningún caso, iban a pasar a los anales de la oratoria parlamentaria o política española.
Gran esfuerzo en PSOE y Podemos para que respondiese algo que tuviese que ver con la corrupción del PP, pero se sabía de antemano que iba a ser un fracaso. Eso sí, servía a cada grupo para hacer su discurso ad hominem y para su propia parroquia. Intentar mostrar, una vez más, que sí, que Rajoy y sus corifeos tienen un partido corrupto y que, pese a lo que diga, se niega a aceptar sus responsabilidades políticas. Una forma fuerte de comenzar el curso político, pero que tiene la contrapartida de hacer quedar a Rajoy como un mártir, que junto al cilicio es algo que gusta y mucho en las filas populares, frente a su auditorio. “Me veo sometido a un juicio político por el celo inquisitorial de la oposición” ha dicho el presidente. Paradójico en él mismo que atizaba en los primeros años 1990s la hoguera de La Conspiración contra Felipe González, por mucho menos de lo que se encuentra en sus filas.
Contra Podemos ha sacado los comodines para preguntarse si Venezuela e Irán han financiado a la formación morada. Pese a que eso ya ha sido mil y una veces rechazado por jueces y tribunales. Como también un juzgado admitió que en el PP Rajoy y sus conmilitones recibieron sobresueldos. Pero es el comodín de la derecha patria cuando se queda sin argumentos frente a la gente de Iglesias. Se está acostumbrado ya a esa tontería. Aunque nada dicen en las filas conservadoras de los 200 millones de bolívares que le han pillado a la “sufriente esposa” de Leopoldo López en cajas y con billetes nuevos. Como suelen ver mucho a su suegro por la calle Génova que le pregunten y de paso en qué y dónde invierte sus dineros.
Pero la ignominia ha terminado por aparecer en el Pleno de la mano del propio presidente del Gobierno. Carente de argumentos, y eso que ha recordado una falsa bonanza económica que está llevando a los trabajadores a sufrir carestías básicas como ha denunciado UGT, ha tenido que utilizar los muertos para justificar su discurso. Han vuelto al discurso miserable y “ruiz” de otrora. A recordar a Lasa y Zabala y a remover los muertos yihadistas. Pero en este último caso los de Barcelona, no los de Madrid en el 11-M, porque esos no cuentan en su mística de la utilización de la sangre de personas para hacer política. Como tampoco cuenta la sangre de socialistas asesinados por ETA, por ejemplo.
Resulta, a vistas del gobierno que el caso Lasa y Zabala, algo completamente terminado y los culpables encarcelados, tiene plena vigencia. Y todo porque la portavoz del PSOE acudió como testigo al mismo para exponer lo que ella había encontrado al asumir la secretaria de Estado de Interior. Lo mejor del caso es que al PP que Lasa y Zabala fuesen asesinados mediante paliza y ahogamiento les importa bien poco. De hecho más de uno seguro que brindaría con un vino de 1.000 euros la botella, a ser posible regalo de algún gürteliano, por ello. Lo paradójico es que los señores del PP en aquellos años de finales de 1990s coronaban a Margarita Robles como una mujer valiente y que se atrevía a poner en solfa al gobierno del PSOE. Y como daba cancha a los conspiradores, pues aún mejor. Como se decía antes, la sangre de otros para tapar las miserias corruptas propias. Sólo hace falta ver el tuit de Fernando Fernández Maillo.
Mas en el tema de la sangre el presidente del Gobierno ha ido aún más lejos al utilizar la amenaza yihadista, con los muertos aún calientes, como excusa para no hablar de los miles de millones de euros que han nutrido las arcas y los bolsillos de políticos y del propio PP. Una bajeza impropia de alguien que gobierna un país “civilizado”. La amenaza yihadista existe y cabría recordar que viene de los años de los Cuatro de las Azores. Donde no había nadie de la oposición precisamente. Decir que en España importa más la amenaza yihadista, justo después de haber sufrido un ataque, que la corrupción del partido en el gobierno es de una mezquindad sin límites. Porque hace tres semanas a nadie le importaba demasiado esa amenaza. Utilizan, de nuevo el terrorismo, como arma para tapar sus propias miserias. Salvo que hoy en día no está ETA para justificar todas las trapacerías que se han venido cometiendo. Pero si hasta han sido capaces de ¡financiarse con dinero de las víctimas del terrorismo!
Y no sólo eso. Parece que la corrupción desaparece al estar los secesionistas catalanes intentando convocar un referéndum. Sólo hay que ver el ignominioso tuit de Javier Maroto para darse cuenta de ello. Yihadismo mezclado con independentismo. Una utilización goebblesiana de las imágenes para suscitar una similitud de los catalanes con los yihadistas. Como si los secesionistas matasen gente por el simple hecho de no pensar como ellos. Los españoles, señor Maroto, tienen una mayor preocupación por no llegar a fin de mes, por una Sanidad a la que ustedes quitan financiación cada vez que pueden, por una Educación que se está transformando en una fuente de segregación clasista, por poder disfrutar unas pensiones que ustedes están dilapidando al saquear el fondo de pensiones… Los españoles no tienen miedo a los catalanes sino al Gobierno en su mayoría. En el PP vuelven a utilizar el terrorismo como arma política demostrando la bajeza ética de quienes conforman ese partido que ha sido calificado como organización criminal para delinquir y que tiene imputados a altos dirigentes del partido por haberse llevado el dinero público.
Estamos ante el Gobierno más miserable y “ruiz” de la historia reciente de España. Y si no les gusta pues moción de censura como dice el presidente del Gobierno: “Los sistemas constitucionales modernos han establecido un instrumento para exigir la responsabilidad política del Gobierno: la moción de censura”. Esta es la ética de quienes gobiernan en país. Y, no lo olvidemos, de quienes les apoyan desde la bancada naranja.