Este no es un artículo pagado, sino libre e independiente. Como tal, expondrá la hipocresía del Banco Santander en referencia a su actitud real respecto al cambio climático. En diferentes medios ha aparecido publicado un artículo pagado por el banco presidido por Ana Patricia Botín titulado «Un banco responsable contra el cambio climático», evidentemente, referido a las acciones que el Santander está aplicando en favor de la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, la realidad es tozuda y nuevamente se impone a las campañas de marketing y de lavado de imagen de un banco que cada vez está más atenazado por las amenazas reputacionales. El artículo en cuestión dice cosas como que el Santander «encabeza numerosas acciones a favor de la sostenibilidad y el medio ambiente, y se ha fijado un nuevo objetivo: ser neutro en carbono en 2020»; «el sector financiero juega un papel muy relevante en garantizar una transición ordenada hacia una economía verde. Un ejemplo es el compromiso de Banco Santander, implicado desde hace años en la protección del medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático».
El Santander afirma en este artículo que está comprometido con la protección del medio ambiente desde hace años. No obstante, la realidad es que el banco presidido por Ana Patricia Botín es una de las principales entidades financieras del mundo que financia proyectos y empresas que generan altos niveles de gases de efecto invernadero.
La propia Ana Patricia Botín, que en la COP25 ha afirmado que «el cambio climático es el mayor reto al que se enfrenta el mundo y exige tomar decisiones», es conocedora de la financiación de dichas empresas por el banco y, además, todos los años se le recuerda por diferentes accionistas en la Junta General.
En la Junta de 2018 Ana María Barreira López y Olaya Carlota Ruiz Bautista, directora y abogada del Instituto Internacional de Derecho y Medioambiente (IIDMA), recordaron a Ana Patricia Botín que el banco que preside financia «algunas de las mayores empresas del sector del carbón en el mundo, como CEZ en República Checa, PGE y Tauron en Polonia, RWE en Alemania, SGCC y SPIC en China o Marubeni Corporation en Japón».
Olaya Carlota Ruiz expuso que el Santander, a través de su banco polaco BZ WBK, financia empresas extractoras de carbón como ZE PAK, que se dedica a la extracción de lignito y a la generación de energía eléctrica con su quema en centrales térmicas, que ha recibido 50 millones de euros desde 2016. También acusó al Santander de financiar otras empresas polacas como PGE y ENEA que tienen planes de abrir nuevas minas de carbón y crear nuevas centrales térmicas. La Ruiz también manifestó que el Santander había suscrito bonos del Grupo Minero Polaco en 2017 por más de 300 millones de euros junto a otras entidades.
En la Junta de 2019, Ana María Barreira afirmó que la política en materia de energía del Santander «no contenía criterios claros que impidiesen financiar a los clientes en los sectores de la minería del carbón y la producción de electricidad con carbón, a pesar de que varios bancos europeos ya habían adoptado tales criterios». También expuso que, conforme al informe Banking on Climate Change, el Santander había destinado 14.973 millones de dólares a proyectos relacionados con combustibles fósiles desde el Acuerdo de París de 2015.
En esa misma Junta de 2019, intervino Jakub Jerzy Gogolewski que manifestó que el Santander figuraba como «el segundo financiador más grande de combustibles fósiles en Europa» y se refirió a las empresas polacas PGE y ZE PAK a las que el banco seguía financiando. También preguntó cuándo haría pública su estrategia para eliminar su exposición a todo el sector de combustibles fósiles que competidores “como BBVA, y otros bancos europeos como ING, ya tenían”.
En definitiva, Ana Patricia Botín, como la inmensa mayoría de ciudadanos del mundo, es consciente de la gravedad de las emisiones de gases de efecto invernadero que generan el calentamiento global y el cambio climático y, si no lo fuera, los accionistas se lo recuerdan en las juntas de accionistas. Pese a ello es el segundo banco mayor financiador de Europa con 14.973 millones de dólares entre 2016 y 2018 y continúa financiando empresas que se dedican a la extracción y quema de combustibles fósiles para la generación de electricidad produciendo el pernicioso dióxido de carbono y el humo negro que deriva en lluvia ácida.
El informe Banking on climate change: fossil fuel finance report card 2019 indica que en los años 2016 a 2018 los principales bancos, entre los que se encuentra el Santander, invirtieron 1,9 billones de dólares en compañías de combustibles fósiles. Según dicho informe, el banco cántabro habría incrementado de 2016 a 2018 en un 566% la financiación a empresas que extraen gas y petróleo en el Ártico.
El mismo informe expone que el Santander en 2016 no financiaba la extracción de petróleo mediante “fracking” y comenzó a hacerlo en 2017 duplicando la financiación en 2018. A su vez, la financiación del Santander a compañías de exportación e importación de gas natural licuado se incrementó un descomunal 1.783% de 2017 a 2018. En cuanto a la financiación de compañías mineras de carbón el Santander la duplico del 2016 al 2018.
Da la sensación de que el Santander y sus principales dirigentes van conformando planes de negocio en base a las epifanías de su presidenta quien, como Saulo de Tarso camino de Damasco, descubrió un día que era feminista y al otro que también era ecologista. La realidad es que, después de cada campaña de imagen y marketing protagonizado por Ana Patricia Botín, el Santander anuncia un nuevo producto relacionado con los descubrimientos de su presidenta. Tras anunciar su supuesto feminismo, el banco cántabro anunció un fondo de inversión orientado a mujeres emprendedoras; tras la grabación del programa con Jesús Calleja en Groenlandia, Santander anunció la emisión de bonos verdes.
Sin embargo, la realidad siempre va más allá del marketing y, mientras Ana Patricia Botín hablaba del empoderamiento de la mujer o criticaba el peaje laboral que deben pagar las mujeres por ser madres, su banco despedía sin ningún tipo de piedad a madres jóvenes con hijos que estaban haciendo uso de su derecho a la reducción de jornada. La realidad es que el Santander habla de ecologismo y de lucha contra el cambio climático mientras va de la mano en Brasil de Bolsonaro, un negacionista convencido del calentamiento global. En México, por ejemplo, el banco está inmerso en la implementación de un megaproyecto de construcción y financiación de viviendas que generará altas emisiones de gases a la atmósfera, según distintas fuentes consultadas por Diario16 en México.
Por tanto, con estas cifras, ¿puede el Santander afirmar que es un banco comprometido con la lucha contra el cambio climático? Evidentemente, no, puesto que, la propia entidad podrá colegir que emite poco carbono a la atmósfera. Sin embargo, si está financiando por otro lado a empresas que superan los máximos exigidos, ¿una mano lava la otra? No.
El Evangelio de San Mateo afirma lo siguiente: «Cuidado con los falsos profetas; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis». En conclusión, por sus hechos los conoceréis.