El capitalismo no puede vivir sin sus crisis cíclicas, que cada vez son menos distanciadas y más profundas. La realidad es que desde 2008 el capitalismo ha ido profundizando hasta llega a un cierto estancamiento. Que hoy día se ve abocado de nuevo a una recesión entre otras causas por la “guerra comercial” no solo entre China y los EEUU, sino entre los distintos bloques regionales. El dólar contra el Euro, que conlleva a que la Unión Europea vez su hegemonía cada vez más débil. Hoy como ya vaticinó en la década de los 30 del siglo pasado, Leon Trotsky, el centro se está desplazando desde Europa al Pacífico. La Union Europea comienza a tener un papel subordinado. Incluso algunos economistas ya comienzan a hablar de un posible “fin del Euro”. Aunque no sea la cuestión de este texto pienso que esto ya lo comenzábamos a ver en la etapa de la desintegración de una Yugoslavia multicultural y socialista. Desintegración en la que tuvo un gran papel la UE y en particular Alemania.
A pesar del lenguaje demagógico de la derecha europea las crisis se reproducen, Italia se encuentra en curso de colisión gracias a la deuda, Y Alemania, que basó su crecimiento en la “Agenda 2010” llevada a cabo desde el año 2000 cambió completamente su estructura social. Gracias a dicha agenda alrededor del 40 por ciento de la población tiene un nivel de vida muy inferior al de hace 20 años y donde más de 15 millones de personas corren el riesgo de pobreza o exclusión social. Hoy en día es una alegría ser “mileurista” o tener un trabajo aunque sea parcial. Sin embargo la política de la cogestión socialdemócrata y los derechos sociales van camino del basurero de la historia.
La lucha de clases es discontinua y a veces caprichosa, a pesar de cualquier tipo de populismo, o de aquellos que creen en la entelequia del pueblo. Por esto “me avergüenzo” de esos progres de izquierdas cuando se escandalizan de la violencia de los miserables cuando asaltan la ciudadela burguesa y, sin embargo, callan o miran hacia otro lado ante la violencia estructural de un sistema caduco dominado por una burguesía senil y decadente. Y no se dan cuenta de que la Unión Europea se está fragmentado delante de nuestras propias narices.
Macron apareció como el que iba a unir al pueblo francés, como el salvador de la patria, cual Bonaparte que viene a salvar de la decadencia “socialista” (terminología que suena cercana). Como en la década de los 30 del siglo pasado hay que echar a los enemigos de la religión y de la moral que ha llevado a la decadencia a Occidente. El socialismo es el demonio. Hay pero la realidad es otra cosa, dicha realidad es completamente diferente de esa ideología. No olvidemos que la UE, hegemonizada por Alemania y por Francia, se basa en la austeridad y en la supeditación de toda la política y al economía en la deuda pública. La UE está derivando sin rumbo y el escenario que se divisa no es nada halagüeño. Inmersa en la crisis del capitalismo mundial ha perdido el papel que tenía cuando comenzaba a implementarse este bloque regional. Como bien dice Alan Woods “el destino de la economía mundial depende en gran medida de las exportaciones. La caída de la demanda en Europa y los Estados Unidos ha creado una crisis de sobreproducción en el acero y otros sectores clave de la economía china”. La Guerra comercial incide sobre la política y sobre la economía.
Se produce una polarización de la lucha de clases a nivel mundial. Pero a diferencia de las plazas y del 15M, hoy no se televisa nada. El movimiento de los indignados supuso una crítica a la democracia representativa caduca, pero dicho movimiento era “interclasista”. Había que indignarse y con razón pero para cambiar hay que comprometerse”. El problema es que cuando se produjo el compromiso político todos los medios han ido a degüello y hoy puede ser que dicha esperanza haya caducado.
Pero la Rebelión actual ya no interesa y es necesario difuminarla y a ser posible criminalizarla. Así la rebelión en la India ha sido acallada. Un país industrializado, donde del 8 al 9 de Enero alrededor de 200 millones de trabajadores secundaron una huelga en todo el subcontinente indio. Sus demandas iban contra el aumento de los precios, contra el desempleo, la privatización del sector público y el empleo temporal. Es decir contra todo el eje de las políticas neoliberales. Frente a lo dicho pedían una Seguridad Social Universal para todos los trabajadores o un aumento del salario mínimo. Además de tener las pensiones aseguradas y la abolición del trabajo contractual.
La política neoliberal se ha “globalizado”. Mala terminología, utilicemos la terminología marxista. El capitalismo se encuentra en su tercera etapa de internacionalización; y de nuevo basando en aquello que predijo Rosa Luxemburgo: en la acumulación por desposesión y en el militarismo. El mismo Marx con 175 años de adelanto nos decía: “La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción, y con ello todas las relaciones sociales”; y más adelante continúa: “Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Necesita anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas parte” [El Manifiesto Comunista]. Rosa Luxemburgo en su capítulo sobre “El militarismo” [La Acumulación del Capital] profundiza el estudio y describe el papel de lo militar en ese proceso.
En este contexto de internacionalización hay que colocar la polarización de la lucha de clases y las distintas luchas en contra del capital. Por eso después de 40 años de políticas neoliberales, de privatizaciones y de desprestigio de los sindicatos junto al retroceso de los derechos sociales y el vaciamiento de la democracia; la lucha de clases en el siglo XXI está teniendo otras características y lo estamos viendo en la lucha de los “precarios”.
Pensar que todo comienza por la “subida de un impuesto”. Y nuestro progres de izquierda no lo entiende. La historia la debe de tener en el armario. O es que no nos acordamos de ella. ¿Cómo comenzó la Revolución de 1905? Las masas hambrientas rusas siguieron al pope Gapón para proponer al Zar una serie de propuestas de mejoras laborales, Sin embargo la manifestación fue salvajamente aplastada por los soldados del zar. Incluso 1789 se produce por la protesta ante un impuesto sobre la cerveza. O en la década de los 80 el movimiento obrero inglés se rebela contra M. Thatcher por la imposición del Poll-tax (una tasa sobre los alquileres)
Las rebeliones/ revoluciones estallan en momentos determinados pero expresan el disgusto de años. Es lo que ha ocurrido en Francia con el movimiento de Chalecos Amarillos. El impuesto sobre el gasoil ha hecho surgir el movimiento de los precarios gracias a las redes y el internet. Un impuesto, sin. Pero que entiendan todos los progres que los impuestos no se hacen sobre las grandes fortunas, ni sobre las clases pudientes. Tanto los neoliberales como los social-liberales basan sus políticas en los impuestos directos. Pongámonos en una ciudad como Madrid, donde cada día entran miles de trabajadores en su coche a trabajar desde el cinturón de ciudades dormitorio que la rodea. Ahora que nuestro gobierno les imponga este impuesto indirecto sobre la gasolina y que encima sean mileurista. Calcular ahora realizar todos los días un trayecto entre 40 y 80Km. Yo lanzo una pregunta al aire ¿por qué callamos?
El movimiento obrero francés tiene su historia. Y a 50 años del 68, los precarios lanzan un movimiento espontáneo y nacional. El problema es su desconfianza de los sindicatos- en parte con razón- ya que aquellos no se han implicado en la lucha. Sólo determinadas seccione de los sindicatos como la CGT de la Metalurgia o FO- Transportes se han unido en diversos departamentos en una plataforma reivindicativa de incremento salarial y contra los impuestos indirectos que perjudican a las clases populares.
El movimiento de los chalecos amarillos representa la rabia y la ira de las clases populares. La ira de los “falsos autónomos” y pequeños artesanos. Representa un fenómeno de acumulación del cabreo social, después de 40 años de políticas neoliberales que se han basado en la desposesión de los de abajo, de las clases populares
Es la clase obrera precarizada que trabajan en uno o más empleos. Lo que la nueva sociología denomina trabajadores pobres. Por tanto se trata de una movilización profunda que a partir del rechazo al impuesto del gasoil ha ido propugnando una plataforma. Es una exasperación social de estos “miserables” que cada fin de semana bajan a la ciudadela burguesa. La clase obrera se encuentra fraccionada y se mueven los precarios, el estrato más bajo. Y se mueven por el reconocimiento y la dignidad, pero al mismo tiempo en favor de la democracia. Que decidan las víctimas, no los representantes de distintas transnacionales a espalda de la ciudadanía
El movimiento tiene un “carácter de clase” evidente. Lo que sucede es que la movilización se realiza fuera de los cauces normales de lo que hasta hoy han sido las movilizaciones de la clase obrera. Ante unas direcciones sindicales desarmada y burocratizada, los de abajo buscan su propio camino. Y mientras tanto la burguesía solo está teniendo una salida: la represión y la violencia policial. Por esto mismo el vaciamiento de la democracia es necesario para aplicar las las políticas suicidas en la UE.
Pero todo este proceso nos lleva a nuevas formas de lucha que ya comienzan a no pasar por las organizaciones estructuradas y jerárquicas. La realidad de los movimientos sociales son complejos, heterogéneos y al mismo tiempo lleno de contradicciones.
Por último, el movimiento ha de comenzar a tener altura de miras, si no quiere diluirse. No hay que acabar solamente con las tasas injustas. Hay que abrir un proceso que comience con lucha contra la deuda pública y contra todo lo que supone. Hay que luchar por lo público y su defensa y al mismo tiempo en desandar el camino de las privatizaciones de 40 años de política neoliberal entre otras cuestiones.