El proceso electoral que terminó en noviembre de 2016 con la victoria de Donald Trump ha provocado que el Partido Demócrata se esté replanteando sus propias bases ideológicas. El proceso de primarias que finalizó con la elección de Hillary Clinton como candidata a la Presidencia no fue bien recibido por una parte del pueblo americano que tradicionalmente era votante demócrata, una parte que no acudió a votar porque veían que Clinton representaba al stablishment y que no era la solución a los verdaderos problemas del pueblo. Además, su rival, el senador Bernie Sanders, se ganó el corazón de los ciudadanos con sus postulados de izquierda moderada pero que en Estados Unidos son tomadas por algunos sectores como de extremistas o comunistas.
Hay que tener en cuenta que la interpretación de los términos derecha e izquierda en Estados Unidos es muy diferente a la de Europa, puesto que el lado más extremo del partido demócrata podría ser traducido a la política europea como una socialdemocracia muy centrada muy cercana al centro derecha. Podríamos decir que el Partido Demócrata en Europa sería una organización conservadora pero con inquietudes sociales.
Tras la victoria de Trump hay movimientos internos en el Partido Demócrata que tienden hacia una profundización del progresismo muy influenciada por los postulados que dejó Bernie Sanders en las primarias que ganó Hillary Clinton. En el año 2008 ninguno de los candidatos demócratas llevaba en su programa el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ocho años después, y ayudados por decisiones de los tribunales federales, sí que lo hicieron.
Lo mismo ocurre con las políticas comerciales. La visión del libre comercio está dividiendo a los demócratas. Mientras que Bill Clinton apoyó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, frente a la oposición de una parte de la sociedad norteamericana y de la totalidad de los sindicatos, en 2016 se pudo comprobar un alto escepticismo en Bernie Sanders y Hillary Clinto no estuvo dispuesta a hacer una defensa cerrada de dichos acuerdos de libre comercio.
Respecto al derecho a la salud, los demócratas se van escorando cada vez hacia la sanidad universal, incluso dando un paso más allá del Obamacare. Sanders ya lo propuso en su campaña y lo ha incluido en diferentes enmiendas en el Senado, enmiendas cada vez más apoyadas por miembros del partido.
Hasta la llegada de Trump las diferencias ideológicas entre republicanos y demócratas eran sobre todo de matices, salvo en los casos de la extrema derecha sureña que están dentro del Partido Republicano y que ya han tenido presidentes como la familia Bush o Ronald Reagan. Actualmente, la brecha se ha incrementado hasta niveles que no se recordaban desde la administración de Bush padre.