Si la posmodernidad y todo lo que lleva asociada ha entrado en el Partido Comunista de España es que el fin de los tiempos está cerca. Resulta que la sección madrileña del PCE, con Álvaro Aguilera a la cabeza, ha llevado a cabo una purga, lo cual no debería sorprender porque suena como habitual. Lo sorprendente en este caso es el “motivo real” de la expulsión, porque ya conocemos las excusas que se ponen en los comités centrales para defenestrar a camaradas (al menos desde la Autobiografía de Federico Sánchez). Han decidido expulsar a un grupo de feministas de Carabanchel por llevar a efecto un acto contra la prostitución. O lo que es lo mismo, un acto abolicionista que quiso ser impedido manu militari por la dirección madrileña en favor de las posiciones favorables a la reglamentación de la prostitución.
El escándalo ha saltado a las redes sociales, especialmente, en apoyo de Gemma Bravo que fue la valiente mujer que mantuvo el acto pese a los deseos del “Comité Central”. Muestras de solidaridad que parecen entroncar mejor con lo que se supone la ideología de un partido comunista que no esté vendido a la diversidad posmoderna y contra la clase trabajadora. Considerar un acto de enorme explotación personal y psicológica, como es la prostitución, como un trabajo con derechos es subvertir profundamente el marxismo y la defensa de las mujeres. Cuando Marx advirtió que las mujeres del proletariado acabarían como prostitutas de la burguesía no era una forma de dotarlas de derechos laborales, al contrario estaba indicando claramente una de las formas de alienación de la clase trabajadora. Una obscenidad que no podía permitirse de ninguna manera. Pues parece que el comunismo posmoderno acepta esa forma de alienación.
Los posmos han terminado de hundir al PCE. @gemmabe7 ha sido expulsada del partido por defender sus ideas feministas. Que sigan así, que se van a seguir comiendo una 💩 en las próximas elecciones. Qué falta de respeto a la militancia!!!#NosEchanDelPCE
— Francisco González. (@FranGlezSosa) December 20, 2018
No son las mujeres comunistas y feministas las únicas abolicionistas, sino que en el PSOE también se muestran contrarias a la prostitución como trabajo. Millones de mujeres son abolicionistas y no se dejan influir por esa posmodernidad o posfeminismo de última hora que es, incluso, capaz de vender su útero al mejor postor. Ante esto las feministas de Carabanchel, y otros lugares de Madrid, se sublevan porque en la unión de la conciencia de clase y la conciencia feminista es donde se encuentra la lucha contra el neoliberalismo opresor de la clase trabajadora y las mujeres en particular. Molesta que alguien pueda resultar ofendida por un deseo de diferenciarse de la verdadera lucha por no-se-sabe-bien-qué. Molesta, según parece, al comité central del PCM que las mujeres sigan la estela de tantas luchadoras marxistas y feministas que igual no entroncan con lo que está de moda, pero siguen luchando por una hegemonía cultural que deje de oprimir a las mujeres y las convierta en simples fetiches. Porque una prostituta, aunque el señor Aguilera lo desconozca, no es más que un fetiche de consumo y explotación.
https://twitter.com/gemmabe7/status/1075840703358533633
Como ha expresado Bravo en las redes sociales: “Prefiero ser expulsada por HACER un acto abolicionista que quedarme donde no saben aún si debatir sobre el porno o que… #NosEchanDelPCE”. Así es. La diversidad por la diversidad, que como bien ha explicado Daniel Bernabé en La trampa de la diversidad, sirve de alimento al propio neoliberalismo se ha metido en los intersticios del Partido Comunista y expulsa todo aquello que no se ajuste a los trending topics de quienes gritan mucho pero son menos. Abandonar la lucha de clases para instalarse en la lucha de la diversidad no parece el mejor camino para un partido que se dice comunista. Cuando resurgen con fuerza los postulados, incluso renovados, del materialismo histórico, cuando hoy Debord tiene más validez que Friedmann, echarse en brazos de la ideología surgida desde la clase media acomodada para parecer progre, no parece un buen camino. Pero así están las cosas, se expulsa a feministas por ser abolicionistas, estar en contra de los vientres de alquiler y tener la valentía de defenderlo públicamente. ¡Es increíble que aún Hermann Tertsch tenga miedo a los comunistas españoles con lo que hacen!
Vuestro silencio ante la posmodernidad que atacó a la izquierda, a nuestros símbolos, a nuestra ideología con ese discurso desclasado es escandaloso y desgarrador. En lugar de combatirla, echáis a camaradas. NO SOIS COMUNISTAS, sois una banda de traidores. #NosEchanDelPCE
— Susana Vila ♡ (@Susana_Vila) December 20, 2018