Ebbaba Hameida es una periodista saharaui por los derechos de un pueblo al que España abandonó a su suerte en 1.975 incumpliendo sus promesas de autodeterminación y cediendo a la presión de Marruecos. Desde entonces, el pueblo saharaui ha sido abandonado por España. Sin embargo, movimientos de la sociedad civil siguen apoyando las justas reivindicaciones del Sáhara Occidental. Ebbaba es un ejemplo de activismo y periodismo. Nos ha atendido para hablar sobre el proyecto «Un Micro para el Sáhara» que, a través de un crowfunding, «pretende dar voz al pueblo saharaui, así como ayudar a que ellos conozcan ciertas herramientas en las que apoyarse para luchar por un Sahara Libre».
¿Cómo surgió la iniciativa de ayudar al pueblo saharaui a través de los medios de comunicación?
Somos jóvenes periodistas, nos encanta la radio. Estábamos en una fase de formación. De repente, surgió la idea de hacer un viaje y yo les invité a venir al Sáhara. Entre todos nos pusimos en marcha para llevar a cabo el viaje y nos quedamos con ganas de hacer algo. Vamos al Sáhara, pero no vamos sólo a hacer un viaje, ¿qué podemos hacer?, ¿qué podemos aportar? Hablando con los propios saharauis que están en los campos de refugiados, de los medios de comunicación de allí, hemos intentando coordinar el proyecto en base a sus necesidades en los campamentos.
¿Ves que la prensa o los medios de comunicación tienen olvidado al pueblo saharaui?
El conflicto del Sáhara, desgraciadamente, no está presente en la agenda de los medios de comunicación. No está entre las prioridades. Parece que hay otros conflictos que tienen más luz o más visibilidad. Es verdad que es un conflicto que está estancado, que lleva muchos años y parece ser que a veces se queda en el olvido. Es importante desarrollar este tipo de proyectos porque lo que no se escucha no existe. Si no escuchamos lo que oscurre en el Sáhara, quizá ayude a que se quede en el olvido.
El proyecto «Un micro para el Sáhara» ¿cómo va a ayudar al pueblo saharaui?
Nosotros lo que vamos a hacer es impartir talleres tanto a profesionales como a la sociedad civil, a gente joven. Pretendemos es hacer también un intercambio, aprender también nosotros de ellos que llevan muchos años haciendo radio y televisión, y aportarles nosotros nuestras formas de hacer periodismo. Sobre todo, hemos visto lo que más nos demandan es apoyo en nuevas tecnologías, redes sociales. Hay asuntos en los que nos gustaría poder apoyarles más en esto: innovación, nuevas tecnologías, nuevas formas de comunicación, la revolución digital que está llegando a los campamentos. Luego también nos gustaría hacer talleres a la gente joven: cómo grabar un vídeo con el móvil y subirlo a una web o montarlo en algún sitio. Cómo hacer un Facebook directo si está pasando algo en el Sahara para que ellos mismos tengan esa independencia de poder trabajar y aprovechar lo que ofrecen las nuevas tecnologías. También va a haber un documental que creemos que nos puede ayudar en la visibilidad del conflicto, contar cómo nació la Radio Nacional Saharaui, cómo trabajan, pero también va a haber reportajes audiovisuales en el que tratar el día a día de los campamentos. También habrá un apoyo material. Estamos realizando la recaudación de fondos para poder llevar material técnico.
¿Cómo va el crowfunding?
Está saliendo muy bien. La iniciativa sale a principios de mayo. Creíamos que con el verano no iba a salir tan bien. Llevamos más o menos 6700 euros. Nos faltan 3300. Esperamos conseguirlo en esta semana. A ver si lo logramos. Ha habido donativos de un euro, pero también las ha habido de 1000 euros. Gente anónima. Mucho apoyo. Además, estamos organizando conciertos. Habrá uno en la Sala Moby Dick, un festival de música electrónica el día 29 de septiembre y un concierto el día 2 de octubre con Rozalén y Amparanoia en la sala Galileo Galilei.
¿Cómo está la situación en los campamentos?
La situación sigue siendo la misma. La gente vive en los campamentos como cuando empezaron. Es una situación bastante desesperante porque es una situación insostenible, seguir viviendo en uno de los peores lugares del mundo, un desierto inhóspito. Las condiciones son infrahumanas por mucho avance que haya. El desierto no da más allá para poder sobrevivir.