No hay de qué preocuparse. Los augurios son claros. No ha hecho falta sacrificar un ave para ver sus intestinos, ni echar una virgen a un volcán –el presidente rojiblanco no lo hubiese permitido-, basta con saber leer lo que la providencia está haciendo por el Atlético de Madrid. Ahora, dentro de la afición, todo son quejas, pero les pasa porque no saben interpretar los signos y no saben apreciar la gestión a largo plazo de Miguel Ángel Gil.
Parece que todo el mundo está de acuerdo que el equipo del Cholo Simeone necesita un lateral derecho, pues ahí lo tienen: Santiago Arias. Quien ha estado haciéndose un hombre en dos cesiones donde ha jugado menos que Marcos Paulo. Este último, por cierto, otro regreso para ocupar la banda o lo que haga falta. Se va Suárez y vuelve Morata, el señor del fuera de juego. Se va el tractor Herrera –ese que tanto gusta a Gil por aquello de recordarle los buenos momentos de Valdeolivas- y vuelve Saúl tras fracasar en el Chelsea. Se va Lecomte y vuelve Grbic para recuperar a los escuadristas balcánicos.
Si a eso se le suma que algunos canteranos ya han demostrado su capacidad para formar parte del primer equipo, Andrea Berta lo que debería es dedicarse a vender lo que sobre. Porque calidad la hay a espuertas. De hecho es más que probable que Gonzalito Miró, tras paso por el Pétalo´s, diga que es la mejor plantilla de la historia del Atleti. Y con la camiseta más bonita que se venderá a espuertas, porque “los de Nike saben mejor que nadie de qué va esto”. No va a venir nadie y eso ya es un claro indicativo de que se ganará la liga. Es un signo evidente.
Incluso la primera que va a ir al río podría llegar con gol de Antoine Griezmann. Su único gol de la temporada después de 52 partidos. Como no va a jugar el Mundial casi ninguno, bien porque sus selecciones han sido eliminadas, bien porque tienen tantísima calidad que no les convocan por no abusar, y los que vayan se lesionarán como es habitual, emergerán de entre las tripas del vestuario, con la ayuda inestimable del nuevo técnico ayudante Gustavo López, figuras que no se piensa y que lograrán lo impensable. Mientras el resto de equipos ven cómo sus estrellas se desgastan, el trabajo en la sombra dará sus frutos. Además no hay que pagar primas por victorias de la temporada anterior y eso provocará que un remanso de paz en el vestuario.
Al final Gil y Cerezo verán recompensada su labor. Acabarán con la deuda histórica, que es tan histórica que nadie sabe quién la ha generado, y lograrán lo que nunca antes en la historia rojiblanca, ganar los máximos trofeos con una camiseta de la que se escojona medio mundo, con una plantilla de remiendos y barbacoas todas las semanas. Se verá que no hace falta fichar para vencer en todas las competiciones, sino gestionar bien como el fichaje y venta de Berterame. Y para rematar la jugada Samuel Lino cantará cumbias colombianas –cierto que no es colombiano, pero ahí está lo mágico- en los descansos de los partidos.
Si no quieren ver los signos es problema suyo, pero están ahí, delante del ustedes. Les queda ser incrédulos o gilistas. El resto vestirán la #ContraCamiseta (otro signo) y seguirán con sus cachondeos semanales. Crearán vídeos, pondrán canciones, analizarán todo el postpartidos tuiteros y celebrarán al final de la temporada. Es momento de creer… o de cometer un crimen.