Una mujer de 31 años ha aparecido muerta en su apartamento de Paris con signos de haberse suicidado.
La noticia aunque parece escandalosa, en realidad es demasiado común en esta sociedad nuestra que nos lleva en múltiples ocasiones a que el corazón se nos rompa en pequeñísimos pedazos, que se clavan en el resto de nuestra anatomía como agujas y te hacen insoportable la existencia, hasta que como por milagro vuelves a puerto seguro. Por desgracia cuando se trabaja en un juzgado de guardia, eres consciente de que es difícil que haya una guardia en la que no tengas uno o dos suicidios de la población común, de la media.
Estas estadísticas de suicidio que en muchos casos se han querido vincular a trastornos mentales crónicos o agudos, desgraciadamente no coinciden exactamente con la realidad cotidiana a la que nos enfrentamos los profesionales a los que nos toca realizar los levantamientos de cadáver.
Posiblemente haya seres que no son capaces de concebir que llegaran a otro puerto seguro antes o después, enteros, tullidos o con lesiones, pero llegaran.
Y en este punto nos encontramos con Oksana, indudablemente fue una mujer valiente, brillante e innovadora. De profesión pintora. Fundo junto con Oleksandra Shevchenko y Anna Hutsol, la forma de reivindicación, sin duda más revolucionaria del último siglo. El grupo Femen nace en abril de 2008 en Kiev, Ucrania y aunque sus reivindicaciones son antiguas y constantes en las reivindicaciones de las mujeres, la segregación de las estudiantes, la explotación y el turismo sexual, lo que consideraban el estatus inferior en que se ubicaba al género femenino en la Ucrania postsoviética. Y la creencia, no alejada de la realidad, de que el destino de muchas de ellas era ser traficadas para prostituirlas en el extranjero, u ofrecerlas como novias en internet.
Femen va a conseguir de una forma casual, una visibilidad a nivel mundial, sin precedentes en las reivindicaciones femeninas. Dándole a su grupo, con sede en la actualidad en muchos países del mundo, una difusión generalizada y una visibilidad casi inaudita para unas desconocidas sin padrinos. Y con ello visibilizo las reivindicaciones silenciadas del feminismo mundial. Fue precisamente Oksana, la que decide un día mostrar su torso desnudo y pintado con lemas o frases reivindicativas. La repercusión de este acto, las hizo concienciarse de que el cuerpo de la mujer podía ser usado como un instrumento para reclamaciones políticas, que proporcionaba la difusión masiva de las mismas. Y “tod@s” bien o mal hablaron de Femen, y tod@s a favor o en contra comenzarón a hablar de feminismo y de las reclamaciones de las mujeres.
“El feminismo pierde a una activista crucial para entender nuestro tiempo” afirmara Anna Hutsol, cofundadora de Femen. Entre sus declaraciones, Oksana nos contaria “A los quince años, dejé a mis padres para dedicarme a pintar iconos. Hoy sigo pintándolos, pero para vivir. Estoy orgullosa de lo que hago por el bien de mi alma y mi conciencia, para mi desarrollo personal y, por supuesto, de mi trabajo como activista de Femen”
Como refugiada política, tras ser perseguida en su país, residió en París desde 2013 hasta su fallecimiento. Donde se dedicaba a la pintura exclusivamente desde 2016. Anna Hutsol, su compañera cofundadora de Femen, dijo que la activista «había luchado ferozmente por lo que creía». Oksana siempre estuvo en primera línea. Lo que más admirábamos de ella era que entre 10 y 15 policías nunca eran suficientes para arrestarla. Siempre necesitaban de 15 a 20 agentes para lidiar con ella. ¡Era increíble! Siempre peleaba hasta el final, resistiendo la captura, porque sabía que lo que estaba haciendo era por una causa justa», señaló.
Al final parece que se agotó antes de acabarse nuestra necesidad de ella. Se fue casi seguro sin saber que abrió una espita que hará cambiar el mundo para siempre. Que se iba a convertir en un icono del Feminismo del SXXI, el siglo de las mujeres. «Eres falso», dejo escrito en inglés en una nota. No sé qué pensaste que era falso Oksana, pero te aseguro que tú y tu lucha, habéis sido lo más verdadero de la última década.
Yo prefiero recordarla como la mujer que un día declaro “Mi pasado en Femen ha repercutido por completo en mi pintura y mis ideas. Creo firmemente que podemos influir en la sociedad. Esto es la continuación de mi activismo, pero de una forma nueva. Sigo acusando a la religión de que da a las mujeres una mala imagen de obediencia”