Recordaba una frase que me repetía, según mi opinión uno de los mejores políticos de la Transición D. Francisco Fernández Ordoñez, (qepd), en esos momentos presidente del Banco Exterior de España, donde tuve el privilegio de trabajar bajo sus órdenes y tratando, en charlas que manteníamos mientras comíamos en un restaurante pequeño que había cerca del Congreso de los Diputados, de algunos temas, que a veces eran de Política Nacional.
Escuchar su opinión para mí, neófito en la materia política, eran verdaderas clases magistrales y en directo. Puedo poner como ejemplo una pregunta que me hizo en su momento: «Andrés, tú que no eres político ni te has dedicado a ejercer esta actividad tan apasionante, dime de verdad ¿qué piensa el pueblo de mi actividad política?». En principio la pregunta me dejó perplejo y no sabía qué contestar. Ante mi silencio, insistió y no tuve más remedio que contestarle: «Mira Presidente, la gente, el pueblo, piensa y dice que eres un “chaquetero”».
Su contestación no pudo ser más elocuente: «qué listo es el pueblo”, lleva razón en su apreciación, pero yo, más que “chaquetero”, lo definiría como “camaleón” por la fácil adaptación al medio agresivo que nos rodea».
A continuación, me dio una lección que no se me olvidará jamás, me dijo el arte de hacer política era conseguir hacer posible lo que parece imposible (esta frase la he oído y leído muchas veces después), habría que tener claro los objetivos y cumplirlos y hacer posible que estos objetivos redundaran en el bien del pueblo.
Esta anécdota, me viene a la mente, después de ver los resultados Electorales para el Parlamento de Cataluña.
¿Estamos en un túnel sin salida? ¿Qué va a pasar con España y Cataluña? ¿Vamos a seguir en la misma dinámica anterior? Suponiendo, que hicieran coalición los Partidos Independentistas, ¿se quedarían ahí o volverían a insistir en desobedecer el Orden Constitucional y volveríamos a lo mismo que había, es decir, inseguridad jurídica y política, los Inversores ya ni mirarían a Cataluña como zona de inversión segura? ¿Más fugas de empresas, más paro, mayor déficit en el PÎB y un largo etcétera para no cansar al lector?
Ahora viene por qué he contado la anécdota del principio ¿Es que no va haber nadie que se dé cuenta de la situación y cómo salir de este parón maligno?
Amigos lectores, a un humilde observador como soy yo, se le ocurre que, haciendo un repaso de la política española desde la Constitución de 1978, he visto que, en diferentes gobiernos desde la UCD de Adolfo Suarez, que necesitaba ayuda en algunos casos para aprobar los Presupuestos Generales y en otros para sacar leyes importantes, necesitó apoyos de los partidos en unos casos Catalanes CDC, CIU y en otros casos del PNV y nadie hablaba de independentismos. Eso sí sacaban algunas ventajas, sobre todo económicas para los gobiernos autonómicos.
Cuando en 1982 llegó al poder el Partido Socialista con Felipe Gonzalez a la cabeza, se repitieron en algunos momentos esas peticiones, apoyos unas veces tácticos y otras estratégicos, pero ahí estaban los partidos nacionalistas apoyando y, eso sí, cobrando las tasas de rigor.
Llegó 1996 y el Partido Popular ganó las elecciones y volvió a pedir esos apoyos, lógicos para sacar adelante, bien los Presupuestos Generales o alguna Ley que consideraban vitales a los mismos partidos que habían ayudado al Partido Socialista anteriormente y nadie hablaba de independencia.
Cuando llegó nuevamente al poder el Partido Socialista en el 2004 con el Presidente Rodriguez Zapatero, empezaron los embriones independentistas adormilados a cobrar vida y durante esas 2 legislaturas se hicieron comentarios, que de alguna manera alentaron estas peticiones y nacieron partidos extremistas de la Independencia, hasta los Conservadores, antiguos de CDC y CIU, se apuntaban por motivos que no vienen al caso en estos momentos.
Este pequeño repaso histórico, sirve para situarnos en el momento actual y como salir de este atolladero que, sin lugar a dudas, tantísimo daño está haciendo a Cataluña y a España.
¿Cuál sería mi propuesta?
Si durante décadas los partidos nacionalistas han apoyado, como no podía ser de otra manera, al Gobierno Estatal para los temas importantes, ¿por qué no se puede hacer ahora igual con la mayor fuerza política que ha ganado las elecciones en Cataluña?
Para llegar a este acuerdo se podría pactar, y plasmar en un documento, las obligaciones de cada parte. A título de ejemplo, lógicamente, la presidenta seria Inés Arrimadas y por parte del JxC la persona idónea que decidieran, para vicepresidente/a. Este documento sería la base para dar forma jurídica, estabilidad al sistema durante, por lo menos 4 años, y poder rehacer en todos los aspectos, sociales, económicos, jurídicos y, sobre todo, de convivencia.
Si durante décadas CIU han hecho pactos con el Gobierno del Estado, ¿por qué no hacerlo ahora con un Partido que mayoritariamente han elegido los catalanes?
La aritmética cuadra 36 más 34 hacen 70, mayoría absoluta y, desde luego, no estarían en manos de partidos radicales que van solo a la destrucción de la Unidad de España y del Sistema Constitucional y no piensan en el daño que están haciendo a Cataluña y a España.
En ese documento, incluso se podría acordar la revisión de la Constitución, eso sí aprobada por todos los españoles, donde se revisarían todos los aspectos de las Autonomías y su gestión y gobierno.
Una Comisión donde estuvieran representados todos los grupos políticos para dedicarse a llevar a cabo la revisión de la Constitución, que, si bien ha servido durante 40 años, se ve a todas luces, que necesita una profunda actualización.
Y, de una vez por todas, el pueblo catalán, que tanto está sufriendo podría poner encima de la mesa sus necesidades actuales y serviría para durante estos 4 años dar estabilidad, jurídica, política económica y social.
No es un invento todos sabemos la coalición que hicieron los alemanes para salir del bache que estaban sufriendo y salieron airosos, ¿por qué no podemos hacerlo en España-Cataluña?
Vamos a demostrar que somos capaces de solucionar con entendimiento y dialogo nuestros problemas y no dejarse llevar por extremistas que solo piensan en hundir a España y a Cataluña.