Al fin parece haberse decidido a presentar papeles y la inscripción el pre-candidato a las primarias del Ayuntamiento de Madrid, José Vicente “Pepu” Hernández. Como advertimos días después de que el aparato del PSOE diese el visto bueno a la operación de mercado electoral, la persona elegida no cumplía con los requisitos mínimos para hacer campaña y, aún menos, montar presentaciones con el apoyo de Ferraz como si fuese una estrella del showbiz. De hecho sigue sin cumplir el más importante de ellos, el artículo 271 del reglamento interno del PSOE. Ayer, por mucho que presentase sus cuentas personales y el papel de la pre-candidatura, sigue sin cumplir con el famoso artículo.
Cabe recordar que el famoso artículo 271 establece que “En cualquier caso, las comisiones ejecutivas municipales, o las comisiones ejecutivas provinciales o insulares o las comisiones ejecutivas regionales o de nacionalidad podrán presentar como precandidatos al proceso de primarias a personas independientes que no sean ni militantes ni afiliados/as directos/as que deberán obtener el número de avales necesario para ser candidato/a en las primarias”. Ayer Pepu Hernández presentó unos papeles, lo que está muy bien, pero no es él quien debe presentarse como precandidato, sino que debe ser la Ejecutiva regional quien lo presente. Algo que, legalmente, no se ha producido (no hay prueba documental que haya llegado a la militancia al respecto). Su camino jurídico no es el mismo que el resto de candidatos al no ser militante. Alguien en el PSOE de Madrid debería leerse los estatutos y el reglamento porque uninominalmente Hernández no puede ser precandidato en el proceso de primarias.
José Manuel Franco debería reunir a su Ejecutiva y hacerles votar para alcanzar la unanimidad necesaria para que Hernández sea precandidato y así hacer seguidismo de los deseos de Pedro Sánchez. Algo que igual no le resulta de buen trago porque va a recibir muchas críticas por los modos utilizados, no tanto por el candidato en sí (que no sabe en qué embolado se ha metido). “¿Y si la votación sólo ofrece una mayoría simple?” debe estar preguntándose Franco. El miedo a enfrentar la realidad es atenazador en muchas ocasiones. Pero es un paso obligatorio para Franco porque está obligado a cumplir con las normas como cualquier militante, se llame Tomás o se llame María.
Manuel de la Rocha, Marlis González o Chema Dávila, no solo están jugando contra el aparato, sino que además ese mismo aparato vulnera las normas de forma estentórea en favor de su elegido. Lleva dos semanas fuera de la legalidad del PSOE Hernández y no sólo no le han reprochado su actitud sino que la han avalado. Éticamente el propio precandidato debería haberse abstenido de hacer campaña recorriendo agrupaciones porque no tiene legalmente el apto del partido para ello. Mar Espinar y Ramón Silva, como buenos aparateros, han obviado todo lo normativo y han jugado con los deseos del jefe supremo. Algo se ganará en la carrera si se llega a buen puerto. Hernández lleva viviendo en la zona más de tres segundos, que se diría en lenguaje baloncestístico. O lo que es lo mismo se está saltando las normas, con ayuda de los árbitros y sin el más mínimo atisbo de vergüenza por ello. Ni estaba facultado a hacer campaña, ni lo sigue estando. No sólo hay que decir que se es demócrata, no sólo hay que aparentarlo, en el PSOE hay que ejercerlo.
Critican a los barones porque hacen y deshacen, pero al menos cumplen con las normas escrupulosamente. No hubo primarias a la candidatura andaluza porque nadie sumó el 40% de firmas necesarias para convocarlas en tiempo y forma. Se ponen y quitan personas de las listas porque así lo establece el reglamento, como contamos hace mucho tiempo cuando eran días de vino y rosas y a nadie le importaba que el PSOE tuviese un régimen parecido al soviético. Por tanto, Hernández debería cumplir también las normas y no haber hecho campaña estas dos semanas ya que no tenía más aval que el deseo de Sánchez. Y, no siendo un régimen de monarquía absoluta el PSOE, las normas son para todos iguales, se llame Manuel, Marlis o Chema, o se llame Pepu. Franco le avala para superar el artículo 260 del reglamento (parecer socialista) y le deja saltarse el resto de normas porque es “su” candidato, el resto de precandidatos no. Y si alguien tiene la intención de afirmar leyendo estas líneas que los otros sì están en campaña, sólo hay que recordarles que esas tres personas sí son militantes del PSOE y cumplen con las normas.