Desde las redes sociales muchos y muchas socialistas reclaman a los dirigentes del PSOE para que actúen a cada momento y ante cada cuestión que ponen sobre la mesa iluminados, franquistas, gobierno, minoría de la izquierda o sólo por volición personal de quien escribe. Existe la sensación de que el PSOE está siguiendo las pautas del PP y se exige a su dirigencia “no se sabe bien qué”. Pero dentro de la Ejecutiva son conscientes de que la “agenda del PSOE la marca el PSOE”. Ni Pablo Iglesias, ni Albert Rivera, ni Felipe de Borbón.
Explican, a quien quiere escuchar, que su discurso, sin salirse de la legalidad constituida, es diferente al del gobierno del PP. Desde el PSOE se ofrece diálogo y un nuevo modelo de Estado. El federalismo plurinacional se entiende que es la solución al conflicto catalán. Así algunos y algunas no sepan aún ¿qué es una nación? Porque tras escuchar y leer a socialistas en las redes parece que hay mucho hijo de falangista o que la educación falsa del franquismo les penetró en los huesos. Pero esto no deja de ser minucias que no vienen al caso. El caso es se tiene un proyecto claro por el que se apuesta y que es compartido por el 80% del PSOE.
Desde que ganó las primarias, las apariciones de Pedro Sánchez se vienen produciendo con cuentagotas. Suele comunicarse mediante tuits o ruedas de prensa en Ferraz, pero sólo ha acudido a clausurar o abrir algunos Congresos. Las malas lenguas afirman que es para no hablar y meter la pata. Pero lo que comenzó como una fórmula mediática, o contramediática, para que todo se desarrollase con normalidad dentro del PSOE y a la espera de las acciones de los demás. Ahora se critica y se da a entender que es miedo a mojarse o electoralismo puro y duro. Nada de eso. Es un riesgo controlado y no hay que olvidar que el secretario general del PSOE ha acudido casi más veces que Rajoy en los últimos tiempos a Cataluña.
La postura de la Ejecutiva socialista tampoco es unitaria. Algunos y algunas ejecutivas desean una mayor presencia y más defensa de la posición del PSOE. Otros y otras entienden que no se puede responder a todas las cuestiones que, dentro de un conflicto tan complicado, se producen todos los días. Muchas de ellas de carácter anecdótico o superficial. Si se apuesta por la deliberación y el diálogo no hay posibilidad de reflexionar dentro de la marabunta de imágenes e intentos de arañar dos votos de los partidos de la derecha y del conglomerado minoritario de la izquierda. La asamblea de partidos que propone Podemos, que no deja de ser sus amigos más los secesionistas, sería algo positivo luego, no mientras Puigdemont y sus corifeos están apostando todo la Declaración Unilateral de Independencia (DUI).
Tampoco es válida la opción de sólo ley o aplicación del artículo 155 que defienden desde la derecha. Hay más de dos millones de personas que quedan fuera y supone una mala imagen como país. Todo esto se viene hablando y discutiendo dentro del PSOE. Además, no hay que olvidarlo, el PSOE no tiene Comité Federal aún y eso es un lastre para tomar algún tipo de determinación política más allá de las facultades y poderes de la Ejecutiva. ¿Se imaginan a Susana Díaz en el próximo Comité Federal si el PSOE decide algo sin el suficiente consenso? Y eso es lo que están haciendo en el interior. Consensuar una posición que sea responsable y contente interna y externamente.
Aunque, parece, que el tiempo de espera ha llegado a su fin. Sánchez saldrá a intentar solucionar el conflicto catalán en cuanto el gobierno se vea superado por la realidad de los hechos. Rajoy está dando sus últimas bocanadas porque el marianismo de no hacer nada y que sean los demás los que le arreglen las cosas no se va a producir. El PSOE no va a ser cómplice del PP. Por eso la tensa espera. No puede el PSOE lanzarse a solucionar algo pasando por encima del gobierno, hasta que éste fracase. ¿Por qué se pide la reprobación de Soraya Sáenz de Santamaría? Porque desde el gobierno han engañado al resto de partidos políticos. Les dijeron que no habría urnas ni papeletas y salieron por todos lados. Cayeron en la trampa del Govern.
Por tanto, el PSOE, desde el respeto constitucional, se entiende que ha decidido esperar sólo un poco más para lanzarse en tromba contra el gobierno del PP y de los secesionistas. Sólo el PSOE es capaz de solucionar esta situación, porque en Cataluña sí se le respeta y saben que la palabra dada por un socialista vale, mientras que lo que diga la derecha es papel mojado. Día a día comenzarán a ir cargando las tintas un poco más para que quede claro que Rajoy es un incapaz y así tener la justificación política de la estrategia. Por eso sentó como un jarro de agua fría la declaración de Felipe de Borbón (¿sería también un dardo contra el PSOE?). Era la estrategia de la derecha y no dejaba un resquicio al entendimiento dialogado y deliberativo que defiende el PSOE. Incluso el artículo del ex-secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba ha seguido la línea marcada desde Ferraz. Reforma constitucional y diálogo. Algo que la derecha no quiere ni por asomo. Y menos desde Ciudadanos que parece que sólo quiere guerra y cárcel.
En estos momentos todo puede cambiar de un momento a otro. Nada es claro. Pero desde el PSOE, con sus discusiones internas normales y amables, se ha decidido esperar, pero no para siempre. Pedro Sánchez saldrá a dar la cara (aunque se la partan) pero cuando lo diga el PSOE, no cuando quiera Podemos, PP o Ciudadanos. De forma consensuada y de la mano, obviamente, del PSC.