La gran reforma pendiente de nuestra democracia es la referida a los partidos políticos, unos instrumentos creado en el siglo XIX que aún no han llegado a adaptarse a las necesidades de este siglo XXI.
Necesitan una profunda transformación, especialmente debido al gran poder que han ido acumulando en sus largos años de historia. Pero lo necesitan aún más los de la izquierda si quieren servir para lo que según los clásicos debieran serlo, para transformar una sociedad cada vez más injusta.
Pero para que eso sea posible existen tres vías, que las élites que los dirigen estén dispuestas a realizarla, o sea suicidarse en aras de un bien común, que sea impuesta desde una instancia superior, como por ejemplo una nueva Constitución que les obligara a realizarla, o lo que parecería más necesario, a través de una demanda casi revolucionaria de sus bases que impulsara la misma.
Pero mientras que esto sucede harían bien sus dirigentes en hacer una profunda autocrítica, para evitar que su mala praxis, detectada y criticada por la ciudadanía no acabe por destruirlos de manera definitiva.
Que CIS tras CIS ésta considere que uno de los tres problemas fundamentales que le preocupan son los políticos y sus partidos, debería agilizar ese proceso de autocrítica corrigiendo, al menos en una primera fase, sus vicios más evidentes.
Por ejemplo evitando las actitudes dictatoriales (el líder omnipotente que todo lo puede y decide) y las contradicciones de exigir ciertas condiciones cuando se está al otro lado de poder y olvidarse de ellas al conseguirlo.
Eso le ha ocurrido al SG del PSOE y Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, al tomar la decisión al mejor estilo del César de Roma, por mera dirección de su dedo soberano, quién debe ser su cabeza de lista para el Ayuntamiento de Madrid.
Con ese gesto, que defrauda a muchos de quienes le apoyamos en su día, olvida lo que le ocurrió a él en las primarias que le enfrentaron al aparato del partido, en aquel momento la Gestora, que de la misma manera había apostado por Susana Díaz.
Por cierto aún recuerdo la presión que ejercimos, especialmente él, para que esas primarias se desarrollaran de manera limpia e imparcial, que la candidata del “aparato” no gozara de mayores privilegios que quien llegaba desde la base. Observo que se le ha olvidado con excesiva rapidez y esas contradicciones suelen debilitar la legitimidad de quien las comete.
Ahora ya existen, al menos, dos candidatos, quién señala él Pepu Hernández y quién después de patearse la base del partido surge precisamente de ella, Manolo de la Rocha. No dudo de las cualidades humanas y deportivas de Pepu, incluso de su definición ideológica poco conocida, pero confío más en la trayectoria de Manolo con una duradera militancia en el PSOE, forjado en mil batallas, miembro de Izquierda Socialista y de UGT.
Tampoco debemos confiar en lo que se denominan “mirlos blancos”, entre otras cosas porque la experiencia nos indica que suelen fallar y resulta peligroso que en tiempos de zozobra en el seno de la izquierda, no se opte por gentes curtidas y con una profunda raigambre ideológica.
La pregunta que se debería haber hecho sería: ¿para la posible oposición que nos llega quién va a aguantar mejor “Pepu” o Manolo?
Manolo de la Rocha además apoyó a Pedro Sánchez en aquella dura batalla, incluso antes de que éste decidiera darla, animándole como participante de la famosa reunión que dio lugar a lo que se denominó “Espíritu del Ateneo”
Allí gentes como él, Odón Elorza, Margarita Robles, Josep Borrell, Cristina Narbona, Manu Escudero, Andrés Perelló, Pérez Tapias y otras y otros le animaron a dar el paso. Manolo fue uno de sus impulsores.
Pedro Sánchez con este movimiento no sólo olvida aquel episodio fundamental en la historia reciente del PSOE, también contradice erróneamente su posición en las primarias que ganó, poniendo en riesgo su propio activo y como consecuencia el del partido.
¿Qué pasa si nuevamente el candidato oficialista es derrotado por el proveniente de las bases? ¿Qué efecto puede tener desde el punto de vista social esta posibilidad, en vísperas de unas elecciones vitales para el futuro de la izquierda? ¿Por qué arriesgar innecesariamente? ¿Error de cálculo, o prepotencia?
Así no Pedro, así no se deben hacer las cosas en este nuevo PSOE que pretendes construir. Así no porque adoptas los peores vicios que criticaste, que criticamos quienes te apoyamos en el pasado. Ahora verte a ti, tu comportamiento, es ver a Fernández, Presidente de aquella nefasta Gestora y eso Pedro no es bueno ni para ti ni para el PSOE.
Además sitúas a una buena parte de quienes te apoyaron y que sin tu intervención optarían sin dudar por de la Rocha, en otra nueva contradicción; hacerlo dejándote en muy mal lugar, o para evitarlo apoyar a tu candidato. Mal Pedro, muy mal.
Veremos qué sucede pero pase lo que pase creo que va a ser negativo para tu imagen. En el mejor de los casos si gana Pepu Hernández y se lleva un revolcón en las elecciones de Mayo, como pronostican todas las encuestas, irá a tu debe y al contrario también.
Así no Pedro, así no. Te lo digo desde el cariño y respeto que te tengo. Continuaré apoyándote pero así no.