La última encuesta publicada por el diario El Mundo el pasado domingo debería hacernos reflexionar profundamente, sobre lo que está ocurriendo en el seno de la izquierda española, aunque probablemente se extienda también a la europea en su conjunto a excepción de Portugal.
Es evidente que es una encuesta “de parte”, pero coincide con otras aparecidas, incluso la del CIS, en lo que se denomina “tendencia”. En todas ellas sin excepción se aprecia un retroceso de PP y Podemos, estancamiento preocupante de un PSOE que debería haber remontado, especialmente después de la elección de nuevo de Pedro Sánchez como líder y subida fulgurante de Cs.
Pero hay un elemento que se está reflejado cada vez con mayor nitidez, que la suma de la derecha supera con holgura a la de una izquierda a le greña, plagada de luchas cainitas internas y externas.
Así en la del domingo PP y Cs alcanza el 50 % de votos, lo que les supondría una mayoría absoluta en las dos cámaras (en el Senado ya la tienen actualmente). Han pasado del 44 % en las elecciones de 2016 a ese 50 % redondo. Por otro lado la izquierda pasa del 43,8 % del 2016 a un penoso 38,1 % actual. Del empate técnico se pasaría a una diferencia abrumadora del 12 %.
Las primaras reacciones desde esa izquierda en crisis no parecen muy alentadoras. Negar lo evidente aludiendo que El Mundo es tendencioso y manipula los resultados, no parece lo más adecuado para salir de la situación actual. Se echa últimamente de menos un valor propio de la izquierda, la autocrítica que ayuda a enriquecer y favorecer una reacción eficaz ante una grave situación.
En un momento en el que la corrupción acorrala al PP, con las gentes en las calles demandando la igualdad entre hombre y mujer, unas pensiones dignas y un empleo estable, no es la izquierda la que lidera esa reacción social y por tanto recoge los réditos electorales, sino curiosamente lo hace otro partido de derechas, en algunos aspectos situado a la extrema derecha del PP: Ciudadanos.
Un Ciudadanos creado con visión de futuro por los poderes fácticos, previendo la pérdida de votos del PP ante los numerosos casos de corrupción que le agobiaban, garantizando así que no se perdieran yendo hacia el enemigo. Lo que no imaginaban (o sí) era que la crisis de Catalunya iba a traer como consecuencia, que también iba a recoger una parte de los de izquierda.
Aquí aparece otro de los elementos que están produciendo un verdadero terremoto en el electorado de este país, Catalunya. Curiosamente a diferencia del catalán que a pesar de la situación extrema que padecen apenas se mueve en el resto del estado provoca movimientos importantes.
La izquierda, PSOE y Podemos está cometiendo dos errores gravísimos que le están llevando a la situación actual. El primero las luchas que la desangran, las que se producen en su interior y las que les enfrenta entre ellos.
La ciudadanía de izquierdas no ha entendido cómo es posible que teniendo mayoría parlamentaria actualmente (El PP, Cs, más UPN, Foro y Coalición Canaria suman solo 170 diputados de 350) no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo para gobernar.
Tampoco que en la crisis catalana no hayan sido capaces de adoptar un discurso diferenciado de la derecha estatal y los independentistas, que hubiera permitido desatascar la situación. La duda es si no lo han hecho por cobardía o por ineptitud. En cualquier caso mal, muy mal.
La suma de la división más la falta de propuestas ante las tensiones centro-periferia les está arrastrando a una debacle, que sin una reacción rápida y contundente perece inevitable.
¿Tienen capacidad para hacerlo? No parece a la vista de su situación actual, aunque a veces los milagros en política suceden.
Si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, sus líderes actuales, no son capaces de pegar un puñetazo en la mesa y con imaginación, audacia y generosidad deciden ponerse ambos de acuerdo liderando las luchas en la calle (pensiones, reforma laboral, igualdad de género, protección de lo público), aportando alternativas en el problema catalán (Estado Federal Plurinacional, tema fiscal, consulta pactada, gobierno transversal), o van directos ellos y sus partidos hacia el abismo sin frenos.
Las próximas semanas parecen cruciales. Desde estas líneas hago votos para que hayan vuelto de su descanso de la Semana Santa con lucidez y la iluminación, no divina sino humana, les haya alcanzado plenamente.
Veremos…..
José Luis Úriz Iglesias (Ex parlamentario y concejal del PSN-PSOE)