La imagen proyectada, mucho más que el discurso, es lo que suele ser captado por quien se sitúa al otro lado de la televisión. Y en ese sentido ha sido Pablo Iglesias quien mejor imagen a transmitido en lo que respecta a respeto, moderación, carácter propositivo y capacidad de diálogo. En ningún momento ha querido el secretario general de Podemos entrar al trapo de las peleas de cipotudos que han mantenido los otros tres candidatos. Tanto que ha tenido que ser él quien haya pedido a los demás candidatos que no insultasen, que respetasen a las personas que les estaban viendo y que bastaba de esa política barriobajera. Si quien esto dice es calificado como el candidato más radical ¡cómo han estado los demás!
Seguramente estos dos debates sirvan a Iglesias y Unidas Podemos para no perder votos en ese voto útil que reclama Pedro Sánchez. No le llevarán a Moncloa, porque el socialdemócrata descarta gobiernos de coalición a priori, pero sí que muchas personas de izquierda no tendrán la tentación de dar el salto hacia un PSOE que sigue sin dejar claro si pactará o no con Ciudadanos con contundencia. Ha sido Iglesias el único que ha mostrado una verdadera imagen de preocupación y conocimiento de los problemas sociales que realmente existen en España. El único que ha mostrado preocupación por la clase trabajadora. Y en el tema de la vivienda ha sido valiente y atrevido en atacar al establishment.
Mientras los otros tres estaban enzarzados en peleas que no llevan a ningún lugar, Iglesias ha dejado claro que, esté más o menos equivocado, es el único que tiene claro qué sucede y como se puede atajar lo que sucede. Diálogo, deliberación y anteponer los intereses generales a los de la clase dominante para las políticas de Estado. Nada de confrontación, insultos o divisiones entre buenos y malos. Sin ponerse una bandera en el cuello o la muñeca, ha resultado ser más patriota que los llamados constitucionalistas. Un patriotismo jacobino, de aquellos que estaban en la montaña pero defendían al pueblo. Le llaman populista y lo que ha resultado es un patriota, de izquierdas pero patriota.
Da igual si ha ganado o no el debate. Esas victorias pírricas nunca han conseguido dar la victoria final. Pero sí ha dejado una imagen de presidenciable o vicepresidenciable con una fuerte visión social y de clase. Ya que PP y Ciudadanos tienen claro que están al servicio de la clase dominante, no viene mal que alguien defienda a la clase trabajadora (denle la amplitud que deseen). Quien estaba hundido y casi a punto de desaparecer, paradójicamente, parece mucho más presidente que los otros tres.