5.017.108,65 euros es lo que se ahorrarán las arcas catalanas al cesar el Govern por la aplicación del artículo 155. Al recaer esas funciones en los ministros del ramo, no hay suplemento sino que es parte de su trabajo. Esa cantidad es aproximadamente el pago de las tres nóminas que habría que haber abonado al Govern y su pléyade de asesores, altos cargos, amigos, enchufados que tenían Junts Pel Sí.
A esa cantidad habría que sumar las campañas secesionistas que se podrían haber llevado a cabo. Campañas encubiertas sobre cultura, la navidad catalana o vayan ustedes a saber qué. El caso es que el Govern, y todas las personas que se desempeñan allí, cuesta cerca de 24 millones de euros al año a los bolsillos de la ciudadanía catalana. Mientras las farmacias tienen dificultades para cobrar, ahora lo hacen gracias al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), mientras la sanidad catalana se deteriora por culpa de los ajustes de JpS, mientras los servicios públicos catalanes sufren un doble austericidio, el Govern al completo no hubiese pasado unas malas vacaciones de navidad.
Carles Puigdemont se ha quedado sin sueldo al cesar, si hubiese convocado elecciones hubiese cobrado, por lo que su estancia en Bruselas o donde quiera que vaya a ir tendrá que ser sufragado de su propio bolsillo. Salvo que la Generalitat haya, como apuntan ciertos rumores, desviado fondos al extranjero para un posible exilio. Como es improbable, es de esperar que Puigdemont haya ahorrado suficiente después de tantos años cobrando del erario público.
Oriol Junqueras y demás miembros del Govern tampoco pasarán unas navidades mejores. Igual deben pasarlas en la cárcel de Soto del Real para evitar que se fuguen, tras la torpeza de Puigdemont, pero lo que sí es claro es que no les llegará ningún euro de los bolsillos de la ciudadanía catalana. A la cual han abocado al esperpento y al sufrimiento doble. Sufrir por unos malos servicios públicos. Sufrir por el intento de secesión.