No hay nada mejor que intentar fardar ante los medios de comunicación para meter la pata. O intentar hacerse pasar por magnánimo después de haber impuesto el dedazo en las listas de tu partido. Vienen repitiendo en distintos medios de comunicación tanto José Luis Ábalos como Santos Cerdán (secretario de organización y secretario de coordinación territorial respectivamente) que no ha habido ningún tipo de ajuste de cuentas, que los “retoques” en las listas “colocando” a personas desconocidas (Cornejo dixit) ha sido solamente saber descifrar las verdaderas intenciones de la militancia. Y para que veamos cuán magnánimos han sido confiesan no haber tocado las listas de las candidaturas autonómicas, “y eso que podríamos haberlo hecho” apuntillan.
La proposición es una falsedad en el contexto en el que se ha realizado. Mienten a sabiendas los dos dirigentes socialdemócratas, aunque encarguen a los amigos artículos hagiográficos, porque las listas autonómicas ni se han elaborado. Si sólo se refieren a las valencianas, mejor decir que se había pactado con Ximo Puig anteriormente. Pero no, en el contexto expresado no eran sólo las listas autonómicas del País Valenciano, sino todas. Y ahí está la fardada que sale mal, esa mentira para parecer lo que no se es. Ni en Madrid, Castilla-La Mancha, Aragón, Cantabria, Asturias, por citar unas cuantas federaciones se han elaborado las listas. De hecho en la mayoría de ellas se están elaborando esta semana misma. Por tanto cómo iban a revisarlas si no existen.
El problema de tener unas listas casi completamente “sanchistas”, ha olido a cuerno quemado en los medios de comunicación y entre la militancia (recuérdese que el 50% de la militancia del PSOE no votó a Pedro Sánchez). Se les ha caído el castillo de naipes de la democracia interna como seña de identidad. Algo que ya habíamos avisado en estas mismas páginas hace tiempo al denunciar que el PSOE se había convertido en una especie de URSS con el nuevo reglamento. Lo aceptaron las baronías porque les conviene a nivel regional y Ábalos y Cerdán ahora sólo han hecho lo que se les permite, pasarse las votaciones por la ética destruida. Como ha hecho José Manuel Franco, en la Comunidad de Madrid, al presentar unas listas que no se correspondían con los votos obtenidos por los candidatos y candidatas (en breve les informaremos más detalladamente). Un PSOE convertido en reino de taifas más allá del centralismo democrático.
Cambian Ábalos y Cerdán la cultura de partido en el PSOE. El ganador tenía buena parte del melón pero se repartía y se respetaba el pluralismo interno. Ahora sólo cabe la voluntad de la cúpula sin mirar la capacidad, el mérito, la representatividad social o la experiencia y militancia (tal y como indica el artículo 278 del Reglamento, por cierto). No se espera que haya cambios en los listados de las Comunidades Autónomas, salvo alguna cuestión escandalosa, porque ya los barones pueden cambiar a su antojo “justificando” las listas. Y no hay nada tan sencillo de justificar como “por mis…”.
Después de esta bronca, que en Galicia ha tornado en destrucción del PSdeG, vienen las elecciones y ya se verá si los electos y electas dan la talla como grupo parlamentario de apoyo al Gobierno (tarea más complicada que la de oposición), o son primera oposición y con puñaladas entre ellos. Porque, de no lograr formar gobierno, no se extrañen de que algunos sargentos chusqueros de hoy quieran ser generales mañana asesinando, cual Brutus, al César. De hecho, alguno ya ha barajado esa posibilidad en cenáculos madrileños. Aunque el establishment quiere un gobierno estable y eso pasa por PSOE-Cs (veremos qué opinan las bases del PSOE) o PP-Cs. Buena parte de la Ejecutiva de Ferraz desean el primero obviamente, pero habría que convencer a la militancia de que lo ideal es pactar con la derecha y poner a Rivera de vicepresidente y a Girauta de ministro de Cultura.