Ayer se votó, con resultado de rechazo, una proposición no de ley en la que se instaba al gobierno a acabar con la inviolabilidad del jefe del Estado presentada por Esquerra Republicana de Catalunya. La propuesta fue apoyada por los grupos secesionistas o nacionalistas y por Unidas Podemos. No fue apoyada por el resto de grupos parlamentarios. Algo habitual en cualquier parlamento pero que desde la prensa se ha querido hacer ver como una nueva desavenencia dentro del gobierno de coalición y desde uno de los socios como la muestra palpable de la carencia de sentimiento de izquierdas y republicano del otro socio. Se equivocan tanto los periodistas como los podemitas, por no decir que mienten conscientemente.
Partiendo del hecho que una PNL no suele tener mucho valor, que sirve para que el grupo que la presenta tenga sus cinco minutos de gloria y poco más y que no se conocen los derivados de haberla tomado en serio y no como algo meramente simbólico, es normal que el público que lea la noticia o las gentes de las redes sociales que observen los comentarios y los mensajes creados por los cabezas de ataque no entiendan nada. Como se ha expresado votar una PNL no tiene valor más que simbólico, pero si el PSOE la hubiese hecho suya habría tenido que abrir una comisión de diálogo y modificación, de la cual saldría una reforma de la Constitución, de ser apoyada por los 3/5 del parlamento, que hubiese llevado a un referéndum constitucional y convocatoria nueva de elecciones. Sólo para modificar ese punto constitucional para quitar la inviolabilidad del jefe del Estado. Un gasto de cientos de miles de euros en tiempos de pandemia con la paralización gubernamental no parece lo más normal, ni lo más adecuado.
Los periodistas que informan parecen no haberse dado cuenta de este aspecto o lo han escondido a fin de ejecutar las órdenes de arriba para desestabilizar al gobierno, más de lo que lo hacen los propios socios. El malo es el PSOE, en ambos ataques, y Pedro Sánchez un traidor a sus propias palabras de hace un tiempo. Sí porque el presidente del gobierno prometió quitar la inviolabilidad, pero al no ser jurista seguramente no sabría ni de qué hablaba y era más producto de la efervescencia del momento mediático. En Podemos, especialmente su jefe máximo, sí saben de derecho. Pablo Iglesias estudió primero la carrera de derecho y esto debería saberlo, como debe saber que las PNLs sirven para poco o nada. No les importa porque no juegan a cosas de legislación sino de alimentar odios y en el plano teatral para seguir mostrándose como izquierdistas (aunque no pasen de pequeño burgueses con ínfulas).
Ni se podía eliminar la inviolabilidad del jefe del Estado mediante una PNL, ni España está para todas las tonterías que proponen secesionistas o podemitas todos los días. Cuando quedan tres años de legislatura por delante pero existe una pandemia que está arruinando a personas, empresas y Estados no parece el mejor momento para proponer modificaciones constitucionales, leyes estúpidas y reaccionarias o demás ocurrencias de un vicedos que no asume ser vicedos. Deben pensar que, bajo esas condiciones, es más fácil hacer doblar la cerviz al presidente del Gobierno, colarle sus idealismos de mujeres con barba y pene menstruante, y aparentar ser imprescindibles. Lo piensan y se asustan al ver que quedan tres años de legislatura y ya están sufriendo electoralmente sus cosas de burgueses, sus cosas de oenegés, sus cosas de izquierdistas amargados que tanto repugna a la mayoría de españoles. Encima los medios de derechas les echan en cara a Santiago Carrillo y su Comité Central como modelo de comunistas preocupados por España.
En realidad los españoles les importan poco salvo para permanecer en sus puestos de poder (¿alguien piensa que no aceptarán el Índice de precios de Ábalos?), pero intentan aparentar todo lo que pueden y más. Dañan todo aquello que tocan, como le pasaba a Albert Rivera, porque sueñan que en una España destruida, dividida y hundida las masas se alzarán y llevarán a Iglesias en hombros a ocupar el Palacio de Oriente cual Lenin del siglo XXI. Ese es su sueño, pero la realidad es completamente distinta. Es más probable que las masas le lleven en hombros para tirarle al Manzanares (desde las Cortes, no desde la mansión de Galapagar) que para hacerle el jefe supremo de España. Mientras tanto mienten y alimentan el rencor, porque llevan una semana de insultos a los militantes y votantes del PSOE catalogándoles de menos que burros con capacidad de voto. Ya saben los únicos listos son elles, los demás tontos y fascistas. Lo que muestra que tienen un problema porque el 80% de España debe ser fascista según esa lógica. Realmente el problema que tienen es otro, pero con tiempo se cura.