Los desequilibrios de la economía capitalista a escala mundial se han hecho tan profundos, que ninguno de los paradigmas económicos adoptados, sea el liberalismo, sea el keynesianismo, sea una mezcla de ambos, han servido para impulsar una fase de crecimiento vigoroso y estable.
Europa camina hacia una ralentización del ritmo económico marchando a la cola del pelotón Italia que ha entrado en recesión, Alemania baja las previsiones de crecimiento PIB para 2019 al 1% cuando creció un 2,2 % en 2017 y un 1,4 % en 2018 y se estanca quedando al borde de la recesión con un crecimiento plano de octubre a diciembre en el último año. Nuestro país creció un 2,5 % en 2018 y el Banco de España recorta la previsión de crecimiento al 2,2% para 2019. Ante la desaceleración de los países, principalmente los sureños, pero igualmente en el resto de mundo, se ciernen negros nubarrones y la nueva crisis podría sincronizar la recesión, lo cual sería muy grave.
El modelo de «nacionalismo económico» que está implantando Trump, lo quiere copiar el «Trifachito» desde Andalucía, extendiéndolo al Estado español. No pueden entender que las guerras comerciales al final acaban estrellándose con el alto grado de interpenetración y dependencia mutua que han alcanzado ya las economías mundiales globalizadas.
Por eso las contradicciones del capitalismo, en su fase decrépita y senil, se han vuelto tan explosivas, porque en la actualidad producen más pobreza y malestar que riqueza y bienestar como en sus años de juventud.
Las pugnas inter-imperialistas de los cuatro grandes bloques económicos, radicalizadas ahora en dos peligrosos grupos, EEUU y U.E, que se enfrentan por el conflicto de Venezuela contra China y Rusia, continúan incrementando la tensión hasta el punto de que EEUU ha roto el acuerdo antinuclear con Rusia, volviendo de hecho y derecho a la guerra fría, que se podría ver recalentada.
Si no se consigue pronto una desescalada de la tensión y se continúan confrontando las cuestiones económicas hasta sus últimas consecuencias, los desequilibrios de la economía podrían ser dramáticos, teniendo en cuenta que en torno al 45% de la deuda EEUU está en manos de inversores extranjeros y China posee el 18,7% de la deuda USA con más de UN billón de dólares. Si China optase por responder a la agresividad de Trump, en la guerra de los aranceles y decidiese vender parte o la totalidad de la deuda de EEUU, el dólar lo pasaría mal y para la economía mundial sería mucho peor, afectando directamente al socio de EEUU que es Europa.
Estamos observando que entre los analistas más inteligentes del capitalismo está cundiendo la incertidumbre y el pesimismo, contagiando la histeria a algunos “politicastros” ultraderechistas, unificados ahora en derecha y ultraderecha en ese Bloque Burgués Reaccionario, cuyos ejemplos más significativos los hemos visto en EEUU, Brasil, Francia, Andalucía y algunos otros países.
Junto a los desequilibrios no resueltos de la anterior recesión de más de diez años, sufrida principalmente por la clase trabajadora y las capas medias empobrecidas, aparecen otros de gran calado por los efectos nocivos de la guerra comercial, que pueden estar precipitando la nueva recesión en Europa y EEUU e incluso, si las gestionan los grupos reaccionarios mencionados de las ultraderechas, una depresión severa podría hacerse inevitable.
Los abultados niveles de deuda que siguen creciendo globalmente sin cesar, se han convertido en una grave amenaza para el conjunto del modelo capitalista a escala mundial. La deuda global de empresas, particulares y gobiernos, han pasado de 142 Billones $ en 2007, a más de 232 Billones en 2017, habiendo alcanzado un 318 % del PIB mundial y los banqueros entienden que nunca las podrán cobrar, pero su táctica es mantenerlas y frenarlas, para seguir explotando a los pueblos a base de recaudar altas tasas de intereses a través de los Estados, que la cargan sobre las espaldas de la ciudadanía.
Un ejemplo paradigmático de esos desequilibrios monetarios y financieros es el caso de la Moneda Fiduciaria Virtual, el Bitcoin, que perdió en 2018 un 80 % de su cotización, desde el máximo que había alcanzado en diciembre de 2017, en solo un año, según la página Coindesk. Era increíble que la capitalización bursátil del Bitcoin alcanzada en ese castillo especulativo, similar a la conocida estafa clásica de la “pirámide”, llegó a estar por encima de una de las empresas más potente de EEUU como es J.P. Morgan, cuyos ingresos por ventas fueron 118.200 Millones de dólares en 2018.
Con esos desequilibrios y los recortes en las perspectivas del crecimiento mundial, los márgenes de actuación de la burguesía se han limitado bastante, estando muy avanzada la destrucción del llamado Estado de Bienestar y quieren seguir recortando con sus medidas ultraliberales hasta los huesos castigando siempre a los más pobres.
La clase dominante recurre a las mismas fórmulas que han venido empleando y estirándolas hasta lo imposible, utilizando maniobras de inyecciones de liquidez y artilugios de “ingeniería financiera” que encubren enormes estafas a favor de la Banca y grandes capitalistas financieros, facilitadas por sus políticos al servicio de este Capitalismo Mafioso de Casino Trucado que está llegando a su agonía.
Más allá de la propaganda y la demagogia a la que nos tiene acostumbrados ese potente aparato de propaganda, con su nuevo modelo de Fake News, equivalente a las antiguas “mentiras”, “mentiras podridas” y “estadísticas”, a ningún analista serio se le escapa que una nueva recesión se acerca y en un contexto tan explosivo como el actual, donde la lucha de clases se hará inevitable, como vemos ya en Francia con la larga lucha de los Chalecos Amarillos y otros países, la situación puede ser convulsiva.
En el Estado español se está en preparación la Huelga General Feminista del 8 de Marzo próximo, a la que se siguen sumando colectivos sociales, sindicales y políticos que podría desencadenar una etapa explosiva de las luchas de la clase trabajadora a escala al menos continental, cuyas consecuencias políticas podrían ser impredecibles, si las direcciones de las izquierdas no se ponen las pilas y luchamos juntos, para cortar el paso al avance de los neonazifascismos emergentes.
Aquella lucha histórica entre el socialismo utópico y el socialismo científico, que han impedido históricamente la unidad del movimiento obrero, encarnado hoy por el “reformismo socioliberal” (sin reformas) que domina y arrastra a parte de la corriente socialdemócrata en toda Europa, ha fracasado estrepitosamente por haber sucumbido a las presiones del neoliberalismo habiendo sido fagocitada por la clase dominante en su giro hacia la derecha.
Por tanto, ahora toca el giro a la izquierda prometido y que las masas están esperando, luchando por un nuevo modelo transformador y democrático, en base al Socialismo Científico, pero que debe situarse en estos momentos históricos a la cabeza de las luchas sociales, aunque renunciando a su intransigencia y sectarismo propio de aquel periclitado estalinismo burocrático, que sofocó la democracia obrera.
La unidad en la acción y postelectoral debe reconocerse por las direcciones de los partidos y sindicatos de clase y por las organizaciones sociales que luchan por un mundo mejor, pero orientados al Internacionalismo Solidario y reclamando con urgencia el entendimiento entre ese Bloque de Izquierda para luchar y derrotar al Bloque Burgués Capitalista en las próximas confrontaciones electorales a las que estamos siendo llamados, en las urnas y en las calles.
De lo contrario, las derrotas de las izquierdas podrían venir del divisionismo, si se mantiene, por lo que debemos hacer como han hecho las derechas, que, aunque van en tres bloques, vienen anunciando que si ganan, marcharán unidas para perpetrar una fuerte derrota a las izquierdas, reclamando incluso la verborrea neofranquista que podría ser muy grave para el movimiento obrero, porque podrían eliminar los derechos conquistados y privatizarlo todo para entregarlo a los amos que les financian que son sus principales objetivos.
Las izquierdas, desde las bases, nos tenemos que activar y encuadrarnos organizadamente para luchar por una vida mejor, dando la batalla por la democracia plena y la paz, dentro de la pluralidad de la convivencia solidaria, de todos los pueblos y nacionalidades, buscando salidas en base al Federalismo, anteponiendo las cuestiones sociales y los niveles de vida de las clases menos favorecidas para avanzar hacia el bien común como seres humanos.
Hay que continuar la batalla global por la Igualdad y los Derechos Civiles, priorizando el bienestar de la persona, combatiendo las estafas y reclamando la devolución de los enormes beneficios de las grandes potencias capitalistas evadidos a Paraísos Fiscales, hasta derrotar a sus gobiernos derechistas que nos quieren seguir arrebatando el futuro con sus políticas de recortes y austeridad, que siempre recaen contra los menos favorecidos.