Tres veces, como negaciones hizo San Pedro, le han avisado a Susana Díaz desde Ferraz y otro lares para que estuviese callada. Para que dejase la pelea contra el secretario general del PSOE, para que asumiese su papel de secundaria en la nueva entrega del socialismo patrio. Pero ella se ha resistido. Ha hablado de temas que no son de su competencia durante los últimos meses. No puede resistir la tentación de ser el Califa en lugar del Califa. Pero, estos últimos días, ha callado. No ha dicho casi nada respecto a las elecciones catalanas, salvo unas filtraciones oficiales de una entrevista en la SER para el día de Navidad. Una entrevista que, según nos cuentan desde la emisora, dejará alguna puya buena a Sánchez.
Estar callada no significa que no tenga a sus huestes prestas para la guerra. De hecho su ejército de trolls en redes sociales ha mandado unos cuantos mensajes muy claros contra Iceta y Sánchez. “Una andaluza gana las elecciones catalanas, mientras un catalán y un madrileño le negaban su participación a otra andaluza. Ahí tenéis el resultado” han dicho con diferentes variaciones. Salvo el absurdo racial, provinciano y/o regionalista modo de utilizar el gentilicio, lo que dejan claro es que quien gana elecciones, Susana, podría haber ayudado a tener unos resultados mejores.
“Es evidente que no se han cumplido las expectativas” ha dicho Díaz. Y ha dado, efusivamente, la enhorabuena a Inés Arrimadas. Como buena costurera, aunque es más de cortar que de coser, ha dado dos puntadas con el hilo fino que suele utilizar antes de lanzar el ataque. Pone el dedo en la llaga de una nueva derrota de Pedro Sánchez, a quien además sea acusa de plegarse a los deseos de Iceta, del error que han cometido los y las militantes que le llevaron por segunda vez al poder del PSOE. Ella sí gana es el corolario subterráneo. Y pone, como segunda puntada, a otra mujer como ejemplo. No por una cuestión feminista (que sería bien recibido), sino para potenciar su propia imagen como mujer que gana elecciones frente a esos hombres que siempre pierden. Algún troll dentro de ese ejército ya lo dejó escrito: “Segundas partes nunca fueron buenas”.
Además, se ataca al propio programa del PSOE. El discurso que gana es el de Díaz, frente al fracaso de la España plurinacional de Sánchez. “Suspenso de la plurinacionalidad” ha dicho un alto cargo socialista. “¡Ah, pero si ella hubiese participado!” dejan como mensaje frente al supuesto veto que le puso el PSC. Por eso no es de extrañar que, como bomba de racimo previa, Juan Carlos Rodríguez Ibarra haya espetado que “hay que divorciarse ya del PSC” y constituir la federación socialista del PSOE en Cataluña.
Todos los barones callados, menos García Page
Ya se afirmó en estas mismas páginas que Emiliano García Page había roto amarras con Díaz y que, lealmente, se había aproximado a Pedro Sánchez. Por eso, y por responsabilidad política y de partida, ha sido el único barón socialista en hablar pública y extensamente sobre las elecciones catalanas. Y decantarse en el apoyo al secretario general y a Iceta. Desde un discurso diferente y con su propia forma de ver el socialismo, pero apoyando las decisiones tomadas desde el partido.
Guillermo Fernández Vara, en el video realizado para la militancia extremeña, ha querido recordar que, después de un año complicado pero en el que las cosas han salido para bien, los trapos sucios se lavan dentro de casa. Además, ha añadido que se necesita la unidad del partido para derrotar a la derecha española. Por tanto, una segunda defensa del secretario general. No ha sido igual en el caso de los demás barones. Silencio.
Y ese silencio tiene varias explicaciones, pero un solo camino hacia San Telmo. Están esperando, como comentan en varias federaciones, que se convoque un Comité Federal para poner las peras al cuarto a Sánchez. Esta vez no se irán a ver el fútbol, ni harán desprecios, sino que dirán todo lo que llevan guardado desde hace tiempo. Pero nadie de la Ejecutiva ha garantizado esa convocatoria, por lo que es jugar con “posibles” nada más. Quieren señalar al culpable: Sánchez. Desde Andalucía, altos ejecutivos lo han dejado claro: “¿Nadie se va a responsabilizar del fracaso?”. Quieren ver humillarse a la Ejecutiva Federal, para la que no guardan ninguna crítica en privado, en especial contra Adriana Lastra. Y quieren ver humillado a Miquel Iceta frente a los que sí ganan elecciones.
Van a la guerra de desgaste, cuyo segundo capítulo será la reforma de la financiación autonómica. Ahí se piensa no dejar protagonismo alguno a la Ejecutiva y utilizar a Díaz como portavoz de las demandas socialistas. Lo tienen claro los barones rebeldes. Y ahora se ve como un error no haber propiciado verdaderas alternativas, aunque fuesen derrotadas. Se quiso conciliar, en cierto sentido, cuando el sanchismo pedía cabezas. Les faltó valentía y por eso, ahora, tendrán que soportar desde Ferraz la arremetida que les va a venir.
Y, aprovechando que las encuestas en Andalucía, marcan un aumento del PSOE, como han filtrado a toda la prensa amiga, aunque le haya caído también a algún medio que es independiente, Susana espera convocar elecciones cuando más débil se encuentre Sánchez. Al que ya ha hecho varios feos. ¡Y luego se queja la reina del veto de que la han vetado!
El PSOE tiene un problema interno en estado de latencia. Su futuro dependerá de cómo lo solvente.