España se puede convertir en un verdadero lastre para la Unión Europea si Luis de Guindos es elegido para ocupar la vicepresidencia del Banco Central Europeo, sobre todo si comparamos su trayectoria profesional con la de su contrincante, el irlandés Philip Lane. El Parlamento Europeo también es de esa opinión, puesto que, aunque su valoración no es vinculante, han sido muy claros en ponderar a Lane frente al ministro de Economía español.
Hay demasiado en juego para entrar en patriotismos absurdos y defender a un candidato que no es idóneo para estar en la primera línea de las políticas económicas de la Unión Europea. Apoyar a De Guindos por el mero hecho de ser español es ridículo puesto que un país serio lo que debe hacer es defender el interés común porque, aunque no lo crean, la presencia del ministro español en el segundo cargo del sistema financiero europeo es poner en peligro la propia estabilidad del proyecto económico de la Unión.
¿Qué méritos tiene Luis de Guindos para ser elegido por delante del presidente del Banco Central de Irlanda? Ninguno, no tiene ninguno porque, el único que podría presentar, es decir, haber impedido el rescate de España, fue un logro conseguido gracias al apoyo incondicional del Santander y de otras entidades financieras que, por supuesto, sacaron tajada de ello.
Para ocupar la vicepresidencia del Banco Central Europeo hay que presentar más avales que los que puede aportar De Guindos. Por eso el candidato idóneo para Europa es Lane porque, principalmente, conoce a la perfección el funcionamiento de un regulador, algo de lo que el ministro de Economía español no puede presumir porque lo desconoce, concretamente, porque su carrera profesional siempre se ha desarrollado en el ámbito privado y a sueldo de las grandes corporaciones financieras que actualmente gobiernan el mundo, además de tener el oscuro honor de ser el presidente de Lehman Brothers para España y Portugal en el momento de la quiebra del gigante estadounidense que provocó la crisis global de la que aún hoy el mundo no se ha recuperado.
Esta conexión de Luis de Guindos con esas grandes multinacionales es otro de los puntos principales por los que no puede ocupar un puesto como el que aspira lograr porque su objetividad frente al control de dichas corporaciones que se espera del BCE queda muy en entredicho. Un ejemplo de ello lo hemos tenido con el Caso Banco Popular en el que los organismos reguladores a su cargo hicieron miraron hacia otro lado mientras esas grandes corporaciones atacaban sin piedad el valor del Popular o realizaban operaciones «subterráneas», algunas de ellas presuntamente ilegales, con el único fin de dejar a la sexta entidad financiera española en una situación límite. ¿Las autoridades europeas pueden permitir que alguien así ocupe la vicepresidencia del BCE? ¿Estarán los bancos alemanes, franceses u holandeses, por citar algunos ejemplos, tranquilos con alguien como De Guindos en el BCE? La única que lo estaría sería Ana Patricia Botín porque el hecho de que el actual ministro de Economía llegara a convertirse en vicepresidente del BCE garantizaría al Santander unas políticas llave en mano.
Los eurodiputados lo han tenido claro: «The majority of the political groups considered Governor Lane’s performance more convincing. Some groups expressed reservations for Minister De Guindos appointment» (La mayoría de los grupos politicos consideraron la intervención del Gobernador Lane más convincente. Algunos grupos expresaron dudas respeto a la intervención del ministro De Guindos).
El proyecto europeo está en sus momentos más bajos por el incremento del euroescepticismo. Sin embargo, que Luis de Guindos consiguiera la vicepresidencia del BCE sería tan negativo que podría calificarse como el principio del fin de la Unión Europea.