La editorial Big Sur ha publicado la obra del estadounidense Richard Wright, España pagana. Texto de los años 1950’s donde se describen una serie de encuentros del autor con españoles de la época. Una época que, cabe recordar, estaba comenzando a dar sus primeros pasos de la política autárquica en materia económica del dictador Francisco Franco. Un estadounidense negro, ex-comunista, que se pasea por España para intentar encontrar el significado de esa supuesta excepción que era el país en aquellos años.
El texto tiene un doble valor. Literario, por un lado, pues cabe incluir en esa larga tradición de novelas de viajes, donde la ficción y la realidad se entrecruzan constantemente. E histórico, por otro, pues ofrece una perfecta visión sobre cómo veían los extranjeros a los españoles circa 1955. Gracias a una visión, supuestamente objetiva, el libro permite aprehenderse de ciertas características que eran lo común en la sociedad española del momento.
Más allá de los toros y el flamenco (algo que sorprendía a cualquiera) hay retazos bien trazados por Wright sobre el catolicismo que impregnaba la vida común, sobre la pobreza material y de mente de muchos españoles y, estando bajo una dictadura, el miedo producido por la delación y el Estado totalitario de la época. Un buen reflejo de lo que algunos historiadores han sostenido en sus investigaciones, que hubo un intento totalitario que no se sostuvo en el tiempo y no le quedó más remedio al régimen que comenzar cierta apertura socioeconómica. No hay que olvidar que la primera gran algarada universitaria tendría lugar en 1956 (donde los gerifaltes eran Enrique Múgica, Fernando Sánchez Dragó o Javier Pradera, algunos de ellos hijos del régimen).
Aporta también alguna que otra curiosidad como lo extensa que era la prostitución en España y que pese al supuesto catolicismo doctrinal se toleraba si no era a la luz del día. También se asombrarán al ver que las prostitutas podían ser catalogadas de buenas y malas no tanto por sus habilidades sino por su catolicismo. Verán pasar por sus páginas toros y toreros, con la significación social de ello, para nada la que hoy puede existir en ese mundo. Salvo ese contacto con la muerte con el que lo retrata Wright. Verán gitanos y bailaoras. Guardias civiles con metralleta en casi todos los lugares por donde pasaba el escritor, fiel reflejo del tipo de régimen que se vivía. Familias destrozadas económica, social y mentalmente por la guerra civil. Y mucha pobreza, demasiada pobreza.
Cuando se publicó en EEUU a nadie le extrañaría lo que uno de los encargados de montar las bases estadounidenses y de inyectar el dinero para reflotar la economía decía a Wright. En España no habría problemas de insurrección, ni de llegada del comunismo porque sencillamente iban a crear una clase media, con todo lo que ello implicaba. El autor se muestra escéptico pero se cumplió a rajatabla. Curioso también, por no desentrañarles más, es la calificación del dictador, entre personajes rojos y azules, como judío. No se sabe si por antisemitismo o para indicar que aquello de la conspiración judeo-masónica se lo debía aplicar a él mismo.
¿Por qué titularlo “España pagana”? Es la conclusión final a la que llega el autor tras sus viajes por España. Mejor no contarlo, pero pueden llegar a imaginarlo si piensan que España ha sido tierra de paso durante muchos siglos. Un libro que cualquier interesado en historia del país debería tener en su estantería.