La última vez que se produjo una investigación similar en la Comunidad de Madrid, el ex-presidente Ignacio González acabó en la trena. No sería extraño que, tras una minuciosa auditoría de las cuentas y la actividad (si es que la hubo) de la fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social, el actual dirigente neofascista Santiago Abascal (o Abas-Kal por su financiación iraní) acabase en el banquillo de los acusados. El chiringuito madrileño para colocar al enchufado de José María Aznar y Esperanza Aguirre y que viviese del momio y sin dar golpe va a ser investigado por el Tribunal de Cuentas a petición del grupo parlamentario de Podemos en la Asamblea de Madrid.
También han realizado la petición de una Proposición no de Ley (PNL), firmada por la portavoz Clara Serra y el impulsor de la misma Hugo Martínez Abarca para que la Comunidad de Madrid, que dirige el defenestrado Ángel Garrido, encargue “una auditoría que fiscalice la actividad de la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social, de la justificación de sus gastos y la actividad de sus directivos y, en su caso, exija las responsabilidades que se puedan derivar del resultado de tal auditoría”. Lo que podría suponer la devolución de los dineros gastados o presentar el informe en la Fiscalía anticorrupción si se diese el caso. Recuerdan los diputados madrileños que Abascal, durante su comparecencia en la comisión sobre corrupción en la Asamblea de Madrid, ya había reconocido “la falta de actividad y de justificación de la citada Fundación”. Pero nada dijo sobre las actividades y los gastos que se llevaron a cabo.
De hecho la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid reconoció en su informe que los gastos y la actividad eran completamente opacos a la fiscalización y que, para desgracia de la institución controladora de los dineros públicos, no se pudo contactar con los dirigentes de la fundación a fin de suministrar la información requerida. O lo que es lo mismo, Abascal evadió su responsabilidad de entregar información a la Cámara fiscalizadora. ¿Por qué? La imaginación puede correr libremente y pensar en oscuras componendas, por eso tanto la petición al Tribunal de Cuentas como la auditoría que debería llevar a cabo la Comunidad son tan importantes. Ya que no queda constancia alguna de los fines de interés social que debían implementarse.
El diputado Martínez Abarca es claro al respecto, entiende que después de la auditoría se deberán “exigir las responsabilidades que puedan derivar a sus directivos”. Y como directivo de la misma Abascal sería responsable de lo que hubiese podido ocurrir, desde estar allí solo, fané y descangallado para lucrarse personalmente, hasta las diversas acciones que hoy son opacas y que pudieran ser irregulares. Pues como es lógico nadie opaca acciones que son reglamentarias y beneficiosas. “En realidad sólo buscaba recursos para un fanático y un jeta como Santiago Abascal, el líder de Vox, y que entonces estaba al servicio de las mamandurrias de Esperanza Aguirre” ha declarado con contundencia el diputado podemita. La verdad es que esa manía de no presentar las cuentas la ha trasladado el señor Abascal a su organización neofascista que no ha entregado las cuentas de su campaña electoral de 2014, que se sufragó con dineros de una entidad integrista islámica y fomentadora del terrorismo de iraníes. Lo que podría traerle otra citación como dirigente de su partido político. El banquillo de los acusados le espera, como a los mafiosos, por cuestiones fiscales.