Mucho “¡ji, ji, ja, ja!” con la araña; mucho trabajo del equipo de marketing —en parte para luchar contra los aparatos ideológicos— con sus videos; mucha ilusión vendida desde todos los canales de redes sociales; pero la realidad es que el Atlético de Madrid ha fichado a tres jugadores. Tres eran, tres, las hijas de Elena, aunque en esta ocasión parecen que sí son buenas. Rubén Uría elevó el número hasta cinco fichajes, pero la realidad es que el equipo sigue con carencias más que evidentes para cualquiera que analice los partidos de pretemporada sin pasión.

Actualmente, inscritos en La Liga hay 23 jugadores (no están ni Julián Álvarez, ni el senderista luso, ni Samu Omorodion). 23 jugadores de los que Le Normand y Sørloth son las únicas novedades. De esos son carne de cañón o cesión/venta Carlos Martín, Mouriño y (cada vez menos) Galán. A estos habría que sumar al senderista y a Omorodion. Por lo tanto se quedaría una plantilla donde, con Julián, habría 21 jugadores. Carlos Bucero ha hecho un gran trabajo eliminando altos sueldos y jugadores muy lejos de sus buenos años, pero no se ha terminado ese cupo de salidas.

Parece que podría salir el senderista luso, más le vale a su representante Jorge Mendes después de reventar la operación trueque Gallagher-Omorodion, y dejar más espacio salarial en el Fair Play Financiero (FPF). Lo que sí parece es que pocos negocios más va a hacer con el Atleti a este ritmo (y que su cartera de jugadores ha bajado mucho de nivel). Más hueco supone permitirse alguna sorpresa o alguna oportunidad de mercado fuera de los cauces trazados por la nueva dirección deportiva, no que no se puedan realizar fichajes como el de Conor Gallagher. El Atleti sigue teniendo FPF, según fuentes de La Liga, para acometer esa operación independiente pese a lo que cuentan algunos por ahí. Lo que pasa es que no están a las jugarretas mendesianas.

Esto es el estado actual de la plantilla para el primer partido de liga el próximo lunes frente al Villarreal en su casa. Prácticamente los mismos jugadores que el año pasado daban pena lejos de casa con el cambio de Sørloth por Morata (algo mejora) y Le Normand por Savic (o el que estuviese disponible). No hay más. Los mismos que el año pasado sufrieron para ser cuartos y con algunas de las mismas carencias que se pudieron adivinar en el partido contra la Juventus en Gotemburgo. Sí, porque pese a las supuestas alabanzas por el triunfo, con goles del senderista y Correa, durante todo el partido la Juventus pasaba, por físico, al medio campo rojiblanco y entraban por las bandas de la misma forma que el año pasado. En los corners se sufrió menos por la presencia de las dos torres fichadas, pero ni el marido de Érika está bien físicamente, ni Koke y De Paul tienen capacidad defensiva suficiente sin las ayudas de los de arriba.

En algún jugador se siguió observando el mismo pasotismo y eso solo se resuelve con competencia de verdad. Es por ello que el Atleti necesita un fichaje claro en el mediocampo, uno físico, uno con presencia suficiente para cubrir lagunas. Tampoco la construcción futbolística fue enorme. Hubo un buen control del partido en algunas fases pero sin generar demasiado peligro y con poco juego hacia el delantero centro, que sí fijaba centrales y no estaba en fuera de juego. La presión tras pérdida, que sí se vio más en Hong Kong, no fue empleada demasiado y cualquier pelotazo a las espaldas de los centrocampistas generaba peligro.

Tal y como están conformándose las plantillas de primera división, muchos equipos no pueden aguantar a sus jugadores medio-altos y algunos no tienen ni 20 jugadores inscritos, es posible que el Atlético de Madrid pudiese obtener una tercera plaza con menos problemas que el año pasado. Incluso, sin cosas raras, podría quedar por encima del FC Barcelona, pero a 15 puntos en febrero. El equipo necesita dos o tres fichajes más, buenos de verdad para poder competir en liga, Champions y Copa; con Julián, por bueno que sea, no es suficiente. Algunos jugadores están muy acomodados y necesitan que les peleen el puesto para elevar el nivel competitivo. Por este mismo camino, la ilusión de hoy serán lágrimas mañana porque se sigue tropezando con la misma piedra.

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