Aunque siempre ha habido alguna crítica suelta en los medios de comunicación, la realidad es que Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo han tenido un control de la prensa mucho mayor que el que tiene Florentino Pérez. Al menos en cuanto a las críticas que podrían recibir por su gestión del Atlético de Madrid. Con el padre Jesús Gil había barra libre respecto a las críticas por lo bocachanclas y pisacharcos que era. De ello aprendió su hijo Calam y tejió una red de casi silencio absoluto sobre su persona y su gestión. Esto parece haber llegado a su fin actualmente. Por primera vez en décadas la prensa futbolera (y la que no) está comenzando a criticar abiertamente al dúo dirigente.
Durante la última semana se han podido leer un par de duras críticas desde los medios generalistas (como esta, o esta) y alguna crítica, más suave, desde la prensa futbolera. Las primeras se han fundamentado en la gestión (mala) de Gil y Cerezo y las segundas por el problema de la camiseta (horrenda) y la petición de más de 150 colectivos sobre las camisetas (la #ContraCamiseta ha sido impactante), el paseo de las placas (sentó bastante mal que tardasen poco y nada en restituir la de Courtois tras la chulería de Cerezo) y la vuelta del escudo. Por casi primera vez en los 35 años de gilismo se ha dado voz a la afición en los medios de comunicación. Ni cuando la apropiación indebida se dio tanta cobertura, salvo algún valiente.
Igual los anuncios cinematográficos han bajado. Igual las dádivas a los comunicadores y sus jefes no son las de antes. Si hace pocos años Gil pudo conseguir que se echara a la calle a un popular periodista rojiblanco por criticar su gestión, hoy no parece que tenga ese poder. Porque la cuestión de las camisetas puede parecer baladí pero en realidad es más importante. No tanto por el mal gusto en el diseño (tampoco la de este año de los brochazos ha gustado) sino porque parece que ya no pueden hacer lo que quieran al frente del equipo sin recibir respuesta. Otros años ha habido encuestas de los escribas del señor Gil sobre camisetas o cualquier otra cuestión banal, pero este año los artículos críticos han sido más contundentes. Junto a una pasada de mano por el lomo para que no se enfaden del todo y no les filtren lo poco que se permite.
Ya no les basta con tener a Gonzalito Miró y otros escribas y voces parlantes para convencer a la afición de su buena labor y que todas las culpas son de Diego Pablo Simeone porque “quema a los jugadores” (Gil dixit) y no porque se fichan unos remiendos que dan vergüenza. Lo de Simeone es un discurso muy extendido, especialmente porque es el discurso del nacionalmadridismo y se transmite desde TODA la prensa, pero ya hay una masa crítica contra el gilismo y la socarronería de Cerezo. Lo más importante es que esa masa crítica es de la afición, la cual se siente cada vez más una comunidad (de destino en lo universal para muchos), la cual se ha cansado de años de mentiras y de falsas promesas. De hecho ya reculó tras la entrevista con los colectivos.
Lo dijo Simeone en una rueda de prensa al finalizar la temporada “me pidieron cinco años en Champions para aumentar y mejorar al equipo y ya llevamos diez”. Subiendo dos en la Forbes y con fichajes extraños todos los años. Esos presidentes de peñas tan agasajados y curtidos en canapés no son suficiente masa social para frenar las críticas. Ya no son los “cuatro locos” de Señales de Humo, sino que hay más colectivos, podcasts y personas individuales que está hasta las narices de Gil y Cerezo. Eso lo han sabido captar los medios de comunicación y han visto que su negocio puede verse perjudicado si siguen con el veto a las críticas.
Máxime si desde la cúpula dirigente vuelven al discurso de “hay que vender antes de fichar” de todos los años y aparecen 40 millones que hay que ingresar para poder librarse del 1×3 del fairplay financiero de La Liga. Callar con una masa crítica rojiblanca como la existente sería un error. Gil no aparece, como otros presidentes, en los medios (salvo para darse vaselina a sí mismo) para defender al equipo por arbitrajes infames o por la manga ancha que se tiene con el FC Barcelona y su colosal deuda. Esto es algo que enfada a la afición (que ya tiene claro que jamás les contarán nada de la pasta de los fichajes) y que los medios han encubierto por intereses espurios… hasta ahora.
Algo ha cambiado, tanto como para que el propio Gil haya criticado a su único sustento (Simeone). Sin el Cholo ni subida en la Forbes, ni diez años en Champions, ni dos yeguas, ni nada. ¿Será que están cerca de vender y descuidan estos detalles? ¿Será que son tan negados como todo el mundo piensa y machacan a su mejor pieza? ¿Qué será, será? Lo que está claro es que la prensa ya no tiene un veto a las críticas a Gil y Cerezo, aunque la futbolera sigue transmitiendo las cuestiones típicas de todos estos años. Si un jugador no quiere salir, se le señala como malo. Venden las vueltas de los cedidos como si fuesen verdaderos fichajes de clase. Por no hablar de lo que vienen haciendo con la cantera, verdadero mercado persa de ventas de todo a 100. ¿De verdad nadie ha podido convencer a Simeone de que algún chaval podría incorporarse al primer equipo o esto es cosa de oficinas?