El presidente del gobierno de España es un cachondo. No se puede tener más gracia y donaire en las respuestas. Salvo que se sufra de narcisismo. El País ayer mismo demostraba que en el libro que Pedro Sánchez coescribió con Carlos Ocaña plagió párrafos enteros de una conferencia del embajador Manuel Cacho. Es más hasta las erratas han copiado. Casi quinientas palabras, un folio más o menos, sin citar, sin entrecomillar, fusiladas sin reconocer la autoría. Algo que se suma a lo que algunos medios siguen sacando día tras día.
Tras darse a conocer la noticia, Pablo Iglesias ha pedido al presidente del Gobierno que diese explicaciones porque eso era “cutre” y una falta de respeto para lo que debe ser un texto académico. Mientras ha sido Inda quien ha ido exponiendo páginas de copia y pega en Podemos han observado con escepticismo. Pero si lo dice el “periódico del PSOE”, que antes fue el periódico de Soraya y antisanchista, la cosa es para pensárselo. Y por ello pide explicaciones. Como buen académico Iglesias sabe que plagiar es una de las faltas más graves que se puede cometer. De ahí que las explicaciones fuesen necesarias.
Antes de dar las explicaciones, que es el sentido de este análisis, Adriana Lastra, gran conocedora del mundo académico y doctoral, ha querido dejar su perla. La vicesecretaria general del PSOE ha afirmado: “¡Ah claro! Es que 300 o 500 palabras que no llevan comillas es un plagio. ¡Por favor!”. Sí señora Lastra, 500 palabras es plagiar en el mundo académico. En el suyo no se sabe bien qué cantidad será, pero en la academia eso se considera plagio y es algo grave. Porque lo que demuestran Sánchez y su amigo Ocaña es que son unos artistas del copia y pega. Y algo grave habrá visto el propio presidente del gobierno cuando ha dado explicaciones.
El presidente Sánchez ha afirmado que todo ha sido “un fallo en una reseña que va a ser subsanado en una nueva edición del libro”. ¡Ole! No se le ocurre al presidente de gobierno más que amenazar con una nueva edición. Un texto tan pobre, que no ha vendido nada en su primera edición porque es infumable, porque tiene carencias notables en cuanto a marco teórico-práctico, quiere sacar una segunda edición. Se entiende que Delta quiera hacer dinero aprovechando la polémica. Se entiende que los sanchistas quieran comprar el libro porque son así. Pero que el propio presidente diga que apuesta por una segunda edición sabiendo que es malo, sólo puede ser producto del narcisismo del personaje. O una mentira para quitarse de en medio la gravedad del asunto.
Sánchez sabe que no va a tener tiempo de leer galeradas, que no va a poder prestar atención a todas las citas que no ha realizado. Salvo que haya encontrado nuevos amigos que le ayuden a coescribir la segunda edición donde él ponga el nombre y los demás el esfuerzo. Debería pensárselo y ser más condescendiente con el resto de la humanidad y no sacar más ediciones. Sólo un ego tan grande como el del presidente, o que es un cachondo mental aunque no lo parezca ni en las distancias cortas, puede perpetrar un atentado cultural y académico tal. Lea a John Stuart Mill, a Inmanuel Wallerstein, o a Paul Krugman, como poco, antes de preparar una segunda edición. Haga el favor de informarse mediante escritores que han hablado de lo mismo que usted antes para formar un marco teórico. Y si se lanza podría leer Imperio de Hardt y Negri… vamos por leer una crítica de izquierdas al mercado global.