La mayoría de los clubes de Primera División de la Liga de Fútbol profesional tienen ya equipos femeninos, lo que demuestra que la igualdad se va abriendo paso, poco a poco, en un deporte que durante más de un siglo ha sido símbolo de la supremacía machista patriarcal. Y pese a todo, uno de los clubes más importantes de Europa, el Real Madrid, sigue resistiéndose a crear un equipo propio formado por mujeres para competir en la liga femenina. ¿A qué está esperando Florentino Pérez para sumarse a una iniciativa necesaria y justa por la que ya han apostado clubes como el FC Barcelona, el Atlético de Madrid o el Sevilla?
Con su inexplicable actitud inmovilista y conservadora, por no decir poco implicada con los derechos de las mujeres, un club como el Real Madrid pierde prestigio, y no solo eso, sino que a la vez está perdiendo dinero, ya que desde el punto de vista mercantil se ha demostrado que el fútbol femenino es una disciplina rentable que cada vez interesa más en Europa y en el resto del mundo. En países como Reino Unido, donde el fútbol es casi una religión, clubes como el Chelsea, el Arsenal, el Manchester City y el Liverpool, entre otros muchos, ya disponen de equipos femeninos. A ellos se ha unido recientemente el Manchester United, buque insignia de la Premier. La misma tendencia se repite en otras ligas europeas. En Alemania, Bayern Münich, Wolfsburgo, Friburgo, Werder Bremen o Duisburgo tienen presencia en la Bundesliga femenina. En Francia, Olympique Lyonnais, PSG, Montpellier u Olympique de Marsella también poseen equipos formados por mujeres. En Italia, las futbolistas de la Juventus, Roma, Brescia o Fiorentina hace tiempo que pelean por ganar la Serie A. Y en Portugal, las chicas del Sporting Clube, Sporting de Braga, Benfica y Boavista se disputan el Campeonato Nacional.
El éxito del fútbol profesional femenino no es una cuestión de moda transitoria. Es el resultado de años de esfuerzo y sacrificio personal de muchas mujeres y de una lucha abnegada en reivindicación de los derechos de cientos de niñas y jóvenes cuyo mayor sueño era llegar a ser futbolista profesional algún día. Ha sido una dura odisea para ellas que ha culminado en la creación de una liga nacional, un campeonato que es seguido por miles de personas en toda España. El colofón ha sido la consecución del reciente Mundial Sub 17, sin duda un hito histórico para el deporte español.
El empuje del fútbol femenino en todo el planeta es imparable, y de ahí que todavía resulte más incomprensible si cabe que un club como el Real Madrid, el más laureado de Europa, ni siquiera se esté planteando crear una cantera de fútbol base formada por niñas que podrían dar el salto a otros equipos en el futuro. Florentino Pérez debería recapacitar, no solo por una cuestión de justicia y por situar al Real Madrid en el lugar que le corresponde junto a los demás clubes del viejo continente, sino porque desde el punto de vista crematístico está demostrado que el fútbol jugado por mujeres interesa, vende y da dinero. La prueba es que los campos se llenan cada domingo y las audiencias de televisión empiezan a ser notables.
En alguna comparecencia pública el presidente del club blanco ha dejado caer la posibilidad de formar un equipo femenino del Real Madrid en el futuro, pero de momento todo son conjeturas y promesas. Lo único cierto es que a fecha de hoy no queda nada claro que el club de Concha Espina esté dispuesto a apostar por la iniciativa. Esta ambigüedad daña la imagen del club, que finalmente queda como una institución machista en comparación con el resto de equipos españoles que ya han dado este paso decisivo para la igualdad entre hombres y mujeres. Le guste o no a Florentino, el Real Madrid no puede permitirse ese desgaste en su imagen pública.