El derecho humano a la seguridad social todavía no es una realidad para gran parte de la población mundial a pesar de los progresos significativos que se han alcanzado en la extensión de la protección social en muchas partes del mundo. Esta es la principal conclusión a la que llega un nuevo informe de referencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según los datos presentados en el «Informe mundial sobre la protección social 2017-2019: La protección social universal para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible», sólo 45% de la población mundial se beneficia efectivamente de, al menos, una prestación social, mientras que el resto —4.000 millones de personas— no tiene ninguna protección.
Sólo 29 por ciento de la población mundial dispone del acceso a una seguridad social integral —un pequeño aumento frente al 27 por ciento de 2014-2015— mientras que el resto, 5.200 millones de personas, no están protegidas, o lo están sólo parcialmente.
Guy Ryder, director general de la OIT ha sido muy contundente: «La falta de protección social deja a las personas vulnerables a las enfermedades, la pobreza, la desigualdad y la exclusión social a lo largo de su ciclo de vida. Negar este derecho humano a 4.000 millones de personas en el mundo constituye un gran obstáculo para el desarrollo social y económico. Si bien numerosos países han realizado importantes progresos en el fortalecimiento de sus sistemas de protección social, todavía es necesario realizar grandes esfuerzos a fin de garantizar que el derecho a la protección social sea una realidad para todos».
El informe recomienda aumentar el gasto público destinado a la protección social a fin de extender la cobertura, sobre todo en África, Asia y en los Estados Árabes, para garantizar al menos un piso de protección social básico para todos.
El documento pone de manifiesto que la protección social universal contribuye a erradicar la pobreza, reducir las desigualdades, promover el crecimiento económico y la justicia social, así como a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y muestra cómo muchos países en desarrollo han establecido regímenes universales.
También se destaca la necesidad de extender la protección social a los trabajadores de la economía informal como una manera de formalizar su actividad y mejorar sus condiciones de trabajo. Isabel Ortiz, directora del Departamento de Protección Social de la OIT, ha dejado claro que «los recortes de austeridad a corto plazo van en contra de los esfuerzos de desarrollo a largo plazo. Los ajustes de consolidación fiscal tienen importantes repercusiones sociales negativas y comprometen la realización de los ODS. Hasta los países más pobres tienen espacio fiscal para extender la protección social. Los gobiernos deben explorar activamente todas las opciones de financiación posibles para lograr los ODS y el desarrollo nacional a través del empleo decente y la protección social»
Este informe de la OIT examina las diferentes dimensiones de la protección social y presenta conclusiones mundiales y regionales basadas sobre los nuevos datos, en los siguientes ámbitos:
Protección social para los niños
Sólo el 35% de los niños del mundo se beneficia de un acceso efectivo a la protección social. A nivel mundial, casi dos terceras partes de los niños – 1.300 millones de niños – no están cubiertos, la mayoría de ellos viven en África y Asia.
Sólo el 1,1% del PIB es destinado a las prestaciones familiares y para los niños entre 0 y 14 años, lo cual pone en evidencia que la inversión en los niños es significativamente insuficiente.
Las transferencias monetarias para los niños se han extendido en los países de medios y bajos ingresos a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo, los niveles de cobertura y de prestaciones sigue siendo insuficiente. Diversos países incluso han reducido la protección social de los niños como consecuencia de las políticas de consolidación fiscal.
Protección social para las mujeres y los hombres en edad de trabajar
La cobertura de la protección social para las personas en edad de trabajar sigue siendo limitada. Sólo 41,1% de las madres de recién nacidos perciben una prestación por maternidad, y 83 millones de las nuevas madres no tienen cobertura.
Además, sólo el 21,8% de los trabajadores desempleados se beneficia de prestaciones de desempleo, mientras que 152 millones de trabajadores desempleados no tienen cobertura.
Los nuevos datos de la OIT muestran también que en el mundo sólo 27,8% de las personas con discapacidades severas reciben una prestación por discapacidad.
Protección social para las personas mayores
El informe de la OIT indica que, a nivel mundial, el 68% de las personas que superan la edad que da derecho a la jubilación reciben una pensión de vejez, lo cual está asociado con la expansión de las pensiones contributivas y no contributivas en numerosos países de medios y bajos ingresos.
El gasto en pensiones y otras prestaciones para los adultos mayores representa 6,9% del PIB El nivel de las prestaciones es con frecuencia demasiado bajo e inadecuado para permitir que los adultos mayores salgan de la pobreza. Esta tendencia suele estar incentivada por las medidas de austeridad.
Algunos Estados están revirtiendo la privatización de las pensiones debido a que esas políticas de privatización no arrojaron los resultados esperados.
Cobertura universal de la salud
El derecho a la salud todavía no es una realidad en muchas regiones del mundo, en especial en las zonas rurales donde 56% de la población carece de cobertura de salud, frente al 22% en las zonas urbanas. Se calcula que serán necesarios otros 10 millones de trabajadores de la salud a fin de alcanzar la cobertura universal de la salud y garantizar la seguridad de la población, incluso en las situaciones de emergencia, como durante la crisis causada por el Ébola.
Los cuidados de larga duración, necesarios sobre todo para los adultos mayores, siguen excluyendo a más de 48% de la población mundial, las mujeres resultan desproporcionadamente afectadas. Sólo el 5,6% de la población mundial vive en países que ofrecen una cobertura de los cuidados de larga duración para toda la población en base a la legislación nacional.
Como consecuencia, se estima que unos 57 millones de trabajadores “voluntarios” no remunerados dispensan la gran parte de los cuidados de larga duración. Principalmente mujeres que llevan la mayor parte del peso del cuidado informal de los familiares. Mayores inversiones en los servicios de cuidado podrían aliviar la pobreza de las personas mayores y hacer frente a la escasez de trabajadores de la salud calificados, que se estima en 13,6 millones a nivel mundial.