Entre tópicos típicos, la prensa nacional-madridista ha querido sumar una gesta más a la supuesta épica inmanente a lo que es el Real Madrid. Ahora no sólo es el mejor equipo de todos los tiempos y tiene una plantilla en la que todos son balón de oro, sino que se enfrenta al peligro de los equipos construidos a base de talonario importado de paraísos petrolíferos o regímenes de dudosa democracia pero con mucho gas natural. Da igual que esos equipos sean ingleses o franceses, el mal del petrodólar y el petrogas están detrás. No como el muy mucho español equipo de la Castellana que es de sus socios… ¿de sus socios?
Todo lo que sea encubrir la realidad, como sucede en el mundo empresarial, siempre les vale a los periodistas del nacional-madridismo. Esos mismos que, con alguna queja puntual, callan que Florentino Pérez se ha hecho con el control del equipo, con el agravante de no poner ni un euro de su bolsillo. Al fin y al cabo, los jeques y Abramovich han tenido que poner muchos millones de euros para hacerse con la propiedad y aumentar la capacidad de sus respectivos equipos. Pérez no. Juega con el patrimonio de muchas personas que han perdido completamente el control del mismo. Se puede embarcar en una reforma faraónica del estadio por un valor de 500 millones de euros y en fichar a lo más granado del mundo futbolístico –eso al menos es lo que venden-, pero no expondrá ni un solo euro personal. Y si caben dudas, la ingeniería financiera ya evitará que el aval presentado se ejecute. También Gil y Cerezo se hicieron con el Atlético de Madrid sin poner un euro y quedándose el de los que sí los pusieron (como muestra la sentencia judicial), cobrando además del equipo, pero esto son engaños de trapaceros, no alta ingeniería.
En el caso del Real Madrid sucede como en grandes empresas donde hay miles de propietarios pero sólo tres o cuatro son los que manejan a su antojo la empresa. Ahí tienen el banco de Santander controlado por una familia y dos o tres fondos de inversión, mientras que miles de accionistas-propietarios ven cómo manejan su propiedad sin que puedan quejarse (cabe la sindicación de acciones, pero es algo bastante complicado porque no se conocen todos). Y así sucede con miles de empresas donde pequeños propietarios que son los verdaderos dueños no controlan su propia propiedad. Eso mismo pasa en el Real Madrid, donde sólo millonarios con muchos años de socios a sus espaldas pueden acceder al control de una sociedad que pertenece a cientos de miles. Y no es sociedad anónima porque se hizo una ley ex profeso para que cuatro equipos no pasasen por ese trámite.
El club ha sido robado en la misma cara de quienes dignamente dicen ser los dueños por tres o cuatro que son los únicos capaces de alcanza la dirección. Esto lo callan la mayoría de los medios de comunicación porque saben que el viudo con gafas es personaje que quita y pone, no sólo en el ámbito futbolístico –miren lo que pasó con Albert Rivera-, y no vaya a ser que coja ojeriza a alguno y se las vea y desee para encontrar cobijo laboral. Gil también lo ha hecho alguna vez con algún periodista incómodo, pero no llega mucho más allá de cierto círculo periodístico. Legalmente el club es de los socios, como un banco es de todos sus accionistas, en realidad está tan capturado como el Chelsea, el PSG o el Manchester City. Y si éstos tienen detrás un emirato detrás, el equipo blanco tiene las estructuras del Estado español, que no es poco. Por cierto ¿de dónde proceden los patrocinadores y fondos que van a dar nombre al nuevo estadio? No mucho más lejos que los dueños de los otros equipos.