En relación con los artículos anteriores y la responsabilidad de Emilio Saracho y su papel crucial para que, a través de movimientos engañosos se perjudicara a los accionistas y se beneficiara al Santander, hay que tener en cuenta la relación entre Saracho y su antiguo banco por varias razones. En primer lugar, en el mes de febrero encargó a JP Morgan que dirigiera de las acciones de venta del Popular con un contrato de 20 millones de euros más un variable del 1% del precio final. De ahí que el banco americano estuviera intentando colocar al banco incluso durante el fin de semana previo a la intervención. En segundo lugar, ¿cómo se explica que JP Morgan le garantizara a Saracho una indemnización de 90 millones de dólares por irse al Popular? Esta cantidad fue depositada en un banco suizo, según se demuestra en una consulta personal y confidencial que se le hizo desde la empresa KMPG, un documento que está en manos de un miembro del Consejo de Administración del Popular. ¿Cómo es posible que una comunicación confidencial entre los abogados contratados por JP Morgan esté en poder de alguien del Popular? La respuesta es sencilla: finalmente esa cantidad sería presuntamente pagada por el propio Banco Popular ya que la retribución de Saracho prácticamente la saldría a coste cero a JP Morgan puesto que sólo con ese contrato ya se garantizaba una retribución por parte del Popular de 60-70 millones de euros.
Otra presunta responsabilidad de Saracho está, evidentemente, en el mercado. Un experto en banca de inversión del calibre del último presidente del Popular —que le llevó a ocupar la vicepresidencia de la mayor entidad de inversión del mundo— conoce cómo manejar los mercados a la hora de implementar una operación bajista de acoso y derribo hacia un valor concreto. La posición bajista que más operó contra el Popular fue Marshall Wace que, casualmente, opera en España a través de JP Morgan. La segunda posición bajista que más actuó sobre el Popular fue BlackRock que es el primer accionista del Santander y el tercero del Popular hasta que salió del accionariado unos días antes de la intervención.
Saracho, además, realizó movimientos que incidieron en la crisis de liquidez del Popular unos directamente y otros como consecuencia de lo anterior. Los movimientos directos fueron las distintas provisiones de activos no tóxicos que restaron liquidez al Popular. Indirectamente Saracho, con sus movimientos y sus decisiones, logró que las agencias de rating rebajaran su calificación con la consecuencia de una retirada masiva de depósitos institucionales algo que fue tomado como elemento fundamental para enviar la carta a la JUR para que interviniera al Popular, una carta que, repetimos, está firmada sin ninguna garantía porque no se sabe de quién es esa rúbrica ya que no lleva antefirma ni sello de la entidad, todo lo contrario que, por ejemplo, la comunicación de Barclays donde se oferta una ampliación de capital de 4.000 millones de euros por una entidad solvente y sólida, donde las tres firmas de los tres altos directivos van acompañadas de su correspondiente identificación.
Emilio Saracho preparó un escenario por el que el Santander se hizo con un bien por un precio muy por debajo del valor de dicho bien (valor en bolsa el 6/6: 3.000 millones comprado por un euro) con el que está sacando un beneficio que está impactando en su cuenta de explotación. Todo ello a costa de 300.000 familias arruinadas. Sin embargo, tanto Saracho como el secretario del Consejo no actuaron solos y esto se demuestra en las instrucciones que recibieron del despacho de abogados que tradicionalmente se encarga de todos los asuntos del Santander. Pero esto es otra historia que explicaremos en próximas entregas