Quién no recuerda la impactante escena de una de las mejores películas de la historia del cine, Apocalypse Now, en la que un Martin Sheen atormentado observa como el ventilador de su habitación gira sobre su cabeza mientras suena una profunda y terrible canción de The Doors, The End.

He querido escribir esta reflexión con el sonido de fondo de esa canción. El fin, el horror de la locura de la guerra de Vietnam.

Quizás porque esa misma sensación la sintamos en estos instantes las gentes más sensatas de la izquierda de este país.

Parece que estamos a punto de acabar, quedan poco más de veinte días y el cuento, el sainete, o la ópera trágica llega a su fin. Además parece que tiene muy mala pinta, al menos para la izquierda y que el final no va a ser feliz. Nos encontramos así al borde del abismo.

Uno que no es Nostradamus, aunque acierte bastante porque observa, escucha a la gente e intuye, lo percibe así. A menudo la intuición es más importante que las los estudios demoscópicos, o los sesudos análisis de los gurús de turno, pero lamentablemente está, también como otras muchas cosas de valor en la política, en vías de extinción.

Ahora que estamos en privado comentaré lo que creo que va a pasar:

Podemos va a forzar la máquina hasta última hora pensando que el PSOE al final se quebrará. El señor Gentili susurrará al oído del jefe, que los socialistas no se atreverán a utilizar el mecanismo de las elecciones anticipadas, porque considerarán que los electores de izquierdas les acusarán de romper la baraja y les castigarían.

El último movimiento de Pablo Iglesias ha tenido un tono patético. Después de un largo silencio salir para afirmar que aceptan la última propuesta del PSOE de Julio, pero con una coletilla que desactiva el impacto que podría tener en la opinión pública.

Un sí pero no que supone un nuevo traspiés para un amortizado líder de Podemos.

En el PSOE mientras, como los oráculos, especialmente los de Redondo y Tezanos, dicen que es mejor ir a nuevas elecciones porque arrasarán, tampoco les va a interesar llegar al pacto. Además continúan dando el mismo argumento de culpabilización pero justo al revés.

Vistas así las cosas se llevará la situación al límite y se nos irá el tiempo, sonará la campana entre dimes y diretes y habrá elecciones el 10-N.

La izquierda siempre tan cainita y gilipollas (con perdón).

Reconozco no entender el por qué de la insistencia de Podemos para entrar en el gobierno. Con la que nos espera en el futuro inmediato no parece lógico y más aún teniendo en cuenta que en los de coalición siempre sale perdiendo el partido más débil y vulnerable, como recientemente le pasó al SPD en Alemania.

Tampoco por estas mismas razones que el PSOE no lo acepte. Así, si las cosas salen mal dadas se reparten la responsabilidades y si salen bien siempre el activo se lo lleva el Presidente del Gobierno y el partido mayoritario.

¿Si alguien de la base lo ve cómo es posible que los sesudos de la élite no lo hagan también?

Sólo podría explicarse esta anómala situación si ambos estuvieran pensando más en la batalla del relato, en que sea el otro el que resulte ser el culpable del fracaso, que en proponerse en serio a gobernar juntos.

Pero la intuición de nuevo hace percibir, que si vamos a elecciones una parte de ese electorado de izquierdas que el pasado 28-A votó en masa ilusionado, el sector menos militante y sectario, se quedará en casa o hará voto nulo introduciendo ambas papeletas, PSOE y Podemos, rotas en mil pedazos como mensaje de protesta.

Para entonces el escenario internacional será mucho más complejo con el Brexit agravando la situación, lo mismo que el interno porque ya se conocerá la sentencia del Procés y sumados al económico con la recesión llamando a la puerta llegando de Alemania, terminará de cuadrar un panorama diabólico.

En este escenario apocalíptico es donde mejor se mueve la derecha, que además se ha recompuesto en este tiempo, como se ha demostrado en los diferentes acuerdos a los que ha llegado en Madrid, Murcia o Castilla y León.

La percepción social es que ellos tienen más facilidad para hacerlo y además en estos meses a VOX ya no se le percibe como un peligro sino que cada vez más está integrado en el sistema. Ese elemento que movilizó a una parte del electorado de izquierdas ha dejado de existir, o al menos se ha atenuado.

Además la buena suerte de Pedro Sánchez parece haberle abandonado los últimos tiempos. La cadena de incendios, las violencias contra la mujer o en las grandes ciudades, la crisis reciente abierta con el Open Arms, o el episodio de listeriosis así lo indican.

¿Qué pasará por tanto ese 10-N?

Las previsiones y la intuición indican que Podemos se llevará una bofetada histórica, el PSOE crecerá porque recogerá una parte pequeña de esa pérdida, VOX y Cs perderán y PP lo recogerá y algo más debido a la ineptitud de esa izquierda incapaz de rentabilizar los resultados del 28-A.

La suma de las izquierdas bajará y es probable que la de las derechas, PP, Cs y VOX les supere.

Para entonces el independentismo catalán estará muy enfadado debido a la sentencia del TS. Ya no habrá disposición a favorecer un gobierno de izquierdas y se encontrará pertrechado con armas y bagaje dispuesto a la pelea para vengarse.

Después de un breve periodo de tiempo PP, Cs y VOX se pondrán de acuerdo con UPN, CC, y PRC, incluso con PNV y accederán al gobierno.

Las izquierdas estaremos una temporada a guantazos echándonos la culpa del desaguisado unos a los otros y separados por una grieta irreparable.

Por otro lado Iván Redondo fichará como asesor de un Casado Presidente y Pablo Gentili se irá a Argentina para colaborar con Alberto Fernández y el clan de los Kirchner.

Conclusión….al menos 8 años de machaque a las clases menos favorecidas, mientras yo diré que tenía razón. Pero…¿y qué? Después dedicaré unas semanas a lamerme las heridas, molesto porque no se me hizo caso.

Eso sí los palmeros de ahora desaparecerán y a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias les lloverán las crítica de los ahora leales suyos, incluso de los suyos, suyos y como se dice coloquialmente “les correrán a gorrazos” hasta Algeciras.

Algunos, pocos, los más sensatos, lamentarán la ocasión perdida.

Y colorín colorado………..este cuento se habrá acabado y nos habremos despeñado por el abismo abierto a nuestros pies. The end.

Veremos………….

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