Parece que Luis Enrique, seleccionador nacional, tiene a la prensa del régimen bastante enfadada. Como sucedió con otro Luis no hace tanto, no le perdonan que tenga criterio propio a la hora de hacer las convocatorias y no se someta a sus deseos. En especial si esos deseos visten de blanco aunque en su vida hayan demostrado tener nivel ni en su equipo. Vamos que han pasado más tiempo chupando banquillo que de titulares. Lo mejor de todo es que conociéndose el percal, el seleccionador les enfrenta cara a cara y los resultados le acababan dando la razón.
Con una generación de menor calidad que las dos anteriores, entre otras cosas por la inmadurez de los propios jugadores, se están consiguiendo resultados más que dignos. Desde luego mejores que con la “España de Raúl”, aunque inferiores al grupo que “campeonó” en dos eurocopas y un mundial (algo que es muy probable que jamás se vuelva a ver).
Luis Enrique les da de mamar en cada conferencia de prensa y con los resultados en la mano. Les tiene rabiando. Les ha llegado a encabronar de tal manera que hasta sacan a Luis Aragonés a la palestra (ahora que está muerto y no se puede defender) para atacar al seleccionador. Y hasta ahí se podía llegar.
Si no han visto el documental sobre Luis Aragonés están tardando para refrescar la memoria sobre cómo, esos mismos que hoy le intentan utilizar torticeramente, le apalearon de forma constante durante cerca de dos años. Es vomitivo ver en los teleñecos de la noche al señor X hablando de que la prensa ha dado palos a todos los seleccionadores, siendo él uno de los principales instigadores de la campaña contra Aragonés. Si hay hasta vídeos con el espantajo de la información atizando… y Luis mandándole a pastar (que igual esto es lo que más le jode).
O el señorito de la cadena SER haciendo ver como que él tampoco estuvo en aquella cacería humana que organizaron todos los medios porque, ¡válgame dios!, un seleccionador quitó a un jugador acabado. Tanto apretaron que hicieron insoportable la renovación, tampoco Villar las tenía todas consigo, de Luis, quien se marchó con una Eurocopa en las manos y con esa socarronería suya cachondeándose de los periodistas.
Los mismos que montaban la bronca antes de los partidos para que pidieran los espectadores la salida del entrenador hoy quieren utilizar su nombre para atizar a otro Luis. No. No todo vale. Quitad vuestras sucias manos de Luis Aragonés.
Post Scriptum. Piensan que en estos tiempos, donde todo se olvida de un día para otro, pueden salir limpios. Y no. Somos muchos los que tenemos los nombres bien apuntados y guardados en la memoria.