Miguel Ángel Gil es un veterinario que está en la lista Forbes de España. Con un patrimonio de más de 500 millones de euros conseguidos de la nada, se enfrenta estos días a eso que cuentan en las Escuelas de Negocio, la toma de decisiones. Hasta el momento no ha tenido que tomar muchas en su vida. Su padre y el socio de su padre le entregaron un equipo de fútbol en el que no habían puesto un duro y del que sacaron todo lo que pudieron (como alquilar el uso del estadio Vicente Calderón al propio equipo). Por arte de magia le llegó una solución en forma de entrenador que le ha permitido pasar diez años haciendo lo que más le gusta, “el rasking boling”.
Mientras el entrenador recuperaba a un equipo que había sido de los grandes de España hasta que su padre se quedó con él y lo volvía a poner en los puestos altos, él tranquilamente sólo cuadraba cuentas, la que entran por las que salen. Creyéndose el más listo del lugar, y seguramente mal asesorado por su hermano Óscar, vendió el patrimonio (el estadio) pensando que con eso pagarían el nuevo estadio y hasta sacarían dinero con la cantidad de pisos que se iban a construir. Algo como lo que tenían preparado (sólo que en versión chaletazos) en la ciudad deportiva de Alcorcón. Mal negocio. Pegada al Manzanares se quedó el alma, mientras el cuerpo se trasladó al fin del mundo. Sin alma, sólo quedaba dar otra forma al cuerpo y nada mejor que poner un logo en las camisetas, las cuales se han ido superando en cuanto al horror.
Esa falta de inversión, palabra que desconoce Miguel Ángel, al final ha acabado por notarse en el equipo de fútbol (de la misma forma que pasa con el equipo femenino). Pensaban que con poner cualquier cosa en manos del mago argentino valía… hasta que ha dejado de valer pues sin identidad hasta la bronca se ha trasladado a la grada. Se creyeron que esto es como hace Florentino Pérez, que con fichar tres o cuatro, acaba resultando, olvidando que lo más importante es fichar políticos, jueces y árbitros. Su amigo Enrique Cerezo lo ha intentando pero le ha salido como en las películas de Ozores, Pajares y Esteso. Ahora no le queda otra que tomar decisiones y jugársela.
Si el problema es el entrenador
Si el problema que tiene el Atlético de Madrid proviene del entrenador porque se ha desgastado después de once años al mando, pese a lograr la década más exitosa de su historia; porque parece que esa pereza se ve reflejada en el campo en unos jugadores que están confusos con tanto cambio de sistema; porque parece que el equipo no está entrenado (¿se sabe qué aportan Vivas o López?); porque hay una parte de la plantilla que ya no cree en su entrenador… ¿piensa Miguel Ángel hacer algo?
Según ha filtrado él mismo a la prensa, si despidiese al Cholo Simeone debería pagarle, a día de hoy, 76 millones de euros de finiquito. Si esto es verdad y no otra de las muchas mentiras que filtra, habría que reconocer que como gestor es idiota. A nadie se le ocurre poner un contrato garantizado en el fútbol. Si es mentira lo único que muestra es la cobardía inherente a su persona. No se atreve a dar el paso de rescindir el contrato del entrenador que le ha permitido estar al rasking boling. Porque sin el Cholo, la cara la tiene que poner él e igual se la parten. Como empresario debería valorar echarle porque ha lanzado tanta mierda desde sus sucursalitas mediáticas que está haciendo el ambiente irrespirable para el entrenador.
Si el problema son los jugadores
El problema puede provenir de los jugadores. Algunos de los cuales no deberían haber vestido la camiseta de las rayas canallas por su ínfima calidad. Para eso habrían bastado jugadores del filial, que peor no lo iban a hacer seguramente. Porque no saber dar un pase en condiciones no es problema de entrenador sino de jugador malo. Hay otros que están a lo suyo, al cachondeito, a las redes sociales, a las fiestas y no se centran. Y luego están los que tienen compromiso y no piernas.
Ahora cuentan que algunos ya están en plan pasota porque no creen en el entrenador. Una forma como otra de hacerle la cama. Si esto es verdad Miguel Ángel debería ponerles a la venta mañana mismo. Aceptar el precio que llegue y no permitir que sigan manchando la camiseta que visten. ¿Reemplazos? Como dinero no le gusta gastar, chavales del filial, un once comprometido y hasta donde se llegue. Y dejar a Berta libertad para fichar, sin direccionarle hacia algunas cuadras que bastante tiene con el poco dinero que le ponen en las manos. Si el Cholo necesita un central, dejarle fichar el que estime, no uno de tal o cual representante que le invita a cenas o fiestas con chavalas.
Tomar decisiones no es tan difícil
Le toca mojarse. O con el entrenador (y los jugadores que están con él a muerte) o con los jugadores. Eso de reunirse con los capitanes en su casa de La Finca para ver cómo está el ambiente, cuando ya se tiene una idea de ello, está muy bien de cara a la galería. Lo que hay que hacer es tomar decisiones. Si quiere echar al Cholo es muy probable que se pueda llegar a un entendimiento rápido. Si se quiere echar a jugadores, ya que sus amanuenses han dicho que son buenísimos, tampoco habrá problemas de ventas. Pero hay que tomar una decisión.
Cabe preguntarse si sabrá o tendrá la valentía de tomar la decisión. Tantos años de rasking boling pasan factura mental. Y es verdad que ya no tiene la mayoría de las acciones de la Sociedad Anónima Deportiva. Tendrá que hablar con sus socios financieros que estarán tan expectantes como la hinchada rojiblanca. Sus acciones pueden valer más o menos dependiendo de la decisión a tomar. Pero que tiene que tomarla ya es obvio. No es la primera vez que el aficionado ha visto como el equipo se caía y no se levantaba hasta coquetear con el descenso (lo del descenso es una historia oscura con Gil, entre bambalinas, moviendo todo para bajar y cobrar el seguro).
Habiendo un mundial entre medias tiene tiempo más que suficiente para que la decisión tomada tenga efectividad. Si echa al entrenador, al nuevo (que no será de esos que venden en los medios) le da tiempo a preparar todo. Si son los jugadores a la vuelta del mundial tendrían que tener preparados los nuevos contratos y las salidas (porque jugadores mundialistas no van a fichar, evidentemente). Y esto contando que venzan al Almazán aunque sea por vergüenza torera. Como no sea así, mejor que Gil venda cuanto antes sus acciones porque el fuego de la hinchada le pillará. Ya no habrá manera de salvarse.