Un artículo de Público ha sorprendido a propios y extraños, más en estos tiempos en que Palestina está sufriendo el ataque a los Derechos Humanos mínimos por parte de Israel, cuando Donald Trump ha sacado su vena sionista al considerar Jerusalén como capital israelí, cuando una niña de 16 años, Ahed Tamimi, está en prisión por abofetear a un soldado que invadía su casa, cuando están muriendo niños a balazos del ejército israelí. Ciudadanos pone como ejemplo educativo a Israel.
En el proyecto de Proposición No de Ley sobre el impulso de un programa de transferencia del conocimiento España-Israel, elevan a la categoría de referente mundial la educación israelí e incitan a que haya un intercambio escolar entre ambos países. “La consolidación oficial de las líneas estratégicas (sector farmacéutico, energías renovables, Smart Cities, nanotecnología, tratamiento de aguas, tecnología agrícola, tratamiento de residuos y Defensa) abre aún más el campo de acción sobre el que aunar esfuerzos para incrementar el número de oportunidades que representan tanto para nuestras empresas como para nuestros jóvenes” inciden. Y ahí en esa acotación es donde se encuentra el factor clave del sionismo naranja. Ponen como ejemplo educativo la educación e investigación para la guerra del país oriental.
Se nota la mano ya de José María Aznar y de los lobbies que han venido financiando el proyecto naranja. Todos ellos muy alejados del respeto a las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas y del derecho del pueblo palestino. En los últimos días se ha contado en estas mismas páginas cómo Israel, utilizando su fuerza de choque militar, disparando a pescadores palestinos e internándose ilegalmente el Gaza impedía la producción de Palestina. Eso sin contar la vulneración constante de los derechos humanos, como requisar libros a los presos palestinos o disparar armamento real ante una manifestación pacífica.
Bajo este contexto Ciudadanos y su dirigente máximo, Albert Rivera, quieren que el mundo escolar aprenda de Israel. De una economía que se basa en la negación de la economía de los vecinos mediante el uso de la guerra y la violencia, o la transferencia de fondos a la tecnología para el control en las ciudades (un Smart City ciertamente dictatorial), por ejemplo. Como afirman en Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel: “La economía israelí se construye sobre la base de negar la posibilidad de una economía palestina e impacta negativamente en otras muchas economías de la región. Su modelo de innovación tecnológica está estrechamente vinculado a la experimentación armamentística para la ocupación y a la seguridad, aplicando toda esa tecnología y ese “saber” para el control y el castigo sobre una mermada población palestina”.
Sacan al fin la patita desde la formación naranja respecto a su visión de la política internacional, europeísmo de los mercaderes aparte, que es el seguidismo de la visión del Imperio estadounidense y de sus lobbies armamentísticos y sionistas. Ya se negaron a votar en favor del reconocimiento del Estado de Palestina y, aunque en público hablan del diálogo entre las dos partes, se niegan así mimos cuando hablan de respetar las resoluciones de la ONU. Esas mismas resoluciones que son ninguneadas por Israel en muchos asentamientos y colonias ilegales de esas que tanto alaban en Ciudadanos como modelo de transferencia educativo-tecnológica. Juegan al despiste y a quedar siempre bien, al populismo sistémico, pero tomar como modelo a Israel deja bien a las claras su posición final.
Es más, acusan a Palestina de poder desarrollar ese tipo de tecnología y conocimiento “por diversos factores”, pero no quieren decir que apoyen a Israel. Claro esos “diversos factores” son muy importantes. Luchar para evitar el genocidio palestino, tener que reconstruir día a día sus ciudades de los ataques con misiles por parte de Israel, tener que destinar dinero a comprar alimentos en el exterior porque quien te invade te impide la producción, y así hasta completar una larga lista de factores no achacables al pueblo palestino, sino al de los amigos de Rivera y Aznar. Al final quien te financia manda, y por eso los dineros de Fedea y amigos de allende los mares inciden en ciertos comportamientos políticos.