Andalucía Emprende ha publicado el estudio Comunicación y TIC como neo-sector para el dinamismo emprendedor y la creación de empresas en Andalucía, que identifica un total de 14.092 empresas activas en la comunidad, que crean más de 100.000 empleos. Estas cifras representan un 11% del total nacional.
Más de la mitad de esas empresas se concentran en las provincias de Málaga y Sevilla, una de cada cinco se ubica en algún parque empresarial y la mayor parte son de pequeño tamaño, con un número medio de ocho empleados.
Por su actividad, se clasifican en empresas generadoras de contenido (aquéllas ligadas a actividades tan diversas como las cinematográficas, los videojuegos, la publicidad o los medios de comunicación) y empresas de base tecnológica (las dedicadas a proporcionar a las primeras soportes o servicios para la producción, la distribución, la difusión y la exhibición de esos contenidos).
En cuanto a su forma jurídica, son mayoritariamente empresarios individuales o autónomos (57%), repartiéndose las restantes entre sociedades limitadas (40,8%), sociedades anónimas (1,9%), cooperativas y otras modalidades jurídicas (0,3%).
Además, el estudio recalca que se trata de empresas jóvenes, con una trayectoria media de vida situada en los 13 años, si bien se eleva a los 22 en el caso de Andalucía, comunidad en la que también se aprecia que son empresas con mayor orientación local.
Con relación a las actividades del sector que más crecimiento han experimentado en los últimos años, se señalan al desarrollo de material gráfico, la fotografía, y las actividades de diseño especializado. Los subsectores que más innovaciones incorporan son los de programación, consultoría y otras actividades de comunicación.
El estudio también recoge un análisis de las debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades que tiene este nuevo sector, a través de una matriz DAFO, derivada del estudio externo e interno de una empresa, sector o territorio. Ambas dimensiones, la externa y la interna, presentan aspectos positivos y negativos, dando lugar a los cuatro cuadrantes de la matriz.
Por último, como parte de las conclusiones, este estudio destaca que el neo-sector de la comunicación y Tecnologías de la Información se perfila como estratégico para Andalucía. Su relevancia reside en el peso que puede tener sobre la economía, tanto por las oportunidades que ofrece para el emprendimiento como por su capacidad de crecimiento y de generación de empleo cualificado, especialmente entre la juventud universitaria.
Del mismo modo, la investigación concluye que la comunicación y las TIC tienen un efecto transversal sobre el resto de sectores económicos y la sociedad. El desarrollo de nuevos formatos comunicativos contribuye a la comercialización global de las empresas andaluzas e incluso a mejorar las redes de colaboración entre empresas del sector.
El informe también señala la influencia que ha tenido la tecnología y las demandas de sus clientes en el cambio de este sector, al permitir el desarrollo de nuevos proyectos emprendedores en actividades ligadas a lo visual y a internet. En este sentido, subraya que la manera que tienen estas empresas de organizar el trabajo, de forma colaborativa, virtual y menos jerarquizada, en estructuras más flexibles en las que se reducen los costes y los tiempos de producción, también ha permitido incentivar la innovación y la creatividad, generando nuevas oportunidades para los negocios.
Asimismo, se desprende de este informe que a pesar de la desaparición de muchas empresas y puestos de trabajo que ha provocado la crisis económica, las nuevas tendencias ofrecen la oportunidad de diseñar modelos de negocio con nativos digitales que reinventen por completo las actividades empresariales ligadas a la comunicación y a las tecnologías, reduciendo con ello las precariedades del empleo.
La investigación concluye con interesantes propuestas como el diseño de un programa de mentorización, un inventario de emprendimiento exitoso, un plan estratégico sectorial y la importancia de desarrollar una red de agentes con vinculación internacional para presentar acciones dentro del programa ‘Europa 2020’ y establecer una hoja de ruta participativa, liderada por una o varias instituciones, que combine las perspectivas pública y privada, con perspectiva global, interdisciplinar y emplazada a los escenarios futuros.