La verdad es que es para comenzar a pensar que, o bien Pablo Casado carece de la suficiente capacidad de análisis de la realidad, o bien es un ignaro prepotente que piensa que el resto del mundo es idiota. Algo extensible a su grupo de corifeos de la Ejecutiva. No hablamos de cuestiones interpretativas sobre fundamentos ideológicos, como podría ser el aborto, sino de la realidad de los hechos innegables. Igual Casado nos sorprende un día como terraplanista o creacionista (aunque dice que ha leído a Darwin, pero hemos demostrado que no lo ha hecho anteriormente) y nos mira a los demás como estúpidos por no ver lo obvio. Lo obvio que es la cantidad de mentiras que suele verter, como agua desbordada, por su boca cada vez que habla. No hay día en que deje de mentir y que le pillemos desde los medios de comunicación libres.
Casado, que debe tener en el dial radiofónico sólo COPE y EsRadio, y le deben pasar los reportes (porque ni los periódicos lee a tenor de sus palabras) de los medios más cavernarios, está acostumbrado a un modo de acción donde todo está controlado desde el poder económico. Así, ningún medio de la Caverna hablará jamás de las mentiras que suele lanzar. En tiempos de Goebbels mentir podía tener su valor porque había mucho analfabetismo y los medios estaban concentrados en unas pocas manos empresariales. Ahora, hoy, en España las personas no se dejan guiar por un medio solamente y hay medios que tenemos libertad para señalarle y decir que miente. Y en la última semana son ya muchos los que lo hacen. Incluso alguna columna en el ABC lo ha advertido (Juan Manuel de Prada, que le pone a bajar de un burro). Así que persistir en las mentiras constantes lo único que provoca es que se rían de él, que le señalen como un lerdo, como un falso, como un niño pijo al que se lo han dado todo hecho y no sabe manejarse en la vida real sin que los demás, en este caso los poderosos, le protejan.
Y a veces es tan estúpido que es capaz de intentar tapar la mentira con una boutade: “El Gobierno de Sánchez es el más extremista y dañino de las últimas décadas, hemos dejado al descubierto la traición a España que estaba a punto de hacer. No permitiremos que se nos cambie de país sin preguntar a los españoles”. Es evidente que ni ha habido traición, ni estaba en la cabeza de Sánchez cualquier camino a la autodeterminación, pero lo curioso es que Casado sí la plantea. Dice que no permitirán que se cambie algo de España sin un referéndum. Que no es otra cosa que preguntar a los españoles. Como lo están leyendo, Casado propone un referéndum para solucionar el tema catalán. Realmente no quería decir eso pero lo ha dejado por escrito. Y todo porque se lía con la España de unos y otros, justo de lo que le acusa todo el mundo a él que sólo quiere una España de parte. Se lía con algo que sea más complicado que un cuaderno de caligrafía Rubio, así que con cosas políticas imaginen.
De hecho cuando se está pensando en mentir, en decir las grandes mentiras que suele exponer, pasa eso, que la persona acaba diciendo lo que no quiere decir. Una barrabasada política que, ante un auditorio poco atento o con una capacidad cognitiva parecida a la de Casado, nadie parece haberse percatado. Porque el discurso de la mentira acaba siendo destripado. No es una mentira ideológica, que eso es más bien un encubrimiento o un idealismo, es la mentira que se contradice con la pura realidad. Porque decir que los socialistas y comunistas ponen en riesgo los servicios públicos, cuando todos los días se sacan noticias de despilfarro en los Gobiernos del PP (en la Comunidad de Madrid miles de millones en manos de Florentino Pérez y demás empresarios), de mala calidad del servicio (como sucede en Galicia con la Sanidad), cuando el candidato del PP en CLM ha dicho que hay que privatizar la Sanidad, pues parece que es un poco una mentira interesada.
O cuando Teodoro García Egea, su número dos, hasta hace poco insistía en que era un malvado Sánchez por convocar elecciones justo en la Semana Santa. Hoy ya sólo dice que él el viernes de dolores no va a hacer campaña. El resto de personas no católicas se lo agradecerán. Pero mentía haciendo creer que iba a coincidir justo con la celebración de las vacaciones (porque hay que ser sincero a la mayoría de españoles las procesiones les importan más bien poco). O como su amiga íntima Isabel Díaz Ayuso, la electa por el dedo para la candidatura madrileña, que se va por Europa de viaje a conocer modelos buenos de gestión, porque los de la izquierda son malos, y no recuerda que llevan más de 20 años en el Gobierno. Tienen una capacidad para la mentira soberbia. Ni ruborizarse. Pero al final se les pilla porque entran en contradicción o piden un referéndum de autodeterminación.
Queda para el recuerdo esta frase que enjuga toda la capacidad para la mentira de Casado y su coro de mentirosos: “Nos presentamos a estas elecciones con el orgullo de haber salvado a España por tercera vez”. ¿Cuáles han sido las dos primeras? O bien cuando gobiernan ellos y dejan quebradas y vacías las arcas (por incompetentes o ladrones), o bien igual se refiere a 1936 que este chicho ya sabemos que la Historia del PP la extiende hasta Don Pelayo. No han salvado nada porque no había pacto oculto entre el PSOE y los secesionistas como quedó comprobado en el voto de éstos últimos. Sin embargo, sí que hay un pacto entre Casado y los secesionistas. Miente cada vez que habla y si no miente es que debería ser puesto a cuidado psiquiátrico por distorsión de la realidad, lo que puede ser peligroso para las vidas del resto de españoles.