Para finalizar el año literario nada mejor que recopilar aquellos libros que más han gustado a las personas (y quien esto escribe) que, día a día, mes a mes, van poniendo sus preferencias y gustos en redes sociales, blogs, Goodreads… Algunos títulos seguramente aparezcan en “otras listas”, otros no, pero en esto del gusto literario no hay estándares fijos, aunque pueda haber cierta presión, digamos que, económica. Como es obvio son gustos de libros publicados en 2024… pues los libros son eternos.

Se ha intentando mantener una presentación cronológica, algo que igual les sirve a algunos para recordar cuán lejos parece que ese título estaba, y no, no hace tanto tiempo se publicó. Si se tiene en cuenta que en España se publican cerca de cuatrocientos títulos semanales (salvo cuatro semanas al año, poco más o menos), normal que alguno pueda parecer antiquísimo cuando es de antes de ayer.

Narrativa

Aquí se incluyen novelas, relatos y otras especies animales similares (pseudo-biografías, lamentos personales, etc.). Faltan algunos autores que han gustado bastante, pero al haber publicado sus editoriales varias obras el mismo año, los gustos han estado más divididos. Algo así como lo que le ha pasado a De Conatus con Percival Everett, que tiene libros muy divertidos y recomendables.

Richard Ford: Sé mía. Anagrama

Uno de los primeros en salir y que ha gustado bastante al retomar un antiguo personaje: Frank Bascombe. Una novela que se adentra en los recuerdos, asediado como está por una enfermedad fatal, por lo que intenta dar sentido a todo lo que le ha pasado durante su vida.

Erica van Horn. Aún nos queda el teléfono. Alpha Decay.

Otra novela de recuerdos, algo que parece estar de moda, en la que una mujer nonagenaria trabaja obstinadamente en la redacción de su obituario. Quiere que contenga la información exacta, y que incluya algunos detalles biográficos que lo hagan destacar entre el resto de los obituarios del periódico local de New Hampshire, el pequeño pueblo donde ha residido gran parte de su vida. Llevan ya varios años trabajando en ello y han acumulado muchos borradores. Ahora, aislada por culpa de la pandemia, le preocupa no poder terminar su proyecto a tiempo. Por suerte aún les queda el teléfono, con el que madre e hija pueden seguir hablando y reconstruyendo su historia y las particularidades de su día a día.

Durian Sukegawa. Dorayaki. Chai.

La editorial Chai tiene bastantes títulos apetecibles y comenzó el año de manera fuerte con esto de Sukegawa. Una novela sobre la tristeza pero también la esperanza y la felicidad de un hombre que trabaja haciendo dorayakis y una anciana que le pide trabajo, a la que acepta y… Mejor se leen el libro.

Florent Oiseaun. La fruta cae de los árboles. Irradiador.

No es la historia más original del mundo. No es una historia enrevesada. No hay crímenes, ni nada histórico. Es nada más y nada menos que una sencilla historia que, a causa de su sencillez, atrapa al lector y le deja un regusto de satisfacción al finalizar. En ocasiones no hay nada mejor que lo sencillo.

Julio Ramón Ribeyro. Dichos de Luder. La Caja Books.

Una recuperación digna de mención de uno de los mejores relatadores, a decir de los entendidos. Estilo urbano, escepticismo, pesimismo mezclados para ofrecer una más de sus escritos de resistencia y rebeldía social contra las convenciones sociales.

Ferdia Lennon. Deus Ex. Impedimenta.

Una novela con un poco de mala leche irónica. Situada en la Siracusa de del siglo V a.C., bien podría ser una situación no tan lejana. Actual no, desde luego, pero no tan lejana. Divertida y con giros inesperados.

Dario Džamonja. Cartas desde el manicomio. Sajalín.

Sajalín es otra de esas editoriales que edita cada año un buen puñado de buenas novelas. El problema es que, dentro de la temática salvaje de la editorial, al final se dispersan los gustos. Algo que denota saber trabajar bien. En esta ocasión cabe destacar esta novela por su rareza balcánica y personal. Bajos fondos, manicomios, huida, pobreza…

James Baldwin. La próxima vez el fuego. Capitán Swing.

Al cumplirse el centenario del nacimiento del autor han sido muchas las publicaciones de Baldwin. A destacar la que aquí se presenta por su descarnada visión del mundo cuando los negros, si tenían suerte, podían hacer una vida normal. Si tenían suerte. Unos años en los que el autor dudaba sobre su vida como pastor evangélico, saber qué hacer con las mujeres o dejarse llevar por sus impulsos interiores.

József Debreczeni. Crematorio frío. Debate.

Unas del escritor húngaro sobre el supuesto campo-hospital de Dörnhau. Allí pasó algún tiempo al llegar a Auschwitz en 1944. Tuvo la “suerte” de ir hacia la derecha, de haber sido en sentido contrario no le hubiese dado tiempo a escribir nada en sus últimos cuarenta y cinco minutos de vida restante. Una crónica más de Auschwitz por uno de sus supervivientes, no como la costurera de, el amor en y todas esas memeces literarias que banalizan el mal.

Julien Gracq. La casa. Periférica.

La puñetera casa y las vueltas que da la breve novela para saber qué. Atrapa al lector con un misterio que va creciendo poco a poco sobre una casa que obsesiona al personaje y al lector. Muy buena para un trayecto medio-largo en tren.

José Antonio Garriga-Vela. Cruce de vías. Candaya.

Recopilación de las columnas, con el mismo nombre del libro, tenía en el diario Sur de Málaga. Historias divertidas e interesantes; viajes físicos a lo desconocido; traumas por un cambio de casa… en fin, las cosas de Garriga-Vela que siempre son de agradecer.

Slobodan Šnajder. Los años de bronce. Armaenia.

Recordando a tantos escritores que han narrado sus experiencias de la I Guerra Mundial, el autor crea una trepidante historia sobre la guerra (en este caso la segunda), el amor casi imposible y los traumas que todo ello genera en las poblaciones.

Agustín Fernández Mallo. Madre de corazón atómico. Seix Barral.

Pues parece que la nueva novela, donde el autor español narra la historia de su familia con su peculiar estilo narrativo, ha gustado a críticos y lectores. En muchas ocasiones divergen las posturas, pero esta vez hay coincidencia.

Juan Manuel de Prada. Mil ojos esconde la noche. Espasa.

Igual esta novela no debería estar aquí pues falta la segunda parte. Y como es obvio, por mucho que haya gustado la primera parte, sin la segunda no es una obra completa.

Yan Lianke. Duro como el agua. Automática.

Una enorme sátira de cierto tipo de hacer política, en este caso el final de la Revolución Cultural china, entremezclada con una historia sobre los tejemanejes en un pequeño pueblo. Traiciones, amoríos, delaciones y el Partido. Muy, muy entretenida.

Jesús Montiel. El niño que he sido. Pre-Textos,

Casi nadie lo ha citado, pero si Montiel saca un libro, ese año tiene que estar en la lista de gustos. Es así. Les guste o no.

Esther Singer Kreitman. Diamantes. Xordica.

La hermana parece que tampoco escribía mal. De hecho en algunos aspectos hasta mejora a los hermanos Singer. Una novela donde se presenta, con gran calidad literaria, el auge y caída de un comerciante de diamantes. Muy entretenida. De verdad que sí.

Han Kang. La vegetariana. Random House.

Antes de obtener el Nobel de literatura salió esta novela tremendamente desgarradora, como casi toda la prosa de la autora. A algunos les ha parecido mejor otras que se han publicado al albur del premio.

Víctor Fernández Correas. Hambre de gloria. Edhasa.

Se publican tantas novelas históricas, o pseudohistóricas, que cuando aparece una buena de verdad no se sabe apreciar su valor. En esta ocasión, con el duque de Alba como protagonista, el autor nos vuelve a llevar a un acontecimiento histórico sobre el que acaba desarrollando toda una amplia variedad de personajes con algo que decir.

Christian Bobin. El resplandor del solitario. El Gallo de Oro.

Como sucede con otros autores ya citados, a Bobin le publican varios cada año y por eso cuesta destacar uno de entre esa gran producción de calidad. Este puede servir como cualquier otro, porque siempre es interesante leerle.

Miguel Pardeza. Teoría general del abandono. Newcastle.

Unas memorias donde el autor no solo hace referencia a su vida pasada sino que reflexiona sobre todo aquello que se queda o que se va, lo que perdura y lo que se abandona. Sí, para aquellos que lo pregunten, es el exfutbolísta y no, no se pasa la vida hablando de fútbol sino de cosas más interesantes, que para algo el chaval estudió.

Francesca Giannone. La cartera. Duomo.

Ha sido un éxito de ventas en Italia y parece que la aceptación en España está siendo muy buena. Una novela que igual no está entre las más grandes obras del siglo XXI, pero que entretiene mucho más que esas tan sesudas y tan dramática.

Hwang Bo-Reum. Bienvenidos a la librería Hyunan-Dong. Espasa.

Una novela sobre libros y librerías siempre es más que interesante.

Giovanni Nucci. La Ilíada a la hora del aperitivo. Siruela.

Si a un ladrón le detienen por quedarse a leer un libro en la casa en que había entrado a robar, algo tendrá ese libro. Y algo tiene al presentar la obra homérica desde otro punto de vista. Entretenida.

Teffi. Memorias. Libros del Asteroide.

Un bombazo casi al finalizar el año. Todavía no hemos encontrado a alguien que no le haya gustado.

Mar Carrillo de Albornoz. Después de la piscina. Tres Hermanas.

Relatos o cuentos donde la ficción y los recuerdos se entremezclan con delicadeza y calidad literaria. Una explosión de belleza en pequeños retazos.

Gabriela Wierner. Atusparia. Ramdon House.

Dentro del abuso de autores hispanoamericanos que existe en la edición española, Wierner destaca por presentar una novela que no trata de los traumas personales, la lucha contra la victimización de una minoría muy minoritaria y a la que nadie hace caso realmente, o todas esos mismos clichés narrativos.

Scott Spencer. Despertar a los muertos. Muñeca Infinita.

Una muy buena novela política donde la falta de escrúpulos está presente enla figura del abogado protagonista.

Chinguiz Aitmátov. Más de un siglo se alarga el día. Automática.

Una de las grandes novelas rusas de los últimos tiempos. Siguiendo la estela de los legendarios de finales del XIX y comienzos del XX (fue publicada en la URSS en 1980), se cuenta la historia de un kazajo y sus reflexiones sobre todo lo que le rodea, la guerra, el amor, las tradiciones…

Gerald Murnane. Distritos de frontera. Minúscula.

Minúscula es de esas editoriales que tienen muchas cosas buenas y es difícil que destaque una por encima de todas las demás. O lo que es lo mismo, diversifican entre quienes leen los elogios sobre cada una de sus obras. Esta sobre un señor que se traslada en los últimos años de su vida desde una gran ciudad a un pueblo fronterizo en Australia es, tal vez, la que más se ha visto en redes.

Gustavo Faverón Patriau. Minimosca. Candaya.

Otra joya de Faverón. ¿Hay algo más que decir?

José Moreno. Gagarin o la triste certeza de viajar solo. La Navaja Suiza.

Hasta el momento nadie que lo haya leído ha dicho algo malo. Al contrario, muchas alabanzas. Posiblemente el mejor cuentista español en estos momentos (en lo literario, obviamente).

Otras formas literarias

Juan F. Rivero. Raíz dulce. Candaya.

Entre el poemario y la novela, entre la prosa y el verso, entre la biografía, la carta, la elegía y la ficción, Raíz dulce juega a situarse siempre sobre una frontera inesperada. Estructurado en torno a una larga historia de amistad truncada por la muerte, este libro recorre dieciséis años de vida y experiencias compartidas, pero también de distancia, soledad y miedo, como si fuera trazando una sinuosa línea de recuerdos sobre la que el lector, arrastrado por la corriente del lenguaje poético, va penetrando en el amor ajeno y la memoria personal. Así, Juan F. Rivero continúa explorando algunas de sus obsesiones literarias: la memoria, el amor, la muerte y la degradación del cuerpo que resiste.

Jon Fosse. Teatro. De Conatus.

Si le dieron realmente el premio Nobel es por su dramaturgia. Nada mejor que leerlo, aunque el teatro sea el gran olvidado de lo literario.

Keum Suk Gendry-Kim. Mañana será otro día. Reservoir Books.

Complicado elegir entre tantas novelas gráficas de calidad que se publican en España. Valga esta más reciente como muestra.

Libros bonitos

Además de calidad literaria hay libros que son bonitos en sí. Además de cualquiera de Reino de Cordelia (campeona en esto), estos dos son distintos.

Patrick Modiano y Pierre Le Tan. Memory lane. Anagrama.

Si un libro tiene los dibujos de Le Tan, esos tan característicos suyos, ya merece la pena para poder visualizarlos. Si, además, se le añade la narrativa excelsa de Modiano. Se logra llegar cerca de la perfección.

David Day. Los héroes de Tolien. Minotauro.

Si algo trata sobre el mundo Tolkien y además está encuadernado utilizando bajorrelieves, imitación cuero, papel de alta calidad y dibujos increíbles, se puede decir que es un libro bonito… e interesante para los fanáticos del autor inglés.

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